CAPITULO 1
MIAMI. AGOSTO DEL 2017
Hoy era el cumpleaños de mi hermana menor Fernanda, mis padres ya debieron haber llegado hace horas y eso en verdad comenzaba a preocuparme.
—¡Valerie ya quiero comer pastel! ¿Dónde están papá y mamá?- preguntó una impaciente Fernanda.
—No lo sé pero ya valieron madres, tú y yo nos comeremos este pastel sin ellos. — beso su mejilla para luego prender la vela, cantando el feliz cumpleaños — Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Fernanda, feliz cumpleaños a ti... pide tu deseo.
Ella cierra los ojos y sopla las velas. En ese momento tocan la puerta con insistencia, Fernanda se levanta para abrir y yo la detengo.
—Yo voy a ver, al rato que es un violador y tú de pendeja le abres la puerta —ella frunce el ceño haciéndome reír, me encanta hacer enojar a esta pequeña.
Abrí la puerta encontrándome con dos oficiales de la policía.
—Buenas oficial... Si fue la vecina la que los llamó ¡Déjenme decirles que esa cuarentona me odia por haber estropeado sus vestido por accidente! - ellos se mantienen serios.
—¿Usted es Valerie Stonson? - pregunta uno de ellos.
— Sí - fruncí el ceño, esto no me gustaba para nada.
— Señorita hubo un accidente en la carretera ciento veintitrés... Sus padres estaban en el accidente -me mantengo inmóvil esperando la noticia que cambió mi vida y la de mi hermana para siempre - Ellos no sobrevivieron señorita, sus padres están muertos
—¡¿Qué!?- gritan a mis espalda. Fernanda me miraba con sus ojos llenos de lágrimas, se acercó corriendo hasta mí y yo la abracé con fuerza.
¿¡Ahora qué hacemos!? Ni siquiera he terminado mis estudios, mis padres no se merecían este final tan de mierda, eran buenas personas. ¿Por qué dios siempre se lleva a los que más queremos? ¡Ahora qué haré yo sola con mi hermana!
—Gracias oficial por informarme, ahora por favor... váyanse - digo con mucha dificultad, mis lágrimas no dejan de salir y les cierro la puerta en la cara.
—¿Val qué haremos sin papá o mamá?- me pregunta aun llorando Fernanda.
—Sobrevivir, te aseguro que yo me encargaré de que nada nos falte, ahora solamente nos tenemos a nosotras dos. -me limpio las lágrimas. Tengo que ser fuerte, tengo que serlo por ella…
Después del entierro de mis padres me puse a buscar trabajo, llevo una semana faltando a clases porque necesito conseguir dinero, la servicios de la casa están pagos por lo menos este mes, pero si no conseguía dinero pronto nos veríamos en dificultades. Estoy trabajando en una cafetería y… ¡Lo odio! Pero no hay de otra.
—Bienvenida a Coffe Love, ¿Qué desea ordenar? - le pregunto con una sonrisa forzada a la despampanante rubia sentada en la mesa.
—Un café amargo sin azúcar, ni leche - lo anoto con rapidez, cuando estoy por darme la vuelta ella me detiene – Oye, por lo menos disimula que te desagrado perra.
Me volteo a verla enojada.
—No es que no me agrades, sino que odio mi trabajo pero me aguantó hasta los ovarios las ganas de romper una lámpara contra la cabeza de mi jefe el pedófilo porque es el único lugar donde me dieron empleo, ¡Así que no me jodas la paciencia rubiecita! ella comienza a reír y revisa en su cartera.
—Mi nombre es Zara. - me entrega la tarjeta – Ya que no te gusta este empleo, te ofrezco algo mejor. Ve a la dirección que está escrita aquí a las diez.
Se levanta para después irse de la cafetería, leo la tarjeta.
"Club ARMENIA"
Analizo los pros y contras. Trabajar en un club no puede ser peor que esto, así que tomo una decisión.
—¡RENUNCIO!
Me alisto para ir a la dirección anotada en la tarjeta, Fernanda está dormida y yo lista para salir. Conduzco y veo el gran cartel con letras Azules Brillantes que dice "ARMENIA". Bajo del auto y en la entrada está un grandullón con una pinta de matón y ya me estoy acojonando.
—Ho...hola vengo de parte de Zara —le muestro la tarjeta y me deja pasar. Entro y el club está vacío, solo hay una chica limpiando la barra de licores —Disculpa, busco a Zara.
Ella me ve con una ceja levantada, la chica es una pelirroja y trae puesto un corsé con unos shorts de jeans y altos tacones negros.
—Está en los camerinos, al fondo a la derecha —me dice y yo voy hacia donde señaló, veo una puerta con un cartel que dice "¡No pasar!" Entré y me quedé sin palabras.
Había mujeres arreglándose con ropas que no les cubria casi nada, otras están casi desnudas.
— ¡¿Pero qué?!
—¡Llegaste! —la rubia Zara, la misma de la cafetería estaba ahí sonriéndome, solo que ahora está vestida con una lencería de encaje n***o que se le pega a su perfecto y hermoso cuerpo.
—¡Eres Stripper! —exclamé horrorizada.
—¡Ojo! “Stripper” no nos gusta preferimos “bailarinas sexis” —dijo una castaña igual de hermosa —¿Ella es la chica de la que hablaste? ¡Pero si es más chata que mi abuela!
—Gracias por insultar mi falta de atributos —le dije con sarcasmo.
— Viste, es graciosa —dice Zara riéndose. —Además, vamos a resaltar lo que tiene.
La castaña me mira de arriba abajo, se acerca y sin previo aviso toca a mis senos.
—¿¡Pero qué te pasa!? —me alejé aterrada.
— Por lo menos tiene senos pero debajo de esa horrible camisa no se notan —me sonrojo.
—¡Todavía no he aceptado este empleo!
—¿Acaso prefieres volver con tu jefe pedófilo? —preguntó con ironía la rubia —Aquí puedes ganar más que allá en una noche de baile, las propinas son casi de más de cien dólares, suma eso por día más lo que conseguirás semanal, dime… ¿Aún lo sigues dudando?
Por Fernanda...
—¡Acepto! —Ahí empezó todo.