Entre Las Letras De La Pasión

MI CORDURA

PHIL

Mi corazón latió a mil por hora, como siempre lo hacía con cada uno de sus mensajes.

Me moría por contestarle en ese momento, pero debía poner toda mi atención al favor que me pidió mi padre y volver a la información de Sandy Kepler, a quien llamarán Brooke Michaels.

Al día siguiente llegaba y tenía que ir al aeropuerto a buscarla.

—Hola, tú debes ser Brooke, ¿no es así? —pregunté al verla salir por la puerta de desembarque. Sus ojos estaban ligeramente inflamados y era evidente su tristeza.

—Si, muchas gracias por venir por mí. —respondió con algo de vergüenza.

Me reí al ver como sus mejillas se enrojecieron; sin embargo, no quería que las cosas se tornaran un poco incómodas, por lo que me acerqué y la ayudé a tomar su maleta.

—Es un placer, me han dicho que estudias medicina. —Ella movió su cabeza en afirmación para comenzar a caminar hasta el auto.

—Si, de hecho, tengo que hacer el traspaso de mi información para poder terminar mis 4 años de medicina general.

Me gustó esa respuesta, a pesar de que su corazón no estuviera en las mejores condiciones, emocionalmente hablando. Sus ganas de superación seguían intactas.

—Genial, porque necesito a alguien de confianza que me ayude con los expedientes de mis pacientes. No sería como secretaria, de hecho, hay muchas plazas disponibles. Estoy seguro de que algo encontraremos disponible para ti. —dije terminando de subir su maleta al auto y me di cuenta que no le había dicho mi nombre—. Que bárbaro, lo siento. Soy Phillip Farré. —dije ofreciendo mi mano.

—Soy San... —ella guardó silencio y la calmé diciendo.

—Tranquila, sé quién eres y sé un poco de lo que sucede. No te sientas obligada a decirme qué es lo que ha pasado contigo. No te juzgaré solo que no te sientas sola, te ofrezco mi más sincera amistad, Sandra Kepler. —dije sin quitar mi mano, esperando a que ella me diera ese voto de confianza.

Ella la tomó dando el primer paso a esa amistad.

El resto del camino fue únicamente entre conversaciones sobre el hospital, lo que ha estudiado y a que le gustaría dedicarse y terminamos hablando de mi carrera como neurocirujano recién residido.

También toqué el tema de ayudarle a conectar con una nueva universidad para que continuara sus estudios.

Al principio se podía ver cohibida y temerosa de hablar, pero luego fue relajándose y se soltó a hacer preguntas sobre las plazas disponibles dentro del hospital. Hasta que llegamos a su departamento.

Su cara fue de total sorpresa al entrar y ver todo el lujo del lugar, fue como la cereza del pastel, para su nueva vida.

La impresión fue tanta que dejó caer su bolso, del cual salieron un par de cosas que llamaron mi atención, entre ellas, dos libros de Eli G. tomé uno de ellos.

—¿Te gusta Eli G.? —cuestioné, al abrirlo me di cuenta de que estaba firmado y no con una firma cualquiera. En la dedicatoria decía “para mi bella y pelirroja cuñada”—. ¿Ella es tu cuñada?

No sabía cómo sentirme en ese momento, eso significaba que ella conocía a esa mujer físicamente, y a mí me mataba la curiosidad por preguntar muchas cosas; sin embargo, debía mantener la calma y no mostrarme como un niño pequeño y tornarme en un preguntón.

—Bueno, mi ex cuñada. —respondió.

—Debo de admitir que estoy enamorado de esa mujer, sin saber siquiera quien es. Amo sus libros y la manera en cómo te hace sentir muchas cosas. Sigo soltero y sin compromisos porque toda mi vida me he cerrado a tener amistades físicas que solo te conducen a perder el horizonte. Durante mi periodo de estudiante, los libros fueron mi mejor compañía. Prefería quedarme a leer un libro que salir a bares. Hace dos o tres años me encontré con su primer libro en la librería y no leía sobre medicina el cien por ciento de mi tiempo, sino un poco de romance de vez en cuando. Menos complicado de las relaciones sentimentales. Se aprende muchísimo en los libros, eso si te lo puedo asegurar. —dije eso último viendo hacia la ventana. Omití muchas cosas que no eran necesarias que supiera por el momento.

Lo que jamás me imaginé fue que ella sacara su teléfono y me mostrara una foto de la mujer detrás de mis libros favoritos.

Mi cuerpo entero reaccionó al ver la bella mujer en la foto.

Su cabello lacio, largo y castaño. Sus ojos eran como dos esmeraldas y su rostro dulce e inocente, su piel era blanca y podía imaginarme que debe ser como seda al tacto.

Mi atención fue hasta el pronunciado escote de su camisa, mi mente por fin le había puesto rostro a su fantasía y mi polla comenzó a reaccionar al detallar cada parte de ella mostrada en esa imagen.

—Es una mujer realmente hermosa. —dije sintiendo algo atorado en mi garganta.

El entusiasmo de mi polla no hizo más que ir en aumento, por lo que me despedí y salí rápidamente del departamento, con el plan de vernos al día siguiente para hablar sobre el trabajo.

Bajé al estacionamiento, saqué mi teléfono y llamé a la primera de mis sumisas. Lo hice solo con la esperanza de que mi mente me ayudara a sentir placer, al imaginar a esa bella mujer haciendo todo lo que hacía otra para mí.

¿Enfermizo? Posiblemente, pero no me iba a quedar con las ganas de experimentar.

Horas después, me di cuenta de que el experimento falló. El sexo se sintió igual que siempre, un acto físico vacío y sin sentido.

Algunos días pasaron y mi amistad de Sandy se fortaleció, también mi vínculo con Elizabeth. Le escribía todos los días, mañana, tarde, noche y siempre recibía respuesta. Me moría por conocerla, pedirle estar frente a frente, pero tenía temor a que si lo hacía me bloqueara.

Un día me escribió para decirme que uno de sus libros sería subastado y no lo pensé y mucho menos dudé. Llamé a la línea disponible del evento y lancé una oferta que no cualquier podría superar. Cien mil dólares por ese libro, esa noche recibí el siguiente mensaje.

-Estás loco, eso es mucho dinero. - @EliG. 5:35 pm. EST.

-Cada dólar irá a un lugar que lo necesita y el libro irá a mi mesa de noche para ser apreciado cada día sabiendo que, la hermosa mujer que lo escribió lo sostuvo en sus manos. - @DrPreads 5:37 pm.

-A parte que también estoy loco por ti. - @DrPreads 5:37 pm.

-¿Será posible enamorarse sin conocer a esa persona? - @EliG. 5:38 pm.

Quedé sin palabras, pero no quería ilusionarme, podía estar hablando de un libro.

-Es posible cuando esas dos personas están hechas el uno para el otro. Porque no hay lugar, tiempo y espacio que los límite de amarse. @DrPreads 5:39 pm.

-Pero muchas veces el amor nos hace sufrir, especialmente si esa persona es un peligro inminente. @EliG. 5:40 pm.

-En la historia de Jack, escribiste, “Cuando se ama, no lastimas a quien amas, sino a quien desea herir lo que amas”. Jack cambió lo que era, por el amor de Anya. Ella fue su balsamo, su complemento, su amor, su vida entera. Me da envidia que solo en la literatura se pueda tener una vida así, sin llena de complejos y prejuicios. @DrPreads 5:42 pm.

-Ni yo lo recordaba así, me encanta. @EliG. 5:42 pm.

-¿Qué yo lo haya recordado, yo o tu libro? - @DrPreads 5:43 pm.

-Todo lo mencionado. - @EliG. 5:43 pm.

Esa mujer podía hacer que me pusiera de rodillas con tan solo una palabra.

Los siguientes meses nos acompañaron conversaciones de ese tipo y mucho más intensas.

En el hospital el trabajo también se convirtió en mi prioridad y aceptaba más operaciones de lo que hacía antes.

Había hecho a un lado a mis sumisas y eso estaba causando un ligero malestar en ellas. Ya no las llamaba como era de costumbre, estúpidamente desde que me volví más íntimo con Elizabeth, era como ser infiel; sin embargo, el cuerpo de vez en cuando lo pedía y debía aceptar que no podía estar atado a una fantasía.

—Phil. —llamó Sandy, después de quedar con ella para almorzar.

—¿Todo bien? —pregunté al ver la agitación en ella.

—Quería extenderte una invitación. —mencionó con un poco de pena. Lo cual me sorprendió en ella.

—Si es para ir a la boda de tu amiga, no creo poder desligarme del hospital. —dije, no me gustaban esos eventos. Así que antes de que me lo pidiera, me di la vuelta y seguí con mi camino.

—Mi amiga, se casa con el hermano de Eli G. No creo que quieras perderte la oportunidad de conocerla. —dijo, y fue como si tocara la flauta de Hamelín. Me giré con una sonrisa ante las palabras que salieron de su boca.

—No estás jugando conmigo, ¿verdad?. —Sacó su teléfono, buscó una foto en él y me mostró una donde Elizabeth salía con Ángel y Clara, mientras tomaban el sol a la orilla de la piscina. Ella usaba un bikini color rojo que cubría únicamente sus atributos y no pude evitar decir.

—Deliciosamente hermosa. —Mordí mi labio, esa mujer fue tallada por los dioses o como lo describiría en sus libros. Fue creada con mucho amor, empeño y una genética de seres divinos por su belleza.

—¿Eso es un sí? —preguntó con una sonrisa.

—Solo muerto dejaría volar esta oportunidad. ¿Cuándo es? —ella me dio los detalles, pormenores y uno de ellos era.

—¿Entonces quieres darle celos a tu ex? —pregunté y ella bajó su mirada.

—Por favor, Phil, ayúdame. Te juro que lo primero que haré cuando lleguemos a Zaragoza es presentarte a Elizabeth. —dijo.

—Mas te vale, esa mujer será mi esposa. —dije y ella comenzó a reír.

—Me encanta tu seguridad. Crucemos los dedos que así sea. Serás el yerno predilecto, para sus padres. Ya creen que se quedó para vestir santos, por lo que pasa el cien por ciento de su tiempo escribiendo, editando y diseñando. —dijo y me parecía algo difícil de creer, pero de igual manera respondí.

—Yo sacaré a esa reina de la cautividad de su propia mente. Iremos, ahora, ¿podemos ir a comer? Tengo una cirugía en 1 hora y posiblemente esté 4 horas dentro de ese quirófano. Con la motivación de que el fin de semana conoceré a mi esposa.

El fin de semana llegó, acompañado del viaje a Zaragoza.

El recibimiento por parte de los amigos de Sandy fue muy agradable. Hasta que tuve un ligero encuentro con el ex de Sandy; Sin embargo, una hora después, el tiempo y la tierra se detuvieron al por fin estar frente a frente a la mujer que se había robado mi cordura.

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