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1385 Palabras
Ya en la entrada de mi hogar elevó mi vista al ver todo solo, suspiro pensando en que del otro lado de la puerta me espera Natasha. Niego al abrir la puerta mientras recuerdo como le grité a Antonella, odio cuando eso pasa pero es que su madre y mi padre tenían muchos secretos, ella llegó ami después de la muerte de sus padres no tenía a donde ir, y como la madre de Antonella fue excelente, decidí ayudarla. —¿Natasha?— subo las escaleras al escuchar la ducha, quito mi corbata mientras llego ami habitación... –¡MALDICIÓN!— digo al escuchar algo, toco la manilla de la puerta y enseguida aparece Sonia con una bandeja y su mirada fija en el suelo, froto mi frente y la miró —¿Está con otro?— le pregunté sin rodeos y Sonia asintió, suspiro botando toda la ira acumulada en mi —Lamento la interrupción— dijo al abrir la puerta, Natasha esta de pie con una sabana alrededor de su cuerpo, me acerco lento y miro al hombre que está debajo de la sábanas.. MIS SABANAS, tiro de ellas y aparece un hombre rubio, el sujeto se levanta rápido y se pega de la pared.. Me acerco a mi escritorio y mis manos quedan apoyadas en el. —Pensé que llegarías más tarde— dijo ella, yo la miré de arriba abajo y ella solo se cubrió más —Largo de aquí, jamás aparezcas en mi vida ni en mis oficinas— ella se corriendo, me giro para enfrentar al hombre que aún está parado —¿Que quieres?– —Pensé que estaba sola, lo juro— grito el hombre, —Vete, de todas formas no estoy de ánimos de estar con alguien— Natasha aparece indignada —Vas a sufrir Fabricio, te espere bastante tiempo y aun así eres frío y distante— ella empezó a gritar y yo solo me servia una copa, —Guardias— dije a través del teléfono, el hombre tomó a Natasha y salieron, sujeto mi teléfono con fuerza y lo tiro contra la pared, me tiro en el sillón ignorando la peste del sexo, mi pecho ruge con fuerza al sentir esa traición, admito que no la amaba, pero jamás llegué a pensar que ella fuera así... Antonella:Son las 2 de la madrugada y mi teléfono suena, froto mis ojos mientras tomo mi teléfono, —¿Número desconocido?— me siento rápido pensando en todo las cosas malas que pueden pasar, el teléfono vuelve a sonar y mis manos tiemblan, —¿Si?— digo al contestar, una respiración profunda escuche, me levante de mi cama —¿Desea algo?— pregunté y nada —No estoy jug.. —Antonella te necesito— mi corazón se paralizó al escuchar esas palabras, ya no tenía ganas de volver a ver a Fabricio, pero las ganas de saber que le sucede me invaden.. —Anto, por favor— volvió a decir, pero con las palabras lentas, aprieto mi teléfono mientras respiro profundo —¿En donde está?– digo y ya me estoy vistiendo —En mi casa, Nat... Natasha me fue infiel– me quede paralizada al recordar su sonrisa y sus preguntas, me quedo mirado mi rostro en el espejo, sonríe al escuchar como esta sufriendo, eso te paso por maldito —Estaba con otro— grito —Ya estoy allí— acomodo mi cabello y tomo las llaves del auto.. —¿Para donde va señorita?— me preguntó un vagabundo de la calle, me giro y le quito la gorra que tenia en su cabeza —Dile a mi padre que pronto estaré en casa— El vagabundo asiente y subí ami auto, –Lo voy a dejar en la cafetería Italy, por favor pasas por el— le digo y mi auto se pone en marcha.. —Maldita Natasha— grité al levantarme de mi sillón, observo por mi ventana y no veo a mi asistente, me vuelvo a tirar en mi sofá y vuelvo a marcarle —Antonella ¿Ya vienes?— le pregunté —Recuerde que a esta hora es difícil llegar a donde usted vive— me dijo ella, tiro mi cabeza para atrás —¿Por qué eres así? dime de una vez donde vives y así envío a alguien por ti— ella colgó y yo quede con mi teléfono en el aire... Antonella:Bajo de mi auto al llegar a la cafetería —Buenas madrugadas pajarita— cierro mis ojos y me doy la vuelta —Hola papi— el bota el humo de su tabaco y se acerca ami, tiro mi cabeza para atrás mientras me acerco a el.. —¿Te llamo?— dijo mi padre con una sonrisa burlona —¿No crees que es hora de terminar con esto?— preguntó y yo solo veo el teléfono.. —Tienes razón, pero el horita está indispuesto al parecer le fueron infiel— le respondí a mi padre y el asintió varias veces y se dio la vuelta —Prometo que lo haré— le dije y el solo hizo elevó su mano y se marchó... Me doy la vuelta rápido y empiezo a correr, veo a lo lejos la mención del señor De Luccas y corro más rápido, todas las luces están apagadas, mi mano va directo para mi pierna.. Camino lento y empujo la puerta con mi pie —¿Fabricio?— pregunté y enseguida vi varios hombres parados en las escaleras, —Esto es una orden— dijo uno —Claro, no hay problema— respondí mientras mis manos van a mi cabeza, me acerco a ellos.. —Lo mejor es que se vaya— asentí y me detuve al ver cómo se acercaban ami, 4 me rodean y yo solo los veo —¿Quien será el primero?— abro mis piernas mientras me lancé hacia adelante y mi cuerpo moviéndose con una velocidad y agilidad la cual tenía bastante tiempo sin hacer nada. El primer hombre, un tipo grande y musculoso, no tuvo tiempo de reaccionar antes de que yo le lanzara un puñetazo directo a la mandíbula. Se tambaleó hacia atrás, sorprendido, y yo aproveché el momento para lanzar una patada que lo envió al suelo. Los otros tres se acercaron hacia mí, pero yo estaba lista. Me giré hacia el otro hombre que tenia una cuchillo y le lancé un golpe rápido en el estómago, haciéndolo doblarse en dos. Luego, me enfrenté al más pequeño que intentó golpearme con su arma, pero yo lo esquivé y le lancé un codazo en la cara. El otro intentó atacarme por detrás, pero yo me giré y le lancé con el cuchillo en el pecho, haciéndolo retroceder. Los cuatro estaban en el suelo, derrotados, —No saben con quién se meten— limpie mi nariz —¿Antonella?— escuché como grito Fabricio, miró a las 4 personas en el suelo, me acerco a uno, saco el arma de mi pierna ya cargada y lo apunto, —¿Quien los envió?— le grité mientras tiraba del gatillo de mi arma —¡HABLA!— —Su jefe esta en problemas— dijo uno, cierro mis ojos al sentir una mano en mi hombro, me giré rápido y vi esos ojos ámbar y rojos que dictaban muerte.. —¿Los envío el?— pregunté a los hombres que llegaron, mientras que el otro negó.. —¡Antonella! ¿Eres tu?— grito Fabricio desde arriba, guardo mi arma y empiezo a caminar, me giré —Limpien todo– le dije a los que envió mi padre... Doy un último vistazo y miró como los arrastran para afuera, veo las cámaras inactivas desde hace tiempo, gracias ami.. Sonríe al abrir la puerta, —¿Que paso aquí?— entro rápido mientras reviso a Fabricio que esta en el sillón tirado, todo está vuelto nada, las plumas de las almohadas están por todos lados, mi corazón se detiene al sentir sus latidos lentos, me siento a su lado —Llegue tarde— murmure hasta que siento su agarre débil en mi mano, me giré y vi sus ojos cristalinos.. —Y yo que quería serle infiel contigo, pero tu no quieres nada conmigo..
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