CAPITULO 3

2061 Palabras
Franco vio con fascinación como los hermosos ojos de Bastián se habrían ante la sorpresa frente a él, su padre había organizado una pequeña fiesta y no cualquier fiesta, había vino, comida y un hermoso pastel, sobre la larga mesa de la mansión, también la gente sentada en ella, sabía que eran socios de Marcelo y posiblemente algún familiar, realmente no sabía con seguridad hasta qué punto estaban involucrados o si eran los representantes de su líder, pero era el momento de saber qué y quienes integraban el peligrosísimo Clan de La Cosa Nostra, había llegado a Sicilia por eso y ahora tenía la oportunidad de conocer a cada uno de ellos y estaba seguro que lo mismo pasaba con Bastián, su padre lo había educado, entrenado durante los últimos dos años justamente para este momento y Franco podía decir que estaba listo para ello, pero Marcelo no estaba muriéndose, por lo que Bastián entraría sólo a formar parte del círculo por el momento. —Hijo saluda a tu Familia, por fin estamos reunidos —Bastián observo a cada m*****o de la Cosa Nostra, sentados frente a frente, los dirigentes de operaciones, ante el líder absoluto y su único heredero se reunía por primera vez. —Bienvenidos —Bastián extendió su mano a cada m*****o uno a uno mientras su padre le iba presentado con nombres y apellidos, Bastián se mantuvo en calma, sin hacer notar su nerviosismo era la primera vez entre hombres curtidos y con experiencia la suficiente para temerles, pero no él, no el heredero de la casa Principal de la Mafia Italiana, por lo que sus ojos se transformaron en fríos y autoritarios. Franco permaneció en silencio observando cada detalle, había entrenado a Bastián durante los dos últimos años, pero había algo que él no le había enseñado y era esa serenidad que de repente lo abrumo, era el futuro del imperio Mancini. —Javier, Jefe en España, Máximo en Tailandia, Mateo en Canadá y Valentino en México. —Bastián tú serás el encargado de Italia y Sudáfrica hasta el momento que heredes el Cartel— Bastián asintió, viendo a todos los presente, ellos, eran su familia al menos compartían el lazo sanguíneo Mancini, formaban parte del mismo grupo, su padre un poderoso Mafioso, tomo asiento y levanto la copa para sellar el momento con un brindis, su madre lo había instruido muy bien para este momento, siempre evitando quedar con la guardia baja en un mundo de tiburones, hoy lo agradecía profundamente. Se sentó y Franco lo hizo a su lado, a escondidas de las miradas que aún se centraban en él, sintió la palma de la mano de Franco sobre su pierna, con un ligero apretón, le hizo saber que estaba ahí para él, agradeció en silencio la muestra de compromiso que este hombre le estaba dando. La cena transcurrió sin mayores problemas e inconvenientes, todos comían y degustaban de la recepción, aunque Bastián estaba seguro que más de uno de los miembros sobre la misma mesa lo observaban, era lógico debido a su edad, siendo el menor de todos los hombres presentes y al ser el único heredero todos le rendirían cuentas en su debido momento. Sabía de sobra que en el mundo en que su familia se movía su puesto, sería codiciado por muchos hombres, incluso por parientes lejanos, su madre lo había protegido entonces durante quince años hasta el día del accidente, su madre se encargó de que sus emociones no se reflejaran con claridad en su rostro o gestos. Observo en dirección una vez más hacia Franco quien conversaba con Máximo y Mateo, podía sentirse celoso de no tener la atención del hombre sobre él, pero recordó lo que le había dicho mientras descansaban de la acalorada cabalgata y el muy apasionado beso que compartieron, "Te espero esta noche en el Búngalo", su cuerpo entero se estremeció, estaba enamorado de un hombre, lo cual hubiese sido sencillo si no fuera m*****o de una mafia y aunque su amor significaba ponerse y poner a Franco en peligro, nunca antes había sentido atracción por ningún otro hombre, pero Franco era la excepción ese misterio salvaje lo atraía peligrosamente, hacía su cuerpo vibrar con anticipación y con sus pocos años sabía que no se trataba de algo pasajero, era algo profundo que lo excitaba y aterraba con la misma fuerza. —Te encuentras bien —Franco preguntó discretamente disfrazando su pregunta con una sonrisa que no fue insinuante pero que a Bastián le calentó el corazón y excito, el peligro de ser descubiertos hacía más interesante el intercambio de palabras. —Sí, espero que esto termine pronto— Bastián tomo un nuevo sorbo de vino, descarto el Whisky nunca antes lo había probado y recordando las palabras de su madre "Las reuniones familiares y los negocios Bastián son exactamente lo mismo, nunca bebas más de lo que sea necesario, un hombre debe estar alerta y con todos los sentidos en su justo lugar, nunca sabes cuando la traición puede tocar tu puerta" , no había preguntado entonces que es lo que su madre quería decirle, hoy podía comprender a la perfección el mensaje, la tensión en el ambiente era palpable pese a que al menos los invitados ponía énfasis en disimular, pero estaba ahí y por un momento sintió sofocarse. —¿Podrás venir a mí? —Franco dejo la copa y tendió su mano despidiéndose del festejado —Puedes estar seguro —con un movimiento de cabeza acepto la despedida y lo vio dirigirse hacia su padre. —¿No es demasiado mayor para ser tu amigo? - La voz de Javier, llamo su atención —Es socio y amigo privilegiado de mi padre, el hecho que le permitiera conocer hoy a los principales cabecillas de la Familia Mancini debería decirte mucho Javier, en tu lugar cuidaría mucho mis palabras. —Sólo fue una observación, no te ofendas Jefe - Javier sonrió mostrando sus dientes blancos y perfectos, sin embargo la molestia en sus ojos le dijo a Bastián que Javier podía ser su verdugo, aunque entre familia que tenían, la traición se pagaba con muerte, estaba seguro que al menos, uno de los cuatro hombres podría hacerlo o estaría tentado. Bastián suspiro por fin una vez que todos se habían marchado, ¿Por qué no se quedaron? Sencillo serían blanco fácil si dormían todos en la misma casa... —¿Has disfrutado de esta noche? —Marcelo camino hacía la casa junto a su hijo —No, puedo con esto y tengo que decirlo, realmente ¿crees que si asumo el mando, ellos no atacarán? ¿Puedes garantizarlo padre? afortunadamente tu no estas moribundo porque estoy seguro que de ser así, uno de ellos si no es que todos cortarían mi garganta sin miramientos— las palabras detuvieron a Marcelo —Estas bromeando —Bastián sostuvo la mirada de desaprobación de su padre al dudar de la lealtad de la familia.  —No los viste, se cuestionan el hecho de que permitieras a Franco estar presente, ni siquiera lo nombraste, quedo relegado como una sombra, ¿Por qué lo invitaste en primer lugar? —Bastián no había preguntado pero no se le había olvidado ese detalle, revelarlo ante los demás miembros había sido ponerlo en peligro. —Franco tiene un lugar indiscutible y si no lo presente ese porque ahora conocen su rostro más no su nombre, sabes que si alguien quiere ir detrás de ti, primero tendrán que tumbarlo —Bastián se encogió ante eso pero no lo demostró. —Buenas noches padre —cambio el rumbo de su destino una vez que estuvo fuera de la vista de su padre. El bungalow no era desconocido para él había estado muchas veces antes pero ninguna vez con los deseos encendidos que llevaba ahora, pudo ver la silueta de Franco sentado en el largo sofá de cuero n***o, la luz de la luna se filtraba a través del ventanal, la mirada que le dirigió caliento cada rincón de su inexperto corazón, pudo notar el pecho desnudo y bien tonificado del hombre La mano de Franco se extendió ante sus ojos, llamándole, invitándole y el correspondió sin dudas, coloco la palma de su mano sobre la del mayor, sintiendo la electricidad acariciar su cuerpo, una sensación antes desconocida pero muy placentera. —Estaba esperando por ti —Franco se levantó mientras quedaba de frente a Bastián, podía ver el deseo en los ojos del chico, su piel estaba eriza y el conocimiento le hizo sonreír. Bajo su boca sobre, la boca de Bastián, tratando de conseguir ese ardiente calor del que disfrutaron en el campo aquel mismo día. Franco, elimino la playera de Bastián dejando caricia que se sentía maravillosamente pecaminosa por cada centímetro de su piel hasta ahuecar su polla a través del pantalón, Bastián dejó escapar un jadeo de satisfacción al sentir aquella poderos mano sobre su m*****o, Franco no se separó de su boca mientras desataba el cinturón y la pretina del pantalón del menor, dejando que cayera alrededor de sus pies, haciéndolo de nuevo gemir de placer cuando sus dedos rozaron su piel sobre calentada, Bastián se restregó contra las caricias del mayor. Franco se sentó de nuevo en el sofá, trayendo consigo y sobre su cuerpo, el cuerpo del menor, sus bocas luchaban por la supremacía pero Bastián era reducido rápidamente por la experiencia de Franco, sus manos no estuvieron quietas recorrieron sus cuerpos en otra batalla sin tregua. Franco bajo su mano entonces a la virginal entrada de Bastián, rozándolo, tentándolo, abriéndolo, Bastián gimió cuando uno de los dedos de Franco intento abrirse paso, encontrando resistencia entonces Franco llevo su mano a su boca y mojo sus dedos con la saliva de Bastián y volvió para atormentar su entrada, logrando gemidos eróticos del menor con cada intento de penetración. Bastián sin poder evitarlo y por instinto se restregó contra la dura erección escondida aun en el pants de Franco, mientras luchaba con una mano para liberarlo y sentir su dura carne contra su piel. Franco dejo que el chico lo despojara de sus prendas no tenía nada debajo, estaba listo para él.  Bastián expuso su entrada, mojada y dilatada por los dedos de Franco, mientras gemía entre el dolor y el placer, escucho el sobre del condón romperse pero dejo de pensar, al sentir la firme erección del mayor abrirse paso en su interior, mordió el hombro de Franco para evitar gritar, cuando el falo atravesó su anillo y se enterró en lo profundo de su cuerpo... —Oh cielos, esto es tan – Bastián no sabía cómo describirlo —siento que tocas cada parte de mi interior —gimió antes de ser besado posesivamente por Franco y penetrado al mismo tiempo, sus caderas se mecieron al ritmo lento y torturador, pues aun dolía tenerlo dentro. —Sí, Bastián gime, para mí, no te contengas —la voz de Franco era como el canto de una sirena para el chico, quien dio rienda suelta a sus gemidos, provocando placer en el mayor, las embestidas fueron en aumento, Bastián no podía aferrarse ni a su voluntad, estaba a merced el hombre debajo suyo, eran uno danzando, entregándose al amor y la pasión, sin poder evitarlo Bastián salió a su encuentro movió sus caderas al ritmo enloquecedor al que ahora Franco lo tenía y cabalgo al hombre, sin experiencia pero con entrega total. Bastián gimió cuando Franco le cambio de posición y lo colocó en cuatro sobre la mano del sofá, entonces lo penetro duro y rápido, tan rápido que la sensación de en su bajo vientre lo abrumo por un momento antes de dejarse llevar por el orgasmo abrazador que lo atravesó, haciendo que se vaciara sobre su vientre y el n***o sofá de cuero. El gemido de Franco surgió desde lo profundo de su garganta, cuando sintió las paredes anales de Bastián apretarlo y aferrarse a su dura erección que moverse fue casi un suplicio placentero, logrando que se corriera duro dentro del condón, hubiese deseado llenarlo de él, pero no era estúpido y Bastián se lo agradecería más tarde. Bastián sin poder sostener su cuerpo cayo rendido sobre el sofá mientras Franco se desplomaba sobre su cuerpo. Ahora no importaba nada, solo este maravilloso momento, luego pensaría una manera de lograr que esto no terminara jamás.
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