🌕Lucien – Parte 2

634 Palabras
El eco de aquella voz resonaba todavía en sus huesos. “La sangre llama.” Elena retrocedió un paso, y el susurro pareció seguirla como si la g****a pudiera ver. La cámara bajo la tumba parecía respirar, o quizás era ella quien hiperventilaba, con el corazón martillándole en las costillas. Adrian seguía allí, quieto, casi inmóvil. Su presencia era tranquilizadora y perturbadora al mismo tiempo. Había algo en él… algo contenido. Como si él mismo fuese un sello que luchaba por no romperse. —¿Qué era eso? —susurró Elena, aunque ya conocía la respuesta. —Una voz que no pertenece a este mundo. Y sin embargo… está enraizada en él. En Valdheim. En tu sangre. —¿Mi sangre? Adrian asintió con lentitud. —No solo heredaste la casa. Heredaste el deber. El sello fue creado por tus antepasados, con rituales que la Iglesia y los brujos olvidaron… o prefirieron olvidar. El sacrificio que hizo tu madre fue solo el último de muchos. Pero se está debilitando. Elena bajó la mirada hacia el cuerpo de su madre. No podía evitar sentir que la mujer que yacía sobre el altar no era exactamente la misma que la crió. Había algo más en ella… una fuerza desconocida, una sabiduría antigua. —¿Y si la g****a se abre? Adrian la miró fijamente. —Entonces Valdheim arderá. Y no solo Valdheim. El pacto fue lo único que mantuvo a los devoradores de esencia lejos de este mundo. Si regresan… nadie sobrevivirá. Elena sintió una mezcla de rabia, confusión y miedo. ¿Cómo era posible que su madre hubiese llevado esa carga sin decirle nada? ¿Por qué no la preparó? —¿Por qué yo? —preguntó, con voz quebrada—. Yo no sé hacer rituales. No sé nada de esto. Yo… no soy como ella. Adrian se acercó con pasos lentos, y aunque no la tocó, su presencia la envolvió como un abrigo pesado. —Aún no lo sabes, pero lo serás. Tienes su sangre. Tienes su mirada. Y tienes el cuaderno. Elena lo sacó del bolso. Las páginas vibraban, como si algo dentro respondiera a la energía del lugar. —En él están las pistas. Los símbolos. Las palabras antiguas. Pero necesitas algo más. Una guía. —¿Tú? Adrian negó con la cabeza. —Yo solo soy un vigilante. Un guardián de los márgenes. Tú necesitas a alguien que conozca la historia completa… incluso las partes más oscuras. Alguien que estuvo en ambos lados del pacto. —¿Quién? Adrian pronunció el nombre como una sentencia: —Lucien. --- Esa noche, Elena soñó con fuego. El cielo sobre Valdheim era rojo como sangre coagulada, y las casas ardían mientras criaturas aladas descendían desde las montañas. Escuchó a su madre llamarla, pero su voz salía desde la g****a. Cuando se acercó, vio el altar. Vacío. Y en su lugar, su propio cuerpo… tendido, inmóvil, con los ojos abiertos y negros como abismos. Despertó gritando. La luz de la mañana apenas había comenzado a filtrarse por la ventana cuando escuchó un golpe en la puerta. Se levantó con el corazón acelerado y tomó el cuchillo otra vez. Al abrir, no había nadie… pero sí un sobre. Sin remitente. Sin nombre. Lo abrió con manos temblorosas. Dentro, una hoja doblada con tinta roja. Un mapa del bosque… y una palabra: "Medianoche." En la esquina inferior, el mismo símbolo que había visto en la tumba. Pero esta vez… acompañado por una firma garabateada: Lucien. --- Elena sintió que algo cambiaba. Como si el destino, o algo más antiguo aún, la estuviera empujando por un sendero del que ya no podría salir. Sabía que debía ir. Sabía que Lucien era la siguiente pieza del rompecabezas. Pero no sabía si él sería su aliado… …o su perdición.
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