El ceño de Gian se frunció cuando escuchó su nombre ser llamado en repetidas ocasiones. Se giró en la cama con intenciones de seguir durmiendo, sin embargo, las mantas que cubrían su cuerpo fueron haladas con fuerza y no tuvo más opción que despertarse.
—Gian —la molesta voz de su tía volvió a llamarlo.
El doncel la miró por un momento e intentó comprender lo que estaba sucediendo, porque al principio no pudo entender lo que hacía Su Ji en su habitación, luego de que él la hubiera despedido hace diez años, pero bastó con que viera a su alrededor para que se diera cuenta de que eso no se trataba de esos sueños extraños que estaba teniendo en el último tiempo, si no que era la realidad.
A veces Gian quería reír y en otras llorar cada vez que confundía su realidad con sus sueños, porque estos siempre parecían tan reales.
Su Ji separó los labios y pareció algo pensativa antes de hablar.
—Es tarde y todavía no estás listo para ir al instituto —dijo ella.
Gian la observó en silencio. No sabía lo que Su Ji hacía ahí, en su casa, en su habitación, cuando se suponía que ella no tenía permitido quedarse a dormir.
—No quiero ir.
El doncel se giró en la cama con intenciones de volver a dormir, y de que su tía entendiera de que era el momento de que ella se fuera, no obstante, Su Ji no se movió de su lugar.
—Gian —habló Su Ji con voz molesta —ayer recibí quejas del instituto por tus faltas de la semana pasada, porque al parecer te olvidaste de presentar tus certificados médicos para justificarlas.
Gian fingió no escucharla, porque sabía que no entregó aquellos justificativos médicos, no solo porque no quería que más personas se enteraran de lo que estaba pasando en su vida, sino que no tuvo tiempo si su objetivo principal en el instituto, fue mantenerse a salvo de Joon Ho y sus amigos. Además de que sabía de que el director odiaría su caso porque mancharía a la institución, o al menos ese era el pensamiento retrógrada que ese hombre tenía.
—Además, al parecer ayer no tuviste el mejor comportamiento antes de dejar la clase.
La mirada de Su Yi se volvió más seria, como si lo estuviera amenazando, pero fue algo a lo que Gian no le dio importancia, porque no le temía a su tía y, sabía que si algo sucedía, quien salía perdiendo más, sería ella.
—Tenemos un acuerdo, Gian —le recordó —ahora levántate.
El doncel no necesitó que ella le recordara cuál era ese acuerdo, porque él lo hacía perfectamente, después de todo, era ese acuerdo el que le dejaba vivir tranquilo sin que su tía se metiera en su vida.
En contra de su voluntad, el doncel se levantó de la cama y comenzó a arreglarse para ir al instituto. Gian llegó tarde otra vez y, a pesar de que su profesor no pareció muy feliz y de que lo regañó, al final lo dejó entrar en el salón, después de todo, Yu era un buen estudiante, que al parecer últimamente estaba teniendo problemas personales que le hacía salirse de su papel de “un buen adolescente”.
Luego de que Gian ocupara su lugar entre los primeros asientos, Joon Ho no pudo apartar su mirada de él, a pesar de que se repitió que no debía de ser muy evidente de que tenía asuntos que resolver con ese doncel, pero se sentía tan enojado luego de su conversación con su madre la noche anterior y de, esos sueños extraños que tuvo, que parecía que nunca se iban a detener, lo que le provocaba un deseo insano de levantarse de su lugar, tomar a Yu de su largo cabello y arrastrarlo afuera de ese salón para resolver todo cuanto antes.
Joon Ho no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado cuando Gian levantó la mano e interrumpió la clase con un “¿puedo ir al baño?”. Al igual que el día anterior, el doncel ni siquiera esperó una respuesta antes de que ya hubiera corrido afuera del salón.
Joon Ho no preguntó si podía salir, ni le preocupó la voz molesta del profesor llamándolo por su apellido, sino que se concentró en ir detrás del doncel. En cuanto entró en los baños más cercanos, pudo escuchar el sonido de arcanas provenientes de uno de los cubículos. Hizo una mueca de asco, se cruzó de brazos y se apoyó en el lavamanos frente a la puerta de la que provenían los sonidos.
Poco tiempo después de que las arcadas se detuvieran, la puerta del cubículo se abrió, permitiéndole ver el rostro un poco pálido del doncel, que tenía la cabeza inclinada mientras limpiaba sus labios con toallitas desechables. Gian al notar que había alguien más en el baño levantó su mirada y sus ojos se ampliaron por la sorpresa y el temor cuando vio a Joon Ho.
En otro momento Na hubiera disfrutado del miedo que vio en Gian, pero en ese instante su rostro solo mostró su enojo, que hizo que el doncel retrocediera con intenciones de huir, porque sabía que no estaba a salvo con él, sin embargo, fue muy lento, ya que Joon Ho caminó con pasos rápidos y decididos, lo tomó de las solapas de su chaqueta del uniforme y lo empujó contra la puerta del cubículo del que acababa de salir.
—¡¿Crees que con las mentiras que le dijiste a mi madre me haré responsable de ese bebé?!
—¿Q-Qué? —balbuceó confundido Joon Ho.
El doncel intentó apartar las manos de Joon Ho pero el agarre era demasiado fuerte.
—No voy a casarme contigo.
Una mano de Joon Hoo subió hasta el cuello de Gian y lo empezó a apretar. Tal vez debía deshacerse de ese doncel para no ser obligado a hacer algo que no quería.
—¿Ca-Ca-sar-te?
Gian intentó comprender de lo que hablaba Joon Ho, pero no pudo, y su atención empezaba a estar en el hecho de que no podía respirar.
—N-No s-sé de qu-e habl-blas.
Sus uñas se clavaron en el dorso de la mano de Joon Ho, buscando ser soltado.
—N-No pu-e-do res-p-pir-rar.
Joon Ho lo observó. El rostro pálido del doncel ahora estaba rojo, casi morado y parecía que de verdad no podía respirar. En contra de su voluntad lo soltó, porque sabía que se estaba dejando dominar de su enojo y, lo último que quería era terminar en prisión por matar a ese doncel.
Caminó hacia la puerta del baño y la cerró con seguro. No quería que nadie los interrumpiera. Respiró profundo en un intento de calmarse, mientras podía escuchar a Gian dando largas bocanadas de aire, que parecían solo avivar su enojo.
Sentía tanta necesidad de golpearlo.
—Mi madre me informó ayer en la noche que me casaré contigo —dijo mientras regresaba.
Gian estaba inclinado con sus manos apoyadas en sus piernas, casi no le prestó atención a lo que Joon Ho dijo ya que estaba intentando recuperar el aliento.
—Porque tengo que ser “responsable” —hizo comillas con los dedos —¿qué le dijiste?
—Nada —respondió.
—¿Le dijiste que te violé?
—¡No!
Él no se lo había dicho, pero la mamá de Joon Ho se enteró de algún modo. Si no había sido tampoco el otro involucrado, no sabía cómo se enteró, o quién más que ellos dos sabía de su secreto.
Joon Ho miró al doncel sin creerle. Su madre le reclamó que hubiera abusado de ese doncel. Ni siquiera le preguntó si lo había hecho, sino que estaba segura de que lo hizo y el único que pudo confirmar eso fue Gian, porque él seguía manteniendo su versión de que fue sexo consensuado. Luego de informarle de que se casaría con el doncel, su mamá no dejó de recalcar que si había hecho un acto tan ruin, ahora debía de ser responsable de las consecuencias.
Gian no lo había denunciado, pero su madre amenazó con ser ella quien lo denunciaría si no se casaba con el doncel, después de todo, este no alcanzaba todavía la mayoría de edad y, ese punto le jugaría en contra así él sostuviera su versión de sexo consensuado. La noche anterior su madre no descansó hasta escuchar de sus labios que iba a casarse con Yu Gian.
—Tal vez si ese bebé no existiera, todo sería más fácil.
Cuando lo escuchó, las alertas de Gian se encendieron. Retrocedió e intentó refugiarse en uno de los cubículos, porque debía de proteger a su bebé, sin embargo, Joon Ho fue más rápido y fuerte que él; lo sujetó del cabello, lo arrastró de regreso a su lado y, sin piedad alguna, golpeó con fuerza su puño en el abdomen del doncel.
Gian cayó sobre sus rodillas y, sus manos fueron a su abdomen, en un intento de proteger a su bebé.
—Por favor —suplicó el doncel, mirando a Joon Ho —no lo hagas. Mi bebé. Él no tiene la culpa.
El doncel respiró entrecortado, intentando no pensar en el dolor que sentía, sino en que debía de proteger a su bebé.
—¡Ha-Hablaré con tu madre! —gritó Gian al ver la intención de Joon Ho de patearlo.
—¡Le diré que mi hijo no es tuyo! ¡Haré lo que quieras pero no lastimes a mi bebé!
Joon Ho se detuvo. Observó al doncel en el suelo intentando sentir un poco de satisfacción como era cada vez que lo veía suplicar, pero esa satisfacción nunca llegó.
—Por favor —sollozó —déjame quedarme esta parte de ti —se apoyó en el suelo para levantarse y se arrodilló —no me lo arrebates, no mates a tu propio hi… haré lo que quieras, pero no lastimes a mi bebé —suplicó.
—No me quiero casar contigo —gruñó Joon Ho —creo que sabes lo que tienes que hacer.
La respiración de Joon Ho era pesada mientras veía a Gian y, si en verdad no quería terminar matando a ese bebé o al doncel, debía irse de ese baño. No le dedicó una segunda mirada antes de dirigirse a la salida. Esperaba que en verdad arreglara ese desastre con su madre.