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431 Palabras
Abril había visto a Ciro cada día en el ascensor, cruzaban alguna mirada, un saludo escueto y a veces él le hacía algún chiste corto para hacerla reír. Sin darse cuenta esperaba que él llegara y buscaba alguna excusa para salir de su box y verlo. Siempre parecía de buen humor, como si recorrer la ciudad con 35 grados no le afectara. Había empezado a imaginar cómo sería su vida fuera del trabajo, donde viviría, con quien pasaría sus días. Apenas sabía su nombre y que tenía una hermosa sonrisa y allí estaba otra vez buscando una excusa para acercarse, cuando su jefe la llamó. -Pasa Abril, tengo algo para proponerte. - le dijo antes de que ella se sentara. -Parece que van a operar a Liam, el cantante, y si mi instinto no falla, creo que hay una historia detrás de eso.- agregó apoyando su espalda en el respaldo de su gran silla. -Bueno, ya me pongo con eso. - respondió ella resignada, pero cuando iba a abandonar la oficina José volvió a hablar. -Si sacas algo bueno de esto, se abrió una posición en sociedad. ¿Todavía queres dejar espectáculos?- Ella sonrió con felicidad. -Si, claro. No tengas dudas de que será el mejor artículo que haya escrito. - le dijo asintiendo con su cabeza. -Gracias, José. - agregó. -No me lo agradezcas todavía, parece que alguien vio algo más en vos. - le dijo logrando que ella frunciera el ceño con sorpresa. -No importa, hacé el artículo y vemos. - le dijo su jefe volviendo su vista a su computadora, en señal de que la reunión había terminado. Abril salió sin poder ocultar su sonrisa, iba perdida en sus pensamientos cuando Ciro la saludó. -Hola, qué bueno verte de buen humor. - le dijo dándole un beso en la mejilla. -Parece que hay algo de luz al final del túnel. -le dijo ella sin dejar de sonreír. -No vayas hacia la luz.- agregó él con gesto gracioso tomándola del brazo y tirando de ella divertido. Ambos comenzaron a reír, y él la soltó lentamente. -¿Festejamos?- le propuso él mirándola con intensidad. Abril frunció sus labios y miró su reloj. -Tengo que escribir un artículo, perdón, no puedo. - le dijo lamentándose. -¿Esta noche?- insistió él y al ver una pizca de duda en sus ojos continuó. -Te paso a buscar a las seis y media por acá. -y sin dejar que respondiera más que con su sonrisa, se alejó con su casco en la mano y guiñandole un ojo antes de subir al ascensor.
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