Erior. Voy decidido, tengo que hacerlo. Sé que puedo... Miro la entrada con cierto nerviosismo, mis manos me sudan. Mark revisa su teléfono en la espera en que me decida por entrar a el lugar donde me van a ayudar a caminar, al lugar en donde tendré mi terapia. Volver a caminar es uno de mis mayores anhelos y el que mi madre y padre estén pagando porque alguien me ayude a salir adelante, me deja en una gran deuda que debo pagar. No puedo fallar si quiero devolver todo lo que me han dado. Mucho menos, si quiero regresar con Mia, yo sé que todo lo puedo lograr, yo lo sé. Al apenas tocar una de las ruedas la puerta de entrada, quiero dar marcha atrás pero Mark se entromete y me empuja dentro. Michelle alza su mirada. Es una castaña de ojos color miel muy llamativos y la mujer, que de

