Narra Alejandro
Mi sorpresa cuando me agarró la corbata y me atrajo hacia mí se convirtió en lujuria furiosa en cuanto nuestros labios se encontraron. No hubo un suave roce exploratorio al principio, sino un destello instantáneo de pasión. Ambos estábamos hambrientos, nuestros labios y lenguas chocaban.
Los pequeños gemidos de Bianca y la forma en que su trasero rozaba mi entrepierna al moverse casi me hicieron explotar. ¿Qué me estaba pasando? Había tenido intimidad con muchísimas mujeres, quizá demasiadas, pero besar a Bianca era diferente. Cada chispazo de pasión era real . No estaba simplemente siguiendo el ritmo, apresurándome a conseguir ese instante de gratificación. Era como besar a una mujer por primera vez. Quería saborearlo.
–Desacelera.
– No –gimió contra mi boca, rodeándo
