Acto 2

3040 Palabras
 - ¿Qué quieres decir? no te entiendo... - dice caminando hacia la sala, Adam le sigue, sabia a la perfección que las reacciones del muchacho se debían a una persona - No te hagas Sam, te conozco muy bien... vamos no seas tímido, quiero saber el porqué de ese brillo en tus ojos y esa risa tonta, cualquiera con sentido común puede asegurar que te gusta alguien ¿o me equivoco? - indaga el profesor con mucha seguridad, el castaño suspira chasqueando su lengua, le daba vergüenza decirle a su padre que le gustaba un chico, habían cosas que el joven nunca comentaba con el mayor, y una de esas eran sus preferencias sexuales, quizás su padre no lo tomaría bien, aunque conociéndolo posiblemente no le iba a regañar, sin embargo esa sensación de no sentirse "normal" le impedía ser más explícito con Adam - ¡No me gusta nadie! es que... tengo un amigo nuevo... quizás, pero aún no estoy seguro... - explica encogido de hombros mientras juguetea con sus manos. - incluso quedamos en vernos "luego" - agrega con un tono de voz esperanzado - el toca la guitarra y es muy atractivo... quiero decir - se corrige rápidamente - su música es muy atractiva... por eso me siento feliz ¡p-pero él no me gusta ni nada parecido! - Concluye con algo de desesperación, mientras ríe exageradamente, Adam que estuvo escuchando la explicación de su hijo suspira con una mediana sonrisa - como lo imaginé, le gusta ese chico... - piensa sin dejar de mirar a Sam - Tienes que traer a tu nuevo amigo un día de estos, tengo que conocerlo... ¿Cómo se llama? - Pregunta mientras busca con la mirada sus zapatos para ocasiones especiales, Sam entra nuevamente al cuarto sentándose en la cama con cuidado - Se llama Tadzio, aunque prefiere que le llamen Tad, porque es más corto - comenta entusiasmado, Adam cuando tiene su calzado especial en sus manos, comienza a ponérselos - Oh entiendo... bueno, cuando te hagas más "amigo" de ese tal Tad, lo invitas a casa ¿te parece? - propone Adam amarrando su zapato, Sam asiente con la cabeza - Claro... lo invitaré cuando nos hagamos más amigos... - promete sin darse cuenta que al decir esto, su rostro se torna muy rojo, Adam que ya estaba listo observa la reacción de su hijo, intentando en lo posible por ocultar una sonrisa - Okey... está bien, bueno... nos vemos mañana, porque a diferencia de ti, tengo vida social... deberías salir más con tus amigos Sam - comenta el padre caminando hasta la salida, su hijo le sigue - Sabes que no me gusta salir mucho, en salidas con amigos y cosas parecidas... - musita viendo el suelo, ya que a pesar que ahora su número de conocidos había aumentado indiscutiblemente, y su personalidad con los demás era más abierta, en el fondo seguía manteniendo es pequeño recelo y timidez, sin mencionar que su discapacidad también lo hacía sentirse diferente, produciendo que su autoestima no estuviese en el punto más alto, aun así lo ocultaba muy bien con sonrisas y buenos tratos, si bien su realidad internamente fuese otra, decidió comportarse de esa forma porque sabía que en el periodo después que perdió su memoria, y en la época de las terapias su padre lucia muy triste, por no contar con el dinero suficiente para ayudarlo, Sam no estaba del todo bien, aún seguía aturdido, confundido por tantos detalles, y extremadamente deprimido por ver el estado de su pierna, pero decidió mejorar sus ánimos por el bienestar de su padre, asumió que mostrándose feliz y a gusto con su cuerpo que realmente odiaba, Adam mejoraría, el castaño pensaba que su papá ya había tenido suficiente dolor por su culpa, así que lo mejor que podía hacer era quitarle problemas, entre estas estaba su propia preocupación y depresión interna. El chico le sonríe a Adam acercándose para darle un beso en la mejilla - Vete ya... seguramente Amanda llegó primero que tu - asegura el castaño con restos de su sonrisa, Adam emite un bufido - Espero que no... cuida la casa, en el microondas dejé la cena, compré pizza - dice saliendo del apartamento, Sam se despide de su padre para después cerrar la puerta, cuando se encuentra solo suspira caminando hasta la cocina abriendo el microondas, coge los trozos de pizza que su padre le había dejado servidos en un plato, lleva su alimento hasta la mesa y decide comer, pensando en Tadzio - Le hubiese pedido su número telefónico - musita con la boca llena de comida mientras suspira con desanimo por sentirse estúpido. Después que termina de comer comienza adelantar sus tareas, era sábado pero como no tenía nada mejor que hacer prefirió ponerse a estudiar, cuando terminó con sus labores académicas se quitó la ropa para asearse. Dentro del baño Sam comenzó a cepillar sus dientes viendo de vez en cuando su reflejo en el espejo, aunque su rostro no tenía ni una marca al igual que su cuello y algunas zonas de sus hombros, el resto de su cuerpo era otra historia: ahora sus brazos y parte de su pecho estaban llenos de cicatrices producidas por los vidrios que se incrustaron en su piel luego del accidente, sin mencionar las marcas que ya tenía, las cuales su padre nunca le terminaba de comentar el porqué, cuando y como se las había producido. Eran tan desagradables las cicatrices de sus brazos que Sam aunque fuese verano siempre usaba camisas manga larga o abrigos, por esta razón su piel era muy pálida, al punto que al mismo muchacho le asqueaba, además la cicatriz en su pierna afectaba tampoco era muy agradable a la vista. El joven agradecía enormemente estar vivo, pero sabía a la perfección que quizás jamás podría estar en la intimidad con alguien, porque aunque algunas personas pregonaran que "La belleza física no importaba" sabía que eso solo eran palabras que ciertamente pocos cumplían, el mundo, la sociedad en general se mentía a sí misma, porque los humanos son seres meramente visuales, a fin de cuentas todos les gusta apreciar la belleza, deleitarse con la perfección que venden en los medios de comunicación, los cuales consiente e inconscientemente un gran número de personas alrededor del mundo también se rigen, y al no encajar con ese patrón rediseñado conforme pasan los años, los parias que no encajan en el canon de hermosura establecido, son rechazados o incluso discriminados, por no ser "atractivos" como se supone deben ser, aunque sonase extremista, la sociedad funciona de esa forma, en lo referente a la apariencia física, y Sam con su aspecto escuálido, piel pálida llena de cicatrices enrojecidas de diferentes tamaños, miopía y sumando su discapacidad al caminar, sin dudas, su futuro con respecto a su vida s****l y amorosa no lucia muy prometedor, y para empeorar su situación, le gustaban los hombres, el castaño sabia, gracias a uno de sus compañeros de la pastelería que era abiertamente gay, que en el mundo homosexual era prácticamente un pecado ser poco agraciado, ya que con tantos chicos atractivos por doquier, con cuerpos perfectos, fisonomías envidiables, los chicos feos, prácticamente se les escupía en el rostro - quizás un chico feo como yo se enamore algún día de mí y yo de él - piensa Sam viéndole el lado positivo al asunto, pero rápidamente viene a su mente Tad, el castaño no puede evitar encogerse de hombros, aun así se permite recuperar sus ánimos, tenía que ser realista, ese muchacho jamás se fijaría en él, primeramente porque podía asegurar que no le gustaban los chicos, pero aunque su teoría estuviese errada y realmente le atrajeran los de su mismo sexo, jamás un chico como Tadzio se fijaría en él, así que desechó sus sueños, en los cuales se veía con Tad tomados de la mano, mientras se daban pequeños besos, para mentalizarse que lo más cercano que podía aspirar a ser, era el de un buen camarada, manteniéndose en la zona de amigos para siempre, aunque sonase conformista, debía ser sensato, haciéndole un favor a su maltrecha autoestima de no pensar en volar demasiado alto, porque sabía que la caída iba a ser muy dolorosa por tener la osadía de arriesgarse, en cambio la zona de amigos era un lugar seguro, tenía que conformarse con quererlo en silencio y así no arruinaría la futura amistad que él deseaba tener con el muchacho, porque a fin de cuentas ¿Quién podría enamorarse de él? Sam pensaba que incluso estaba la posibilidad que ni siquiera los chicos de su propio target, que eran el grupo de los feos, podrían fijarse en él, así que como ya tenía previsto, continuaría enamorado solo, enfocándose en sus estudios y hobbies, de esta forma podría sentirse alegre, al menos tenia a Stuart y a su padre, los cuales lo amaban mucho ¿Qué más podría necesitar? - Quizás sexo no estaría mal... - pensó el muchacho cuando se estaba bañando, pero una vez más negó con su cabeza para desviar sus pensamientos, pensando si alguna vez antes de perder su memoria había disfrutado del placer s****l ¿sería virgen? ¿O quizás no? ¿Su primera vez habría sido con una chica? ¿Con un chico? quizás nunca lo sabría, porque ese tipo de preguntas le avergonzaban mucho preguntarle a su padre, pero seguramente si era virgen, porque a pesar de que antes no usaba gafas y su pierna estaba normal, seguía siendo feo a su parecer, posiblemente nunca había tenido un novio... o pareja, porque de ser así, en este instante estuviese en su vida, o su padre le hubiese comentado... quizás. Sam frunció su boca para después suspirar y como era habitual en él, cuando sentía ese deseo por calmar sus ansias carnales, comenzó a darse placer el mismo con su mano, atendiendo su olvidada entrepierna. Al poco tiempo después de asearse ya se encontraba en su sofá cama con Stuart a su lado, estaba leyendo un libro hasta que el sueño le venció quedándose dormido. -Ángel... Hey ángel despierta... la siesta terminó, es hora despertar... - le dice una voz que parece ser de un joven a Sam, este achina sus ojos viendo que todo a su alrededor se encontraba lleno de cadáveres, en un cuarto repleto de sangre, los nervios poco a poco comienzan a elevarse en el cuerpo del castaño, al notar que también sus manos y el resto de su cuerpo desnudo estaban cubiertas del espeso liquido carmesí- Oh ya despertaste... ¿Cómo has estado? - Pregunta el joven, esta vez Sam que ya tiene sus ojos abiertos observa al muchacho que le llamaba ángel - ¡¡Ahhh!! - Grita el castaño al notar que el cuerpo de aquel muchacho también era el de un cadáver, pero a pesar de que gran parte de sus sesos continuasen goteando por el orificio donde anteriormente se encontraba su desaparecido ojo izquierdo continuaba de pie observándole con su único globo ocular donde la zona blanca de su ojo, ahora era completamente roja por la sangre, mientras que en sus morados labios se extendía una siniestra sonrisa que solo provocó el terror absoluto en el castaño - ¿Por qué no hablas Ángel? ¿Qué ocurre, tienes miedo? - pregunta el muerto en vida caminando hasta donde se encuentra el muchacho, este retrocede, pero con lo resbaladizo que se encontraba el suelo lleno del espeso liquido escarlata cae de boca al piso, en ese momento el joven cadáver lo voltea para que lo mire posándose sobre él, Sam comienza a gritar y a estremecerse para que lo soltase - ¡D-déjame... aléjate de mí... aléjate de mí por favor! - Chilla con desesperación el muchacho mientras el muerto en vida se mofa de su estado - Oh vamos Sam... ¿ahora me temes, después que tú mismo me mataste? - pregunta entre risas, Sam al escuchar aquello abre sus ojos como platos - ¡Mientes! ¡e-estas mintiendo! ¡No he matado a nadie! - Niega entre sollozos, el joven muerto se torna serio - ¿miento? entonces... ¿Qué significa esa arma que tienes en tus manos? - pregunta señalando la mano de Sam, este lentamente extiende su mano, dándose cuenta que efectivamente tiene una pistola entre sus dedos, rápidamente la arroja al suelo, y al hacer esto varias gotas de sangre salpican, el muerto en vida comienza a reírse a carcajadas, al notar como Sam comienza a llorar, este se acerca para lamerle el rostro con su lengua podrida - Aun sabes delicioso... - musita muy cerca del rostro del pelilargo, este cierra sus ojos con fuerza ladeando su cabeza a un lado - ¡Aléjate de mí...! - farfulle en un hilo de voz, luego al abrir sus ojos nuevamente se da cuenta que el chico ahora no es un cadáver, su rostro levemente moreno se encuentra en perfecto estado, pero aún sigue sobre él con esa sonrisa, Sam cierra sus ojos por un momento, y al abrirlos nuevamente está apuntando al joven con el arma que hace pocos minutos había arrojado al suelo - ¡No, no, no! - niega mientras el chico de cabellos enrulados comienza a reírse - y esta es la parte donde me matas - dice, Sam abre sus ojos completamente aterrorizado cuando sus dedos apretaron el gatillo en varias ocasiones destrozándose el cráneo y gran parte del rostro al moreno que estaba sobre él, al terminar un torrente de sangre provenientes del joven sin vida lo cubren completamente - ¡Noo! ¡ahh! - grita el muchacho. ¡Ahhh! ¡Noo! no... no...- exclama entre gritos que se van transformando en susurros, el muchacho se sienta en el sofá cama viendo hacia ambos lados con una respiración agitada y sus músculos entumecidos, Stuart que estaba aún a su lado se acerca para lamerlo, Sam traga saliva, entrando poco a poco en calma, se pasa una mano por su sudorosa frente dándose cuenta que todo se trataba de un mal sueño, lentamente vuelve a acostarse, aun temblando por el miedo, abraza a Stuart mientras poco a poco comienza a llorar, su mascota continua lamiéndolo y Sam se aparta un poco para que deje de hacerlo, al poco tiempo aparece Adam entrando a su habitación como alma que lleva el diablo con un bate de beisbol en sus manos -¿¡que ocurrió?! ¡Escuche gritos! - pregunta mirando de un lado a otro de la recamara, se torna tranquilo cuando observa que la habitación no se encuentra ningún intruso, deja el bate de beisbol a un lado caminando hasta donde esta Sam abrazando a Stuart mientras continua llorando, al verlo de esa forma a Adam se le partió el corazón, el muchacho cuando notó la presencia de su padre intenta calmarse rápidamente - ¿Q-qué haces aquí papá? dijiste que no llegarías hasta el día siguiente - pregunta el muchacho tragando un poco para que el nudo en su garganta se apaciguara, Adam se acuesta en el sofá cama, aparta a Stuart para colocarse al lado de su hijo, Sam se acerca hasta su padre abrazándolo - unmm... Amanda no quiso llegar hasta segunda base - responde encogiéndose de hombros, Sam hipando un poco no entiende demasiado - ¿Ah? ¿Qué quieres decir con eso? - pregunta con curiosidad, Adam suspira negando con la cabeza - En fin... no importa... ¿tuviste una pesadilla Sam? - Pregunta desviando la incertidumbre del muchacho, este asiente lentamente con la cabeza - ¿puedes contarme de que trataba si quieres? - propone el padre, Sam vuelve a asentir con la cabeza - era horrible... estaba en un cuarto con mucha gente muerta, y luego un muchacho que también estaba muerto... era, e-era como una especie de zombi, él me decía Ángel... y se burlaba de mi - comenta en un hilo de voz - luego el muchacho zombi vuelve a la normalidad, ya no es un zombi horrible, este me dice que yo le había matado... luego de la nada aparezco disparándole, y toda su sangre y parte de sus sesos me caen encima... era horrible papá... pero la parte donde le disparo lucia tan real que me asustó mucho - musita escondiendo su rostro en el pecho de Adam mientras vuelve a llorar una vez más, el padre traga saliva abrazando a Sam - esto no está bien... - piensa el hombre acariciando el cabello del muchacho - Pero no fue real hijo... fue solo una pesadilla ¿de acuerdo? todo está bien, todo estará bien... - asegura el hombre sin dejar de acariciar a su hijo, Sam lentamente eleva su mirada para ver a Adam, y juzgando por la expresión de preocupación que ensombrecía todo su rostro, el muchacho decidió dejar de llorar, no iba a preocupar a su padre por una tonta pesadilla - Si... todo estará bien, ya me siento mejor papá, a fin de cuentas solo fue un mal sueño, quizás fue la pizza que me comí, estaba fría porque no la calenté - comenta sonriendo mientras se quita sus lágrimas de sus ojos, busca sus anteojos colocándoselos emitiendo un suspiro - ahora me vas a explicar el término "segunda base"... supongo que Amanda no quiso follar contigo ¿cierto? ¿Eso es segunda base me imagino? - asume Sam cruzando su brazos, Adam desvía su mirada hacia otro lugar - si... algo así - musita viendo al muchacho fijamente, aunque estuviese sonriendo, aun veía en sus ojos rojos por su anterior llanto una mirada algo triste, pero decidió no entrar en más detalle, al parecer su hijo decidió dar el asunto por terminado, así que él también le seguiría la corriente, quizás no era bueno profundizar esa pesadilla que Adam sabía que era real, su hijo si había matado a alguien, el cual era ese chico - Verás Sam... - agrega acercando al delgado muchacho hasta su regazo una vez más - te explicaré muchas cosas sobre citas... hoy tocaremos el término "segunda base" - recita el hombre con entusiasmo, mientras Sam con restos de su fingida sonrisa cierra los ojos para escuchar la explicación de Adam.  
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