Capítulo Once
El mundo se desvanece a nuestro alrededor.
Sus labios son suaves, su lengua deliciosa.
Antes de poder darme cuenta de lo que pasa, mi mano libre está en su trasero, pero no la meto en sus pantalones en busca de su nuez... aún. En un duelo de seducción contra un formidable oponente, una chica necesita guardarse algunos ases en la manga.
A lo lejos, alguien se aclara la garganta con aire impaciente.
Yo ignoro la distracción y vuelvo a perderme en el beso. La lengua de Max está haciendo el baile ruso ese de las sentadillas en mi boca y yo estoy a punto de tener un orgasmo por vía oral. Es el mejor beso de mi vida, sin punto de comparación. Si estallo de alegría moriré como una mujer feliz. El trabajo de campo es aún más alucinante de lo que me esperaba.
El carraspeo se hac
