―Bueno, por lo menos no te toparás con él ahora ―me dijo con algo se diversión.
Yo moví la cabeza, se lo llevaron para que yo pudiera volver a la oficina. Algo se traían entre manos, ¿sería solo para que yo pudiera volver a la oficina? De todos modos y, gracias a eso, volví a la oficina y estuve tranquila el resto de la mañana.
No fui a mi casa a almorzar, me fui al casino con Verónica y Marcela, la pobre sí que estaba asustada, ella escuchó nuestra discusión y llamó a Verónica, quien buscó a Adolfo para ir a calmarnos. Ya se imaginaban que nos mataríamos en cualquier momento.
A las dos ya no estaba segura de querer volver, pero lo hice. Me metí al baño y me maquillé, tenía la cara roja e hinchada, no lo pude disimular. Al salir estaba Benjamín, sentado en su escritorio, me miró sorpr
