Apenas un año había pasado desde que su tío Salomón lo había adoptado oficialmente, presentándolo ante la élite árabe como el sobrino mayor que había regresado. Con su parecido natural a los Al-Sharif, nadie cuestionó la historia. Los recuerdos de su vida anterior seguían frescos: la brutalidad de Ismael Habitt, los abusos de su padre y hermanos, el placer oscuro que sintió cuando, junto a su tío, eliminó finalmente a Ismael y a sus hermanos. Y luego estaba Kate... El recuerdo de sus manos apretando el cuello de ella, viendo cómo la vida se escapaba de sus ojos después de descubrir su engaño con el falso embarazo, aún le provocaba una mezcla de satisfacción y repulsión. Había sido su primera muerte en solitario, su bautismo final en el mundo de Al-Sharif y de la verdadera mafia. Las mujer

