CAPÍTULO VIII Como dicen, no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla. Selene se encontraba frente al enorme edificio Wexford. Al estar ahí, una ola de inseguridad la golpeó de frente, o tal vez era la realidad. Frente a aquel imponente edificio que parecía caer sobre ella en cualquier momento, Selene analizaba su vida hasta llegar a ese momento. La joven llegó a la conclusión de que su vida cambiaría radicalmente en cuanto cruzara aquellas enormes puertas de Cristal. —Y si mi madre tiene razón y lo mejor es renunciar a todos —Selene retrocedió un par de pasos hacia atrás con esa opción, rondando por su cabeza y tomando fuerza. —No, no soy una cobarde. Vamos, Selene, haz valer ese derecho que tanto reclamas. —Se animó a sí misma. Tomo todo el aire que sus pulmones pudiero

