Obligada a ser Reina.

Una tarde agradable.

La fiesta llega a su fin, despedimos a todos los presentes, mañana habrá una comida y cacería en honor al nuevo matrimonio, Sebastián y yo estamos despidiendo a todos los que aún quedaban, recibimos buena fortuna por nuestro nuevo matrimonio, al finalizar, el me ofrece su brazo sonriente, ambos subimos la gran escalera del Castillo, llegamos a una habitación, el me dice que me dará tiempo a que me quiten esas pesadas ropas, que está noche dejará que descanse, pues imagina que debo estar agotada por el peso de todas esas telas.

- Si, la verdad mis costillas están matándome, es un peso que necesito aligerar.

Toca una pequeña campana y llegan de inmediato varias doncellas, ellas me ayudan a quitarme todas estas ropas, con capas y capas de vestido, al terminar, se quedan muy asombradas, tengo moretones por todo el vientre y la espalda, el ajuste de ese vestido, aunado al peso, lastimaron mi piel, ellas me ayudan a entrar a la tina, que tiene agua tibia, que al tocar mi cuerpo, hace que sienta muy agradable, ayudan a tallar es algo extraño, nunca había tenido necesidad que alguien entrará conmigo, lo hacía yo sola, ellas terminan, y una mujer mayor trae algunas pomadas, y tonicos, dice que eso me hará dormir, que podré descanzar sin dolor, o sentirlo poco.

Me tomo lo que me dan, y dejó que cubran mis heridas hechas por el peso.

De inmediato me empiezo a quedar dormida, el sueño se apodera por completo de mi, me quedo dormida de inmediato, estoy tan cansada.

Cuando despierto, ya es de mañana, la doncella que esperaba a que despertará, me informa que debo arreglarme, que en un rato iremos al campo, al lugar donde se llevará a cabo la comida, y el evento de caza, que es una de las cosas que a mi no me gustas, odio el sonido de disparos, los llantos de los pobres animales, es algo terrible, pero no puedo hacer más que sonreír, y hacer creer que es algo divertido.

Cuando ya estoy lista, la doncella dice que avisará que ya estoy.

Después de un rato, llaman a la puerta, permito que pase, y al gira veo a Sebastián, el me dice que es hora de bajar, yo aceptó su brazo, y al bajar el Rey y la reina nos miran, el más sonriente que ella.

Se acerca a mi, y me da dos besos.

- Mi querida Antonella, espero que este joven te haya tratado bien pequeña.

Y me quedo pensando, creen que ya dormimos juntos.

Antes de responder siento mi rostro entojecido, y Sebastián habla.

- Padre, avergüenzas a la princesa.

- Disculpa, bueno vamos.

Salimos en un carruaje del Reino, son enormes, a comparación de los de los nobles, en el camino Sebastián y su padre charlan sobre un ataque que tuvo lugar a las afueras, los jóvenes magos pudieron evitar el ataque, hay un lugar, donde se cría a niños que poseen gran magia, para ser magos protectores, así como los hay que se educan para ser guardias, los más poderosos para evitar cualquier disturbio.

Eso me pone algo nerviosa, la verdad pensar que algún hombre pudiese atacar el Reino, yo no poseo poderes, así que poco podría ayudar, comprendo por qué la madre de Sebastián no me quiere para el, se que de tener una esposa con un poder mayor, podría ayudarlo en caso de ser necesario, pero aún que mi poder es poco, enfrentaría lo que fuese junto a él.

- Pero ya todo quedó controlado padre, todo estará bien, te lo aseguro.

- Bien, pero no debemos bajar la guardia, debe haber siempre hombres vigilando.

Al llegar al lugar, el Rey ayuda a su esposa, al igual que Sebastián a mi, hay una gran casa de campo que pertenece a la familia de Rey desde hace varias generaciones, al entrar en ella, veo que es enorme, y está llena de lo mejor, el lujo es algo que no le falta, es bastante hermoso y detallado todo.

Sebastián me informa cuál será nuestra habitación este día solo hoy nos quedaremos aquí, me hubiese gustado salir con el, conocer algún lugar, pero parece que eso no va pasar.

Al llegar el le dice a las doncellas que guarden todo, que daremos un paseo mientras.

Al bajar a una sala veo que hay comida y bebida para un regimiento, hay mucho para todos, no sentamos en una de las mesas, y comenzamos a probar, el tomó un postre hecho a base de calabaza, me da a probar en la boca como una pequeña niña, sonreimos, la verdad es que nos la pasamos muy bien juntos, es muy agradable estar aquí con el, de esta manera.

Las mujeres irán al jardín, la Reina me informa que iremos con las demás mujeres, así que antes de decirle adiós, Sebastián besa mis labios, y me dice algo muy lindo, hace que me sonroje.

-Nos vemos después, voy a hecharle de menos mi princesa.

- Yo también su Majestad.

El va con los caballeros, y yo sigo a mi suegra, que sigue sin tener un solo grano de felicidad por mi.

Al llegar las mujeres me atacan a preguntas, que como me fue en mi primera noche, si fue doloroso, en fin, cosas que obviamente aún no se, no estuvimos juntos aún Sebastián y yo, no se que decir, pero la Reina me salva está vez.

- Señoras por favor, ese es un tema de ellos solamente, así que vamos a charlar de lo que nos requiere ahora, cual será el premio para el primer cazador.

- Su Majestad, creo que podría ser uno de los bellos ejemplares que poseen, podríamos pagarlo, se que tiene buenas bestias aquí.

- Si, hace poco llegó un hermoso ejemplar, aún no ha sido montado, no hemos dado un dueño, podría ser ese, es un pura sangre, copor n***o azabache, es muy bello, e imponente, podría ser buena idea.

- Si su Majestad, cualquiera se quedaría muy satisfecho con un regalo así, creo que es una buena idea.

- usted que opina princesa Antonella?

Una de las mujeres me pregunta, yo la verdad no se nada de esto, conozco este tema, pero sobre el regalo al ganador, jamás traté ese tema, no ponía mucha atención cuando mi familia venía a estos eventos de caza, me escondía y escapaba a montar, no se me permitía hacerlo, pero es la cosa que más me gusta me hace sentir tan libre, tan feliz, que quisiera poder huir, ser libre, viajar de un pueblo a otro vestido de hombre, pero se que eso jamás pasará.

- Pues yo la verdad.. No se, creo que es buena idea, un caballo tan fino a cualquier hombre le encantaría.

Entonces las mujeres se sienten satisfechas con mi respuesta, siguen a lo suyo, yo me pongo de pie, veo los alrededores, es un lugar muy hermoso, sería increíble poder dar una caminata del brazo de Sebastián, sentir el viento acariciar mis mejillas, quizá después, podamos tener un momento de tranquilidad.

Después de varias horas aquí encerrada con estas mujeres y las charlas que acostumbran, que en realidad para mi son tan aburridas, por fin puedo ir a mi habitación, al llegar me informan que dentro de una hora comenzará la caseria, que debo prepararme, tomó una pañoleta, se acostumbra dársela a el esposo, para buena caseria, al bajar veo que ya están varias mujeres colocando su pañoleta a los esposos, me acerco a Sebastián que parece a punto de irse, al verme sonríe.

- Hola pensé que no bajarías, pero me da gusto que lo hagas, volveré con la primer presa.

Yo sonrió, me agrada escucharlo.

- Yo... Te he traído algo.

Sacó la pañoleta, el me sonríe y la acepta la sujeta a su cinturón, eso me hace feliz.

- Bien, con esto tendré la mayor de las fortunas, seré el ganador.

- Si, quiero el premio.

-Entonces mi bella princesa, ese premio será suyo.

El de un salto baja del caballo, y me da un beso, me mira a los ojos, y me dice que volverá pronto para reclamar el premio para mi, y me gusta mucho la manera como me hace sentir.

Veo que todos están listos, las mujeres vamos al área donde se colocaron carpas y alimentos, bebida para esperar al primer cazador, todos llevan a su sabueso, que es quien los ayudará a encontrar su presa.

Me siento, y escucho a una anciana que charla sobre la vida de un buen matrimonio, ella me cuenta que tiene casi 50 años de casada, que cuando sólo tenía 14 años, su padre la caso con un Duque, ella me dice que no todos los matrimonios arreglados son malos, ella es la prueba de que en ocaciones encuentras el amor donde menos lo crees, me aconseja que luche por que mi matrimonio se fortalezca, y yo aceptó su consejo, espero que al igual que ella, las cosas funcionen para mi con Sebastián.