Salve Al Principe

Vivo atrapada en una jaula de oro, si se puede decir así. Mi madre murió al darme a luz y desde entonces mi Padre y hermanos me odian. No conozco que es el amor jamás he recibido una sola caricia, la única que cuida de mí es mi doncella Julia ella se hizo cargo desde mi nacimiento pero no es igual a recibir el amor de los que comparten sangre con migo. Jamás me he sentado a comer con mis hermanos y mucho menos con padre. Aunque sea la hija de un Márquez ni la servidumbre me trata como debería, me sirven de mala gana, se burlan de mí y me llaman asesina, todos en está casa dicen que hubiera sido mejor si yo hubiese muerto también, que no saben porque el Marqués me dejó vivir... —Señorita, veo que ya está despierta, en un momento le traeré su desayuno. —Si, gracias Julia. Me levanté de la cama y salí al balcón, al menos mi habitación es buena. A veces he deseado aver muerto en lugar de mamá. —Aquí tiene mi señorita. —Gracias. —Mi señorita, ¿sabe qué día es hoy? —No, no lo sé. —Hoy es el cumple años número siete de la señorita—mire a Julia antes de responder, nunca me he tomado la molestia de recordar la fecha de mi cumpleaños ya que es el día en que mamá murió. —Lo olvide. —Le tengo una pequeña sorpresa a mi señorita, regreso en un momento. Julia salo de la habitación corriendo a toda prisa. Mientras desayunaba Julia entro y esta vez traía una pequeña tarta en sus manos. —Es lo único que está humilde doncella puede ofrecerle a la pequeña dama, pero lo hago con todo mi corazón. —Julia no tienes porque preocuparte por mí, estoy bien, es más te puedes meter en problemas. El Marqués prohibe que en este día haya cualquier cosa que signifique celebrar mi cumpleaños. —Nosé preocupe mi pequeña señorita, quiero verle sonreír este día. —Muchas gracias Julia, gracias por estar conmigo desde mi nacimiento—me miró muy conmovida y me dio una dulce sonrisa. —¿No le gustaría salir al mercado el día de hoy? —¿Puedo? —Claro que si, solo déjeme vestirla y le pediré permiso al Márquez. Julia me vistió con ropa que no fuera muy llamativa para poder estar más tranquilas y disfrutar de mi cumpleaños. —Listo, mi pequeña dama aunque usé ropa sencilla luce muy hermosa—sonreí ampliamente y seguí a Julia ala oficina de de padre. Llamo Julia a la puerta, mientras yo me quedé a un lado. —Entra—esa es la voz de padre. —Disculpe Márquez por la interrupción, pero quería pedirle permiso de llevar a la señorita al mercado. —Te he dicho muchas veces que no me importa lo que haga y deje de hacer esa niña, si fuera posible quisiera que no volviera pero solo la mantengo por la promesa que mi esposa le hizo a su mejor amiga la emperatriz y lo sabes Julia ¡¡¡así que ya no me vuelvas a informar nada que tenga que ver con ella!! Si lose jamás recibiré una sola caricia de mi padre, sé que solo me dejó viva por el compromiso. Es injusto yo no pedí nacer, si me hubieran dado a eligir entre la vida de mi madre y la mía la hubiese elegido a ella. —Mi señorita el carruaje ya está listo, andando. Lamento que solo sea esta doncella la que la acompañe, sé que mi señorita tendría que ser escoltada por dos caballeros pero usted sabe que el Marqués no lo permite. —Se muy bien Julia así que no te preocupes y vamos. Hace mucho que no salía de la mansión, he estado atrapada ahí, nunca he asistido a una fiesta de té o tenido una amiga ya que mi padre no me deja ni ir a la boutique mis vestidos siempre son ordenados por Julia. El sonido del traqueteo de los caballos, los cantos de los pajaritos y el hermoso cielo azul que nos rodea, todo eso se siente más amplio cuando estoy fuera. —Mira Julia!! es muy bonito, Julia mira eso!! —Me alegra mucho que mi señorita se esté divirtiendo, le gustaría probar un pincho. —Eso... ¿Qué es Julia? —En un palillo encruztan carne, verduras y las ponen a azar. A lo lejos se escuchaban murmullos, la gente estaba demasiado inquieta. El rostro de Julia cambio de una de alegría a uno de preocupación. —¿Qué sucede? —Deveriamos regresar a la mansión—me tomó de la mano y empezamos a caminar de prisa. —Mira, pero que hermosa niña la que llevas. Un hombre alto y robusto se interpuso en nuestro camino y saco un cuchillo. —Quedece detrás de mi señorita. —Entregame a la niña y te deja ir. —Jamas, no lo haré ni aunque me cueste la vida. El hombre se abalanzo hacía Julia y la apuñaló en el abdomen. —Julia!!!—grite con lágrimas en mis ojos. —Corra señorita, váyase porfavor. Me gire y empecé a correr lo más rápido que pude pero otro hombre salió de un callejón y me tomó por el cabello. Me golpeó en la nuca y todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor, lo último que ví fue a Julia tirada en el piso en un charco de sangre.