—Ya era hora que llegarán, estaba esperando por ustedes —Marcelo se levantó de su asiento y dirigió hacía donde su hijo y su ahora mano derecha, se encontraban.
—Hoy tendremos una operación muy importante, debo estar presente, Franco la seguridad de mi hijo esta puesta en tus manos, lo sabes ¿verdad? —Franco asintió, este era un paso en el mundo de la Cosa Nostra y no pensaba desaprovecharla.
—Claro Marcelo, puedes irte sin preocupación alguna, Bastián estará protegido las veinticuatro horas del día lo sabes —Marcelo asintió, conocía las capacidades de Franco, pese a que él no le había dicho la verdad, había investigado por su cuenta y se dio cuenta de la experiencia de Franco con el manejo de armas su vida en las calles y el pasado delictivo que le precedía y como había logrado salir adelante y hacerse con su propio negocio le había dado la confianza de creer en él y poner lo más preciado de su vida que era su propio hijo.
—No te olvides de la entrega que tienes que hacer el día de mañana —Franco asintió, mientras Marcelo salía de la biblioteca, Bastián no hizo comentario alguno sobre lo ocurrido la noche anterior se había ido antes del amanecer, por temor a que su padre descubriera que se había acostado con su amigo y socio, no es que no estuviera enamorado pero su amor no sería bien visto por los del Clan Mancini aunque si por el fuese lo gritaría, pero no si la vida de Franco corría peligro, al menos sabía que si su padre aceptaba la relación los demás tendrían que hacerlo obligatoriamente aunque no compartiera su felicidad.
—En qué piensas —Franco se acercó y tomo entre sus brazos, Bastián se estremeció sentir cada musculo a través de la ropa no se comparaba a sentirlo piel a piel, pero hacía que su cuerpo se calentara de sobremanera, sin embargo no podían hacerlo ahí, no mientras su padre siguiera en la casa y era consciente de eso.
—En ti, en mi padre y en mí, ¿sabes que corremos el riesgo de terminar con una bala en la cabeza si mi padre no aprueba nuestra relación?— Bastián no se liberó pero si controlo el impulso de besarle locamente
—Lo sé, es tu padre, no será capaz de hacerte daño —Bastián sabía que esas palabras eran ciertas, ¿pero mientras que pasaría con Franco si, su padre los descubriera?
—Lo sé, me preocupo por ti, ¿lo sabes verdad? —Bastián se liberó del abrazo para sentarse y poner una distancia sana, había escuchado los pasos en la baldosa, seguramente era uno de los hombres de su padre o su padre mismo.
Bastián agradeció su fina audición y haberse separado de Franco justo a tiempo para ver llegar a Javier, no sabía porque pero tenía el presentimiento que si llegaba a descuidarse este hombre terminaría con él en un abrir y cerrar de ojos.
—Que haces aquí— Bastián sonó rudo sin querer, no era el mejor camino por lo que respiro y sonrió ya mucho más calmado ahora, mientras Javier observaba con una ceja levantada al menor
—Vaya manera de recibirme Bastián —Javier observo detenidamente a Bastián pero su atención estaba atrapada en Franco Ferretti
—Lo lamento, por favor - Bastián señalo el sofá para que Javier se sentará y servía personalmente el vaso de Whisky, era su manera de disculparse —Que te trae por aquí mi padre se ha marchado —Bastián sirvió dos vasos más y se acomodó a una distancia prudente de Franco
—Tu padre les ha informado sobre el cargamento que llega mañana desde sur de España, tenemos ciertas dificultades, la policía esta vigilante es como si de alguna manera están enterados de lo que sucederá es mi responsabilidad hacer que la carga llegue a Italia, pero es sumamente tu responsabilidad que nadie la intercepte sería una ruina completa para el negocios con los Marroquíes si perdemos el Hashish, quedaremos mal no solo ante ellos, somos una flota de transporte seguro, todos nuestros clientes pueden dudar de nosotros en especial de ti —Bastián vio claramente a través de Javier le había tirado la pelota a su tejado.
—No te preocupes tanto por eso Javier, puedes tener la seguridad que mañana tendrás unos cuantos ceros más a tu cuenta personal —Bastián no dudo, en su cabeza estaba dando forma a su nuevo plan, sólo Franco y él sabrían lo que había que hacer.
—Si me das garantías me marcho, que tengas un buen día —Javier sonrió pero sus ojos no dejaron a Franco, había algo en él que no le gustaba e iba a descubrir tarde o temprano lo que estaba escondiendo.
—Ten un buen viaje —Bastián se puso de pie para despedir a Javier, viendo partir al mayor se pudo relajar.
—¿Qué es lo que piensas hacer? tu padre me matara si sabe que estás involucrado en la entrega - Franco se puso de pie y camino para acercarse al menor
—No te confundas Franco, Javier no vino para hablar sobre el problema de la carga desde ayer pude notar que tiene algo contra ti, ¿le has hecho algo y no estoy enterado? —Bastián se giró para quedar ahora cara a cara con el mayor.
—No lo había visto nunca en mi vida antes de ayer, no entiendo porque tendría que tener algo en contra mía —Franco tomo la cintura de Bastián y lo pego a su fornido y tonificado cuerpo, mientras su nariz acariciaba la mejilla del menor.
—Eso espero, odiaría que me mintieras —Bastián se dejó hacer por un momento, disfruto de los cálidos brazos de Franco y de su caricia, pero luego se aparto
—Debo confesar que amo este momento, peo tenemos trabajo por hacer —Franco dejo que se liberara de su abrazo, era consiente que el trabajo que tenían por delante era sumamente importante por lo que enfriando su mente se concentró en los detalles de la entrega, Bastián era bueno planificando algo que hasta entonces desconocía debía admitir que cada detalle estaba pensando hasta lo más mínimo, sería difícil que la policía y la aduana pudiera interferir en la entrega en Italia.
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—¿Qué tienes en mente? - El hombre estaba viendo fijamente su copa de vino, mientras la removía lentamente.
—El niño es, su debilidad, sabes lo que tenemos que hacer, mañana haremos que la entrega fracase Marcelo se volverá loco si sabe que su cachorro ha perdido la mercancía, los rusos no perdonan demoras, sabes lo que eso significa por lo tanto, sabes lo que tienes que hacer —El hombre sonrió abiertamente, mientras su hombre asentía a la orden de su jefe.
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—¿Estás loco?, no puedes hacer la entrega personalmente Bastián —Franco, no podía creer hace un día atrás había aprobado los planes de Bastián, pero ahora no estaba tan seguro, Bastián había cambiado a última hora todo.
—No tienes que preocuparte Franco, puedo hacerlo, el aterrizaje en pistas cortas son mi especialidad —Bastián sabía que Franco estaría sorprendido pero en este negocio la sorpresa era la garantía al éxito
—Iré contigo, no te dejaré solo, se lo he prometido a tu padre —Franco no pensó ni un solo minuto en dejarlo, necesitaba asegurarse de que todo saliera bien.
—Está bien, vamos entonces —Bastián subió a la avioneta, era una suerte que su cabeza retuviera toda información aprendida apenas el día anterior.