Pré-visualização gratuita CAPÍTULO I. EL NACIMIENTO
CAPÍTULO I. EL NACIMIENTO
Esta es la historia de una mujer que empezó como las demás, siendo niña, pero para contarlo completo voy a relatar desde el primer momento, el nacimiento.
Estaban sus padres casados desde hacía ya algún tiempo y no habían conseguido tener descendencia, y aunque sabían que un día tendrían a la tan deseada hija, ésta no había llegado; aunque durante ese tiempo sí habían realizado la función de padres al criar a una niña, ésta era la hija de una mujer del pueblo que falleció en el momento del alumbramiento, y que como no podía ser atendido por ninguna mujer de su familia, el principal de la comunidad se la había entregado a ellos para que la criasen, y así la habían acogido como una hija, ella tenía el nombre de MARÍA.
Había transcurrido bastante desde que esa niña se convirtió en mujer, se casó y marchó a vivir con su marido, pues debéis de saber que por aquel entonces se casaban a temprana edad, por dos razones principalmente, la primera, porque en esas tierras y debido al calor reinante las niñas pasaban a ser mujer pronto y la segunda, porque se pensaba que si se tenían hijos siendo jóvenes estos serían más sanos y fuertes, además hay que tener en cuenta que en esas tierras a los treinta y poco las mujeres ya empezaban a ser viejas, y a los cincuenta ya eran abuelas y a esa edad llegaban pocas mujeres, pues la vida no era tan larga en aquellos tiempos.
A pesar de que la primera hija que criaron no fue engendrada por ellos, ellos sí esperaban una hija, ya que así se lo habían dicho, aunque el tiempo pasaba y no se producía el anunciado acontecimiento, poco a poco fueron perdiendo la esperanza, ya que sus cuerpos denotaban el cansancio de la edad, sin embargo, sucedió algo maravilloso, un día que parecía como los demás pero que puso en aquellas vidas una chispa de alegría y esperanza.
Vieron a una cigüeña que se había posado en su tejado para descansar, eso no ocurría con frecuencia, pues esos animales no eran muy abundantes y además solían aposentarse en lugares altos como en árboles secos, pero aquello ocurrió, y estuvo bastante tiempo y todo el pueblo lo comentó, y los ancianos narraban viejas historias sobre hechos extraordinarios que le habían sucedido en alguna ocasión cuando uno de esos pájaros se posó sobre el tejado de alguna familia en particular.
A pesar de la emoción que aquello les indujo, ellos mantenían la tranquilidad, pues ellos tenían el don de escuchar las respuestas en la oración; en esta se le indicó al padre que esa noche cohabitase con su mujer, él obedeció y también su mujer, y el fruto quedó dentro.
Todo quedó en el olvido con el transcurso del tiempo y al ver que no sucedía nada, pero para sorpresa de aquella pareja, la mujer empezó a tener las faltas que notan las mujeres a los dos meses, cuando ya casi ni se acordaba del acontecimiento, y todo fue alegría tanto para ellos como para sus parientes, entre los que se encontraban MARÍA y su marido, los que vivían en el mismo pueblo donde ellos moraban aunque su casa estaba un poco alejada de la nuestra.
Desde entonces se encontraron con muchos más amigos que antes, pues habéis de saber que cuando un matrimonio no tenía descendencia se decía en aquel entonces que era porque el ALTÍSIMO los había castigado de esa forma por algo, y algunos se apartaban un poco temiendo que el castigo les llegase a ellos.
En poco tiempo todos podían ver que la mujer iba a ser madre próximamente y todo eran alegrías y parabienes, los familiares y amigos les hicieron regalos antes incluso de que viniera aquel nuevo m*****o, y eso que por precaución los padres decían que no querían recibir nada de aquello, no vaya a ser que lo que viniera no estuviera bien, pues ambos eran muy mayores y no tenían muchas fuerzas para esas andanzas por lo que no sabían cómo iba a acabar aquello; sin embargo, lo cierto es que aún servían, pues la mujer estaba embarazada lo que fue lo más maravilloso que les pudo pasar a su edad.
A pesar de sus miedos en los primeros momentos, el embarazo avanzaba de forma normal y todo transcurrió como se tenía la costumbre que sucediera, así que llegado el momento en que la madre dio a luz, se encontró con una niña preciosa, morena y con unos ojos negros, tenía la cabecita cubierta de abundante pelo n***o y su cara mostraba unos rasgos que la hacían parecer mayor de su edad.
La niña según salió de su madre y vio la luz, cerró un ojo primero y luego el otro, haciendo parecer que los guiñaba, eso a la madre le hizo mucha gracia pero a los demás les asombró, pues decían que la niña era muy adelantada para su edad, ya que eso mostraba que tenía dominio sobre su propio cuerpo, e indicaba que la criatura iba a tener madurez muy pronto; pero a la niña lo único que le había pasado es que le había molestado la luz y nada más.
Cuando la madre la cogió empezó a llorar, tan fuerte que sorprendió a todos, los que allí estaban empezaron a decir que aquel primer grito tampoco era corriente, y pregunto yo, ¿cómo iba a ser corriente si lo acababa de inventar?
En fin, que todo marchó bien, los padres estaban entusiasmados con la criatura y tras las felicitaciones de todos, tocó darle el primer baño con agua fría como a los varones, aunque se tenía la costumbre de dárselo a las hembras con agua caliente, pero el padre dijo:
―Como no hemos tenido hijos varones, ¡déjame hacer! ―Y cogiéndola con mucho cuidado, la metió en agua fría para bañarla y puso a prueba sus pulmones, y funcionaban muy bien, pues los gritos que daba se escuchaban a alguna distancia, tanto que algunas mujeres que permanecían en el salón vinieron a ver qué sucedía y entre ellas y la madre le quitaron a la criatura de las manos y le llamaron “¡Salvaje!” por hacerle eso.
Así fue el nacimiento de esta niña que luego tendría un destino tan especial, y tuvo a unos padres que la quisieron y se desvivieron por ella.