**KEVIN**
Después de acompañar a mi mujer hasta nuestra casa, y asegurarme de que llegaba bien, le comenté que aún debía resolver algunos asuntos que me esperaban en el club. Ella, visiblemente afectada por las palabras que Sebastián le había dirigido hacía tan solo un momento, se limitó a asentir levemente con la cabeza, sin añadir palabra alguna, mientras entraba en la vivienda. Aún se notaba en su rostro el impacto de la conversación, dejándola sumida en sus pensamientos mientras yo me disponía a marcharme de nuevo. No quise insistir ni preguntarle nada más, comprendiendo que necesitaba tiempo para procesar lo sucedido.
Después de días de búsqueda incansable, finalmente había encontrado a la mujer tatuada que me había ofendido. La información había sido escasa, pero un contacto en el
