Sin embargo, eso a Nina no le gustó mucho muy en el fondo de su ser, que Ahmed la viera como una hermana le resultaba tan decepcionante. Así que, haciendo una sonrisa resignada que no alcanzó sus ojos, le respondió:
—Que bueno, es muy lindo... de su parte que… me considere su hermana —su voz bajó medio tono, traicionando una emoción que ni ella misma quería reconocer.
—No hay de qué —respondió Salomón con que menos lo que quería es que ella fuera una hermana para él.
—¿Entonces si puedo considerarlo como un hermano mayor, señor Ahmed? —preguntó Emir con inocencia, y sus ojos adolescentes brillando con una admiración que nunca había mostrado hacia ningún otro hombre adulto. Nunca nadie había hecho tanto por ellos.
—Claro que sí, niño —intervino Hassan con una sonrisa amplia que mostraba
