LIZ
Salí de esa habitación y mis piernas temblaban. Nunca me hubiera imaginado que ese hombre fuera tan guapo.
El tiempo a su lado fue tan ameno que lo sentí como agua entre mis manos.
Al principio, fue incomodo no saber lo que pensaba o esperaba de mi como su escritora favorita.
Sin embargo, meses atrás me había convertido en su confidente anónima. Si bien no nos conocíamos físicamente antes de confesarnos cosas intimas, no podríamos fingir ser diferentes al estar frente a frente.
Antes de salir de la casa decidí pasar por la habitación de los niños. Abrí la puerta y Ángel estaba leyendo un libro a los bebés quienes ya dormían en sus cunas. Me despedí con un gesto con mi mano. Ángel me lanzó un beso en respuesta.
Pasé por la habitación de Ariana y Clara estaba haciéndole unas trenzas a Ariana.
—¿Sigues aquí? —preguntó.
—Eh, sí.
—¿Tienes calor, tía Liz? —negué e instintivamente toqué mis mejillas—. Están rosadas.
—Eso es porque pronto la tía Liz tendrá un novio. —respondió Clara casi susurrando en la oreja de Ariana quien ya con sus cuatro años era un prodigio como su padre.
—¡Si, tendré más bebés! —dijo y si estuviera tomando o comiendo algo se me hubiera atorado en la garganta.
—No digan esas cosas, es el novio de Sandy.
—Lo sé todo, así que no me vendas esa mentira. Tranquila. —puso su dedo en la punta de su nariz—. Tu secreto está a salvo conmigo.
Concluyó guiñando su ojo.
—No sé qué es lo que sabes o lo que crees, pero no sé de que me estas hablando.
—El tiempo me dará la razón, solo eso diré. ¿Vendrán a arreglarse aquí o nos vemos allá?
—Vendremos a ayudar en lo que se pueda. Mañana es tu día y tienes manos de sobra para ayudar con los niños.
—Bendecida de que así sea. Está bien, las espero mañana. —Asentí, me acerqué a ambas, les dí un beso en la mejilla y me despedí.
Sali por la puerta y sentí una mano atrapar mi cintura.
—Me gustas, letritas. —dijo Phil en mi oreja haciendo que mi cuerpo se estremeciera.
—¿Letritas?
—Si, porque no tienes idea de lo que provocan en mí unas palabras escritas por ti, y ahora escucharlas de tus propios labios. Es algo magnético. —Gemí al sentir el bulto casi en mi trasero.
—No puedes tocarme. —dije intentando alejarme de su agarre.
—¿Por qué?
—Tienes reglas que te prohíben tener intimidad con alguien que no sean “tus sumisas” te recuerdo que son varias.
—No es como que no tengas a nadie que te ayude a cumplir tus fantasías. —guardé silencio.
Todo lo que había compartido íntimo con él, era lo que he experimentado yo misma, no con alguien más, pero daba a entender otra cosa. De igual manera estaba aquí con un hombre que me tenía derretida en sus brazos con tan solo hablar a mi oído.
—No hay nadie. —giré lentamente. Su rostro de incredulidad me hizo reír.
—Eso es mentira. No creo que no tengas a nadie.
—¿Me creerías si te digo que soy la reina de la teoría, pero no de la práctica?
—¿Eres virgen, Letritas? —su pregunta fue acompañada de un ligero apretón que hizo pegar mi pecho al suyo y me puso a temblar.
Mordí mi labio al quedar tan cerca de su rostro. Sabía que este hombre era un peligro. Jamás me imaginé poder conocerlo y mucho menos sentir como mi estomago se revuelve y mi mente muere, por su toque.
El dorso de su mano acarició mi mejilla, hasta llegar a mis labios.
—Si. —susurré y en respuesta sus labios se unieron con los míos.
Mi mente se nubló, me imaginé este momento miles de veces y posiblemente hasta más especial, pero no. Esto superó mis expectativas por millones.
El sonido de la puerta abrirse nos hizo separarnos.
—Liz, ve a casa. —dijo Ángel y mis mejillas ardían, mientras me escondía en el pecho de Phil.
—Si. —respondí, él se metió de nuevo en la casa y levanté mi mirada para encontrarme con Phil.
—Lo de morir en tus brazos no es mentira. Siento que te conozco desde hace mucho tiempo y si esto puede ser arrebatado, pero me gustas.
—¿Cómo tu sumisa? —pregunté alejándome de su agarre.
—No, jamás podría compararte con ellas. Tu eres mi dueña, mi diamante desde hace mucho tiempo, sin conocerte te robaste mi corazón y ahora que te tengo enfrente de mí, saber que tengo la oportunidad de obtener más que tus letras y palabras. Estoy dispuesto a todo.
—Tranquilo, guapo. No corras, mañana hablaremos todo lo que quieras después de la boda. Por ahora creo que tengo que irme o Ángel volverá a salir. —Asintió tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Caminamos hasta mi auto, al llegar nos miramos a los ojos por un momento sin decir nada y luego se acercó a mi frente donde dejó un beso.
—Buenas noches, Letritas.
—Buenas noches, guapo. —liberó mi mano cuando procedió a abrir la puerta de mi auto.
Entré en el auto con las piernas hechas una gelatina. Mis manos temblaban y hasta dejé caer las llaves del auto.
Encendí el motor y lo vi meter sus manos en sus bolsillos. Esa sonrisa me estaba acelerando la presión. Aceleré y manejé directamente a la casa.
—¿Todo bien? —preguntó Sol. Al verme perdida viendo por la ventana de mi habitación.
—Lo conocí. —Ella me miró con una cara de incomprensión tremenda.
—¿A quién?
—@DrPreads —sus ojos casi salieron disparados por la habitación.
—¿Enserio? ¿cómo es? ¿Dónde lo conociste? Cuéntamelo todo. —No estaba segura si debía mentirle sobre que era el “prometido de Sandy” por lo que me limité a decir.
—Mañana lo sabrás. —Ella intentó sacar la información de mis labios por casi media hora, pero no lo logró.
Se despidió diciendo que era mala por no querer decirle. Me sentía mal, pero mañana se lo podría decir y presentarlo frente a frente.
En la soledad y mientras miraba el poster de Edward Cullen en el techo de mi habitación rodeado de todos mis novios literarios. Llevé una mano a mis labios y me di cuenta de que fueron besados por el hombre que me escribía sin saber que se volvería tan importante.
Al mismo tiempo que me regañé por dejarme seducir de esa manera, por hablar más de la cuenta con él. Todo esto podía terminar muy mal y eso me aterraba aún más. Me obligo a dormir, tenía muchas cosas en la cabeza.
La mañana siguiente llegó y las hermanas de Clara, su madre y nosotras, éramos un caos alrededor de todos los niños, intentando arreglarnos y arreglarlos a ellos. Sin embargo, en la casa estaba Sandy lo que nos ayudó mucho.
Agradecí ya estar lista cuando bajé con uno de los más pequeños en mis brazos.
Hicimos contacto visual con Phil, pero bajé la mirada y puse mi atención en lo que estaba haciendo. Ya tendría momento de hablar con él, pero su mirada sobre mí provocó que mi cuerpo reaccionara de maneras completamente desconocidas.
Nuevamente despabile mi sentir por Phil con el bebé en mis brazos. No sabía si era Miguel o Guillermo.
Después de un par de horas todos estaban listos, tras que dos de los pequeños hicieron estallar su pañal con bombas casi lacrimógenas en el momento menos esperado, logramos salir a tiempo, pero el tráfico en la carretera nos retrasó.
Aparentemente se trataba de un accidente en el que cayeron dos autos al mar. No pudimos ver nada, más que las grúas, paramédicos, bomberos y policías dando direcciones y órdenes de avanzar.
Al llegar a nuestra casa, donde se llevaría acabo el evento, nos bajamos Sol, las hermanas de Clara, Fernanda y Laura y yo con uno de los pequeños y Ariana acompañaba a su madre.
Clara era realmente hermosa y su cuerpo era casi perfecto después de haber traído a cinco niños al mundo en menos de 4 años.
Debido al retraso, la boda comenzó casi de inmediato.
Busqué mi silla, pues mi abuela había contratado ayuda para que los niños estuvieran siendo cuidados por niñeras.
Sol y yo nos sentamos en la segunda fila, y mi corazón se aceleró cuando mi nariz captó un picante aroma masculino de Phil.
—Hola, no nos han presentado, soy Phil. —dijo con tranquilidad viendo a Sol.
Yo ni siquiera me giré a verlo, tenía miedo de que mi baba cayera con tan solo hacer contacto visual con él.
—Mucho gusto, Phil. Me llamo Sol, tú debes de ser el prometido de Sandy. —dijo y él miró a Sandy, quien estaba a un lado de Clara y respondió.
—Algo así. —Justo cuando estaba por verlo, una mano le tocó el hombro por detrás. Phil se alejó y su rostro era de desagrado.
—¿Se conocen? —pregunté al ver que ambos tenían un duelo de miradas. Phil asintió
—Ella es Kayla, mi exnovia. —Fue como un golpe en el estómago para mí. Mi mandíbula casi cayó al suelo. Conocía su decepción por culpa de esa mujer y la manera tan ruin de engañarlo con su mejor amigo. la excusa. "Tu solo estas estudiando y yo necesitaba atención". Me sorprendió verla entre los invitados, pero estaba acompañada de dos adultos mayores, así que deben ser socios de alguien de la familia.
—Un placer, Kayla. —dije con la sonrisa en el rostro. Sol acarició mi brazo sin comprender nuestro intercambio.
Después de esa incómoda interacción. Nos centramos en escuchar como Clara y Ángel intercambiaron sus votos matrimoniales, pero no pasaba desapercibida la forma en cómo esa tipa se quería comerse a mi guapo.
Tuvimos que mantener la distancia debido a que el plan era hacerle creer a David que Phil era la pareja sentimental de Sandy.
La boda concluyó y todos nos dedicamos a disfrutar. Phil estaba pegado a mi todo tiempo, la mujer nos perseguía literalmente a todas partes, hasta que decidí entrar a revisar si todo estaba bien con mis sobrinos. Ella estaba apreciando los libros en el librero alrededor de la chimenea.
—Son muchos libros de Eli G. en esta casa. ¿No lo crees? —preguntó Kayla pasando sus dedos por los libros.
—Es su casa, tienen que estar todos sus libros aquí. —dijo Phil llegando a nosotras con dos copas, una en cada mano. Me extendió la mía y la recibí gustosa acompañada de un beso en la mejilla.
Me volví a ver a la que deseaba ser la antagonista de la noche. Su cara era poesía pura, una expresión digna de describir como estupefacción.
—Eli G. ¿Eres tú? —preguntó y por la forma en que tartamudeó se me hizo imposible no reír.
—Culpable. —dije levantando mi copa en su dirección.
—Vamos a la fiesta, Letritas. No pierdas tu tiempo con ella. —dijo Phil y no me gustó su manera de expresar eso. Puse mi mano en su pecho.
—No seas así, guapo. Compórtate. Discúlpanos, hermosa. Estás en tu casa. —me di la vuelta y pude sentir la manos de Phil entrelazarse con la mía.
Salimos del lugar para instalarnos frente al bar.
—¿Aún sientes algo por ella?
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