Capítulo 4

2188 Palabras
Me reacomodo en mi escritorio, viendo salir a la joven que mi papá dejo a cargo de mí. Esto me hace sentir como un niño, pero viendo la parte lógica claro que entiendo el porqué de sus acciones. Después de todo, necesito saber cómo funciona todo aquí. — Se que debo de adaptarme a esto, pero no me terminó de sentir cómodo con ella supervisando lo que haga, no es a lo que estoy acostumbrado Se detiene unos momentos antes de salir, aprovecho eso y la analizo de arriba a abajo. Tengo que aceptar que es atractiva, pero el solo hecho de ser ella no es algo que me termine de convencer del todo. Mi madre me crió de una manera, en la que este tipo de personas están para estar abajo no arriba como lo hizo mi padre. Eso es lo que intriga de todo esto, siento como si hubiera algo más allá. Más aún al ver la manera en cómo se tratan, es casi como si fueran algo. Lo cual me molesta un poco, después de todo está irrespetando la unión matrimonial entre mis padres. Bajo atentamente mi mirada desde su cabello rulo, voy bajando hacia el sur por toda su anatomía hasta llegar a su trasero. — ¡Diablos!, si que está como Dios manda — al instante me imagino muchos escenarios en mi mente —. ¡Que mierda!, no puedo pensar así además ella es diferente Me quedo viendo esa zona en particular, no se porque lo hago en realidad. — Un momento... A pesar de que lleva puesto un pantalón de vestir, así como algunas personas en esta empresa. Observo atentamente que hay algo diferente. — No creo — niego en mi mente, pero al no ver ningún pliegue sobresalir me da una idea —, no está usando ropa interior.. Al darme cuenta de esto, no puedo evitar que mi amiguito comience a despertar de su letargo. Cuando escucho la puerta cerrarse es que salgo de mi ensimismamiento. — Así que la señorita recta, no está usando nada debajo — me digo a mi mismo con una sonrisa Me intento concentrar en mi trabajo, pero lo más que viene a mi mente es a cierta mujer negra con nada de ropa interior. — ¡¿Que mierda hago pensando en esto?! Decido pensar en cosas al azar para despejar mi mente de esa mujer, al final lo logro. Más tranquilo, por fin puedo concentrarme en mi trabajo. Comienzo a revisar los estado de cuentas, además de la entrada y salida de los insumos para ver si todo está en su lugar. Me sorprende saber lo habilidosa que es la chica, todo se encuentra exactamente dónde debe estar, hay un orden minucioso en cada documento. — Realmente pensé que sería otra chica tratando de meterse por los ojos de los hombres, detesto ese tipo de mujeres; que solo buscan una manera de escalar por medio del sexo » Esto es detestable, pero veo que hace muy bien su trabajo lo que hace que nuestra convivencia vaya a resultar de una mejor manera. Lo único que me desagrada un poco es el como es, sino fuera por eso siento que nuestra convivencia sería casi perfecta.. Suspiro, para luego levantarme de mi posición en el escritorio. Posicionó mi mirada en esta hermosa vista panorámica, creo que esto me hace despejarme un poco de mi tren de pensamiento. — Mi mamá siempre me dijo que buscará a alguien con quién hacer crecer mi fortuna, por lo mismo ella siempre me estuvo preparando para tomar este puesto de trabajo. Lo sorprendente es que mi padre nunca me incentivo a tomar el puesto, — el siempre me dijo:— Haz lo que desees hacer, yo te puedo dar las herramientas pero depende de ti que es lo que tú quieras construir con ellas.. » A pesar de que tienen cuarenta años juntos, no se sienten como una pareja en sí los he visto desenvolverse mutuamente y son tan diferentes casi podría asegurar que son polos opuestos; pero a diferencia del conocimiento común, estos no se atraen. Estoy acostumbrado a esto, a su forma de hablar, de convivir » Para mi no es algo extraño, pero eso no quiere decir que me importe mucho. Mi mamá siempre me dejó hacer lo que quisiera, pero al mismo tiempo me siento amarrado como si no tuviera opción alguna, siempre escogió con quién estuve todo el tiempo como si quisiera asegurarse de algo. — Ella siempre me recalcó con quiénes debo o no unirme, quizás esa puede ser una de las razones por la que me cuesta desenvolverme de manera correcta Me desligo de mis pensamientos para luego caminar de nuevo hacia el escritorio, pero justo algo capta mi completa atención. Bajo la mirada, es lejos pero aún logro distinguir con claridad a cierta morena. No sé cómo la pude ver a tanta distancia, es extraño como si algo me dijera que bajara la cabeza en esa dirección. La veo tomar un taxi, cuando me doy cuenta de eso lo tomo mi señal para devolverme a mi escritorio a seguir con lo que ya había adelantado. No estoy al corriente, de muchas reglas y normativas por lo que decido repasar. — Definitivamente debo de terminar todo hoy, mañana tengo que estar al corriente de todo para comenzar con lo que realmente importa Llamo a mi secretaria, ahora se su nombre. Se llama Rebeca, cuando entra es cuando la detallo perfectamente se trata de una mujer de tez blanca, con pecas de baja estatura y con el cabello hasta los hombros color n***o. Además de un cuerpo hermoso, es flaca pero con unas piernas que se ven espectaculares. Por más que en mi mente pasan distintas posiciones en las cuales puedo ponerla sobre mi escritorio, eso no crea como tal un deseo en mi lo cual es muy extraño. — A lo mejor estoy cansado de leer todos estos documentos, debe de ser eso.. Le pido un café fuerte, porque lo que más necesito en mi sistema es un alto grado de cafeína para leer todo. Veo los varios documentos que se encuentran esparcidos por mi escritorio, paso mi manos por mi cara exasperado. — ¿Porque tantos reglamentos? — me preguntó en la soledad de mi oficina Como llamando a mis plegarias, entra Rebeca con ese líquido que me vuelvo loco por probar. Sinceramente casi que me duermo con tanta documentación. — No puedo fallarle a mi papá, le dije que podría con esto no puedo de darme de por vencido a la primera de cambio.. Esa podría ser una de las razones de las que me encontraba reacio, a desligarme de mi trabajo para inclinar a cierta chica sobre la superficie y descargarme sobre ella. Termino bien entrada la noche, en algún momento me desabroché el blazer y la corbata para más comodidad. Doy un vistazo afuera; por medio de la vista a mi espalda. Ahí es cuando me doy cuenta que si es demasiado tarde, me levanto de mi escritorio. Tomo mis pertenencias, para salir de mi oficina no me confío. Así que aseguro todo como se debe de hacer, camino por los pasillos atenuados por la oscuridad de la noche. Solo logro vislumbrar a los guardias cuidando el lugar, tal vez no debería por lo que me dijo mi mamá. Pero en base a lo que siempre me dijo mi padre de ser cortés, me despido de ellos como se debe después de todo en la empresa este trabajo es el más peligroso. Quedarse a altas horas de la noche con miedo de que les pase algo, de que los policías no lleguen a tiempo. Alejándose de sus familias, no cualquier asume ese riesgo. Me corresponden el gesto con una sonrisa, seguido de sus buenos deseos para mí. Tomo el camino hacia el exterior, respiro profundo el olor de la noche; siempre me ha encantado la tranquilidad que se siente a esta hora. Subo a mi amado auto; un Audi que amo como a mi vida. Por lo tarde que salí está mañana lo deje apartado afuera y no lo estacione en el subterráneo. Lo enciendo, amando el sonido que hace al ser devuelto a la vida. — ¿Me extrañaste amigo?, tranquilo que ya nos vamos a casa Así que eso hago, salgo hacia la carretera con rumbo hacia mi departamento. Tomo el camino rutinario hasta llegar a mi edificio, llegó al subterráneo para luego subir a mi piso. Entro a la sala, dejando todo en su lugar. Me encanta el orden, siempre he sido de esa manera para luego despojarme de mi traje hasta llegar a mi cama, me desplomó sobre ella quedando dormido casi que al instante. ------------------------------- — ¡Mierda! — grito al escuchar mi alarma sonar Levanto la cabeza con pesadez fijando mi mirada en mi despertador, tal vez sea tonto tener un despertador a mis veinticinco años. Pero si algo que siempre me ha costado, es despertarme a tiempo. — Siento como si hubiera dormido treinta minutos... Me levanto molesto de la cama, camino con la mayor lentitud del mundo alejándome cada vez de mi cama. Doy un último vistazo a ella extrañando la suavidad de la misma, suspiro para luego seguir mi camino hacia mi cuarto de baño. Entro sin mucho problema a la ducha, está es la maravilla de dormir desnudo. No tener que despojarte de nada antes de entrar, solo entras y ya. Cuando la calidez de la ducha entra en contacto con mi piel, es casi como un ronroneo saliera de mi boca. Es tan relajante, el entrar a la ducha, bañarte con agua tibia; sientes como relaja cada parte de tu cuerpo hasta casi te hace olvidar que fui sacado a la fuerza de mi cómodo colchón por el puto despertador. Me enjabono con calma porque se que aún hay tiempo, me enjuagó el cabello con mi shampoo favorito. Salgo de la ducha, tiempo después al saber que cada parte de mi cuerpo está completamente limpia. Voy hacia el lavabo, me cepillo los dientes, además de afeitarme. Cuando todo está listo, aparte de hacer mis necesidades, salgo hacia el cuarto un poco más renovado que como salir de el. Camino hacia el armario, tomando un traje n***o, seguido de una corbata roja y una camisa blanca que siento que pega bien con mis zapatos de vestir negros. Me coloco mi ropa interior, para luego comenzar a vestirme con lo que ya había elegido. Estando listo, camino hacia el espejo gustandome lo que veo a través de el, después solo paso mi mano por mi cabello para acomodarlo un poco. Después de todo no es como que necesite un peine, con solo pasar mi mano por ahí me encuentro listo para salir. Tomo mis llaves, celular, y mis credenciales dónde lo deje el día anterior. Salgo de mi piso con dirección hacia mi dulce bebé. Tomo rumbo hacia la empresa, me estacionó está vez en el subterráneo ya que está vez si sale antes que el día anterior. Llegó a planta baja, subo mi mirada de mi celular aún a la distancia logro ver un trasero que me pase unos minutos analizando el día de ayer; uno que parece que conociera de siempre. — ¿Que tonterías estoy pensando? — me regaño llegando al mismo ascensor de ella — Buen día Johalis — saludo dispuesto a comenzar el día con un buen pie — Buen día.. Eso tenía pensando, pero la mirada penetrante que me dirige no me da una buena señal. Pareciera como si todas las mañanas estuviera de mal humor, estoy dispuesto a seguir la conversación pero la mirada que me dirige me hace detenerme en mi lugar. — Justo cuando pensaba que ya habíamos limado las asperezas No sé porque pero aún no puedo evitar bajar mi mirada, haber si está vez está igual que ayer. — ¡¿A dónde carajo crees que estás mirando?! Me congelo en mi posición pensando que no fui tan evidente, pero obviamente me equivoqué. — Que mi papá te haya dado unas instrucciones, no quiere decir que me puedes hablar como te de la gana, no te equivoques — digo sin poder aguantarme más la manera en la que se dirige a mi, como si fuera mi jefa o algo así Pensé que mis palabras las harían pensar, pero solo se encuentra viéndome con una mirada fulminante. Hay un odio en ella que me sorprende. — Eres igual que todos.. Me quedo confundido por sus palabras, pero cuando voy a interrogar el porqué de ellas. Sale del ascensor antes de poder hacerlo, estoy apunto de ir hacia su oficina pero cambio de opinión y me dirijo a la mía. Cuando llegó a la mía, luego de quitar el seguro que deje puesto el día anterior. Es que me doy cuenta, que cuando peleamos es cuando me olvidó de ciertas cosas y puedo mantener su mirada sin que me genere otras cosas.. — ¿Qué querrá haber querido decir con eso? — me preguntó al llegar a mi escritorio
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