Te sigo Amando

Capítulo 3

Clare

En ningún momento respondo el beso que me está dando Lyam, no le permitiré que venga a dárselas de Don Juan conmigo. Trato de liberarme de su agarre de varias formas, pero no puedo. De pronto se me ocurre una idea para que me suelte y estoy segura de que dará resultado.

Comienzo a mover los labios respondiendo a su beso y relajo los músculos para que crea que me di por vencida. Al notar mi reacción él me libera de su agarre y allí aprovecho de colocar mis manos en sus hombros y levando mi pierna rápidamente para darle un rodillazo en los testículos. Él se aleja de mi boca y comienza a quejarse de dolor.

— ¡No vuelvas a hacer eso nunca más! —digo y aprovecho de irme a la cancha corriendo.

Al llegar, tomo asiento en la banca y siento como mi rostro arde y la adrenalina corre por mis venas por lo que acaba de pasar.

—Clare, ¿dónde estabas? La entrenadora por poco va a buscarte —comenta Andrea apenas me ve.

—Lo siento, es que me ocurrió un percance en el camino y tuve que solucionarlo.

—Muy bien.

—Amiga, estás roja, ¿pasó algo? —me recibe Karen.

—No, nada. Debe ser porque venía corriendo para llegar rápido.

¡Dios, qué adrenalina! No sé qué pasó hace un momento, estoy muy confundida por el comportamiento de Lyam. Trato de calmarme y de no pensar en el beso, porque no negaré que besa muy bien. Sus labios son carnosos y suaves, tanto que me puedo perder en ellos rápidamente. No pienses en eso, Clare recuerda, él tiene novia y se cree capaz de hacer cualquier cosa con las chicas solo porque sabe lo guapo que está y la impresión que causa al llegar a un lugar, pienso. Inmediatamente borró la escena de mi cabeza y me concentro en el partido final de los chicos.

El juego terminó dándonos la victoria, los chicos jugaron muy bien aunque el otro equipo les dio pelea, ganaron por dos puntos. Ahora es nuestro turno, solo espero que podamos ganar para que la entrenadora esté feliz y no nos haga trabajar el triple en las prácticas.

Comenzamos a calentar y siento una sensación muy extraña recorrer mi cuerpo. Trato de concentrarme, pero mi corazón se acelera rápidamente. Comienzo a observar los alrededores y entre tanta gente vislumbro a Lyam, él me mira con el ceño fruncido y penetra completamente mi cuerpo con sus ojos azules. Decido no prestarle atención y me concentro en el juego. Después de varios minutos de calentamiento, suenan el silbato que da inicio al juego. No es la primera vez que hago el primer saque en un juego, la diferencia es que siento la mirada penetrante de Lyam posada sobre mí y eso me tiene los nervios de punta.

Comienzo a respirar profundamente y alejar todo pensamiento sobre él, reboto el balón tres veces y hago el saque perfecto hasta la otra mitad de la cancha. El juego comenzó y con él todos mis nervios se fueron, una vez toqué el balón me olvidé de que Lyam estaba en el mismo espacio y mis manos cobraron vida. El equipo contrincante es bueno, pero nosotras no nos damos por vencidas. Vamos ganando por 5 puntos y seguimos dando guerra hasta que escuchamos el sonido del silbato que nos indica que ha terminado el primer tiempo.

—Muy bien, chicas. Continúen así, no se dejen ganar, ustedes son mejores que ellas. Vamos que sí se puede, las marmotas deben llevarse el premio completo hoy, ellos son nuestra competencia más grande, así que debemos quitarle el trono…

Sigo escuchando la charla de la entrenadora, tratando de tranquilizar mi respiración. Estoy cansada, pero no puedo rendirme justo ahora. Tomo de mi envase de agua y me siento un momento para descansar mis piernas. De pronto una voz detrás de mí y me quedó paralizada.

—Ese uniforme se te ve increíblemente sexy y tus labios son los más deliciosos que he probado en mi vida, creo que mereces un regalo de buena suerte para que te lleves el premio a casa. —rápidamente sentí como voltearon mi rostro y me plantaron un beso en la boca, era Lyam.

Estaba completamente inmóvil, no sabía lo que estaba pasando. Él se separó de mis labios y me miró fijamente por unos segundos. No sabía que decirle y no podía armar una escena junto a todos mis compañeros.

—Ni siquiera el golpe que me diste hace rato hará que deje de hacer esto —volvió a besarme, pero esta vez me alejé rápidamente.

—Vete, Lyam. Te dije que no volvieras a hacerlo, no tienes derecho a venir a besarme cuando se te antoje. No eres nadie en mi vida. Además, debo recordarte que tienes novia y estudia en la misma escuela que yo, no quiero problemas.

Cuando él iba a responder, apareció Miguel a mi lado.

— ¿Todo bien, Clare?

— ¿Y tú quién eres? —pregunta Lyam molesto.

—Ese no es tu asunto, vete y déjala en paz. ¿No escuchaste lo que acaba de decirte?

— ¿Clare? —me pregunta Lyam confundido.

—Vete, Lyam. Ya te lo dije, no quiero problemas… —me levanto del asiento y tomo a Miguel del brazo—. Vamos, ya falta poco para continuar el juego.

—Disculpa si fui inoportuno, pero vi la escena y escuché perfectamente la conversación —comenta.

—No te preocupes, muchas gracias. Realmente no lo conozco, solo lo vi una vez en la casa de mis vecinos y nos presentaron. Pero hoy se pasó de la raya, quiso venir a besarme varias veces sin siquiera conocerlo.

—Entiendo, bueno me alegra haberte ayudado. Sé que nuestros asuntos no terminaron de la mejor forma, pero eres una buena chica y si puedo ayudarte lo haré.

—Muchas gracias, Miguel.

Me uní de nuevo a las chicas y sonaron el silbato. Cambiamos de lugar en la cancha con el otro equipo y continuamos el juego. Después de unos largos minutos entre sudor, saques y pases, terminamos el partido llevándonos la victoria por 3 puntos. Celebramos entre nosotros y nos abrazamos. ¡Ganamos! Recorro la vista por el lugar en busca de Lyam, pero no lo encuentro. Suelto un suspiro y decido olvidar lo que pasó hace rato. Nos dirigimos al autobús, cansados y a la vez satisfechos por la victoria que obtuvimos.

Necesito un buen baño y comida para reponer tanto agotamiento, pero cuando estoy por llegar a la casa me detengo en seco. Lyam está recostado en su moto, justo frente a la entrada de mi casa. Pero, ¿qué…?, pienso.