Alexander había logrado rescatar a Jared cortando uno de los tentáculos de aquel monstruo, Jared estuvo a punto de caer, pero el detuvo aquella caída con ayuda de sus alas, de pronto el monstruo tomo la forma que él conocía, lo miro y giro la cabeza realmente rápido, mientras recuperaba la parte del cuerpo que le había sido arrancada con la espada.
-Alexander-dijo con una ligera sonrisa al verlo, su cabello era completamente blanco y su piel tenía unas pequeñas escamas como un lagarto, los ojo rojos brillaban en la oscuridad y estaba completamente vestido de n***o, demasiado elegante pensó Alexander
-Lucius-dijo de la misma forma y espero que este no se dispusiera a atacar a Jared o a correr lejos de él
-Esto será divertido-dijo sonriendo más ampliamente y se acercó corriendo para atacarlo, en un movimiento rápido él lo esquivo-Deber ser frustrante ser el único ángel entre tantos demonios-levantó las manos y Alexander escucho los gruñidos de los demonios, pero pronto todo se vio iluminado por el fuego que desprendían algunos. Lucius los miro mientras varios de ellos descendían y solo quedaban los rastros de ceniza y el olor- ¡No! -dijo y miro al edificio donde sabía que Amalia debía estar
-Verónica-dijo Alexander con un susurro y Lucius lo miro-No te preocupes por Amalia, estoy seguro de que la veras pronto y a toda tu legión-dijo y se elevó en el aire para alejar a los demás demonios que ya estaban cerca de él y descendió con la espada apuntando a aquel demonio que apenas tuvo oportunidad de moverse.
Cuando todos los demonios de la legión trece descendieron Alexander se sentía cansado, hacer una cosa como esa ayudaba, pero al mismo tiempo les causaba malestar, matar a los comandantes era difícil para todos los ángeles, excepto para los arcángeles, miro a Jared que seguía en el mismo lugar donde la había dejado, a partir de eso momento Jared iba a poder verlo todo el tiempo y estaba completamente seguro que desde ese momento la vida de aquel chico que parecía en shock iba a ser su responsabilidad, se acercó a él y Jared se alejó de él temiendo por su vida
-Estas a salvo, no voy a hacerte daño-dijo y Jared lo miro sin saber si podía confiar en el ángel con una espada afilada en la mano-No tengas miedo, ¿de acuerdo? -dijo y Jared asintió lentamente, lo ayudo a ponerse de pie para ir hacia el edifico y por Verónica
- ¿No mandarás refuerzos? -Gabriel camino de un lado al otro, había llagado con una sola idea en la mente, hacer que Él lo escuchara antes que nada más y de esa manera cumplir su parte del trato con Alexander, pero sabía de antemano que eso no sería nada fácil si se trataba de Él
-Esa es mi decisión-la voz resonó en la habitación, sospechaba desde el momento en el que entro a la habitación que esa sería su respuesta, pero no se iba a rendir y Él lo sabia
-Aún después de lo que te conté, no piensas hacer nada por ellos-Gabriel lo miró-Tenemos una oportunidad muy buena en nuestras manos y, ¿vas a desaprovecharla sin más?
- ¿Qué te hace pensar que Alexander no te ha mentido? -replicó-Ya lo hizo una vez cuando confiaste ciegamente en él, pero te demostró que siempre estuvo de lado de Miguel y de su error, confiar en él en este momento sería peor que perder esta batalla
-Él me llamo y me ofreció su ayuda, no nos traicionó, sí lo hubiera hecho ella sería el arma de los demonios, la ha cuidado hasta este momento -Gabriel se detuvo frente a Él-Nos quiere ayudar lo único que te pido es que liberas a Miguel y la dejes vivir, termina ya con tu rencor hacia Miguel-dijo de manera suplicante, aunque se había sentido de la misma manera traicionado ahora podía entender a su hermano
- ¿Ahora serás bondadoso?, hace dieciocho años me pediste ser tú quien terminará con ella y ahora la quieres viva
-Es la hija de tu hijo más querido, sino es así ¿por qué lo dejaste vivo?, pudiste matarlo y decidiste encerrarlo y alejarlo de ellas e ir tú mismo por la niña
-Eso no te incube Gabriel-contestó Él con enojo-Esta bien, te haré caso, mandare refuerzos para ayudarlos, pero bajo una condición que deberás cumplir, Miguel queda libre pero la niña tendrá que morir y Alexander deberá entregarse y cumplir con el castigo que le corresponda
- ¿Qué?, no lo puedes hacer-replicó moviendo la cabeza, le había contado el trato que había sellado con Alexander, pero que Verónica muriera no era parte de él
-Alexander te condicionó y yo lo condicionaré a él-ordeno-Tienes que ser tú quien termine el trabajo que debiste hacer hace dieciocho años o si prefieres, tráeme a la niña y yo lo hare con gusto
-Gabriel-dijo Tristán entrando a la sala y él no pudo decirle nada más-Los demonios han roto la barrera y entraron a la tierra
-Eso es imposible-lo miró por última vez-Dile a los demás que se preparen iremos a pelear-se acercó a la gran puerta, Tristán asintió y salió de la habitación tan rápido como había entrado
-Recuerda mi condición Gabriel-le dijo antes de que pudiera salir, él sintió un ligero impulso dentro de sí, pero no supo a que atribuirlo
Se dirigió a las celdas, nadie estaba cerca ya que todos debían prepararse para la batalla que definiría su existencia y el de la humanidad, pero sabía que antes tenía que hacer algo muy importante para él, se detuvo frente a la celda que le pertenecía a Miguel, desde hace dieciocho años él había estado encerrado ahí y no lo había visitado ni una sola vez.
-Miguel-llamo a su hermano deseando que él saliera para poder verlo, podía jurar que había olvidado el rostro de Miguel por completo
-Gabriel-fue lo único que dijo, escuchar la voz de Miguel lo lleno de muchas emociones- ¿Qué haces aquí?
-Ha empezado Miguel, las legiones han roto la barrera la Tierra esta infestada de demonios
-Mi hija-esta vez escucho el ruido de las cadenas-Debes convencerlo de enviar refuerzos
-Lo he hecho y te dejara libre-Miguel se acercó-Pero no lo pude convencer de que deje vivir a Verónica-dijo viendo a su hermano con arrepentimiento en la mirada, después de todo la decisión ya estaba tomada y nada lo iba a cambiar
-Entonces no quiero mi libertad a cambio de la vida de mi hija-bajo la mirada-No lo hice antes y ahora menos
-Te iba a proponer algo-se acercó más, como si supiera que aquella conversación no era del todo privada-Te sacaré de aquí e irás a la Tierra, encontrarás a Verónica, Alexander y a la madre de tu hija y los llevarás lejos de aquí, sea cual sea el resultado estarán a salvo, sé de antemano que Alexander no va a cumplir su parte del trato-dijo con una ligera sonrisa-Pero prefiero que sea de esa manera
- ¿Por qué cambiaste de opinión? -Miguel lo miró y Gabriel trago un poco de saliva antes de responder a esa pregunta
-Porque yo le iba a dar todo lo que me había pedido sin ninguna condición, aunque no fuera lo correcto y tú le diste lo que realmente necesitaba-Gabriel sacó la llave-Sólo espero que puedas perdonarme por mi error y espero que no sea demasiado tarde para esto
-Lo he hecho ya, te diste cuenta de que no siempre debes obedecerlo por más amor que le tengas-la puerta se abrió y con ella los brazaletes que lo tenían encadenado a la celda
-Tus alas, te servirían ahora-recordó Gabriel, en ese momento su hermano parecía un humano mortal, pero sabía que aun sin ellas era uno de los guerreros más fuertes
-Tengo otra forma de llegar-contestó él-Debes ir ya, todos confían en ti, jamás olvides lo fuerte que eres-toco su hombro
Gabriel asintió y salió de la habitación dejándolo solo, se encontró con Tristán quien lo miro esperando que le diera alguna indicación como solía hacerlo, por eso él había ido hacia donde Alexander estaba y sorpresivamente había logrado estar un poco más cerca que cualquier otro ángel.
-Tristán, la mayor prioridad es Verónica, si se acercan a ella estaremos perdidos-dijo con voz firme y él asintió en respuesta, no sabía exactamente qué era lo que Gabriel y Él habían acordado, pero por la mirada de Gabriel eso no significaba nada bueno
Miró detrás de si y vio a todos aquellos ángeles estaban dispuestos a morir por su causa y por Verónica, todos ellos formaban una fila, era una formación que usaban en esas situaciones, Gabriel con su espada abrió la barrera que los separaba de la Tierra, todos los ángeles extendieron sus alas y saltaron a través de la barrera que apenas se estaba abriendo.