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575 Palabras
4 de febrero 1986 Camila, la paso mal. Sé que tu viaje estuvo genial y disfruté leyendo los detalles, más las cosas increíbles que vistes. No sé si te aturda con mis tontos problemas. Estaba corriendo en la pista de atletismo, era la clase de educación física. - ¡Los…odio…a…todos…! – Decía con la voz entrecortada porque me faltaba la respiración. - Lucas, usted no puede odiar al universo entero solo porque no ganó una pelea. – Me dijo Jonas quién corría junto a mí. - Tú no entiendes eso, es el orgullo. Perdí la dignidad ayer. - Sí, lo entiendo, me pasa igual cada vez que pierdo una carrera. Exploto. Debe tranquilizarse y pensar en otra cosa, no creo que él se vuelva a meter con usted, no tiene motivos. - No creo que eso vaya a parar. Durante toda la mañana y tarde de ese día, sentí las risas de Isaac y su grupo cada vez que me veían. Pasó lo mismo en el comedor, me decían cosas estúpidas y me arrojaban papeles, como los detesto. En menos de veinticuatro horas logré forjar un enorme odio hacia ellos. Mi lista negra estaba a punto de explotar, más movida que nunca. El número de plebeyos aumentó a 95. - ¡Todos a las duchas! Transcurrieron un par de semanas y opté por unirme al equipo de natación, el cual no tenía mucha gente, solo unas ocho chicas, cinco chicos y un par de chicos con sobrepeso, entraron obligados por el padre Aristizábal para que bajaran unos cuántos kilos. Ellos entrenaban para competir con otras escuelas, pero no había logrado tener grandes títulos aún, eso es porque aún no ha llegado alguien genial como yo. Les llenaré los estantes de trofeos, tanto que tendrán que hacerme una estatua en posición fetal. Es broma, sabes Camila que nado de lo más común, espero mejorar en el equipo. Los ensayos eran dos veces por semana a las 6 am y pensé que sería difícil acostumbrarme a estar ahí, pero no lo fue en absoluto. No creí que me pudiera irme tan bien ahí, era genial, era muy relajante estar en el agua dando brazadas, aprendí todo muy rápido, técnicas de respiración, como mover correctamente los brazos y piernas, saltar al agua, nadar bocarriba y adquirir más velocidad, no sé cómo pude aprender esto en tan poco tiempo, era increíble y me llevé bien de inmediato con las chicas, en especial con una. Angélica. Espero que las cosas mejoren, te quiere Lucas -------- 9 febrero 1986 Querida Camila ¿Cómo estás hoy? Espero que bien, siempre lo estás, por eso te adoro tanto. Lamento decirte que yo no, no sé que me sucede, no sé si ya habré perdido la cabeza o si los aliens me raptaron en la noche y me insertaron un chip en el cerebro, pero estoy confundido. En la clase de ética de esta mañana, sentí la mirada de Isaac, me veía fijamente y eso me hacía sentir muy nervioso, tanto que me costaba concentrarme y escuchar lo que decía la hermana. - En la clase de hoy, forjaremos nuevos lazos para que haya amistades eternas. ¿Algún voluntario para escoger a su compañero primero? – Preguntó la hermana e Isaac levantó la mano. - Escojo a Lucas. Eso dijo y desde ahí me he sentido tan extraño, no sé que me pasa. Te quiere Lucas
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