Enamoramiento flash

1474 Words
Tachamos unas cuantas cosas de nuestra lista solo con nuestra cita y otras con nuestros amigos. Yo no siento que sea celosa al punto de no permitirle a mi esposo un baile sexy con sus amigos y un poco de exceso de alcohol, pero... yo quería venir al concierto. Julia no iba a dejar a su marido, Tom y Claudia no podían por alguna razón que no quisieron contarnos, así que terminamos estando de acuerdo en tener dos despedidas de solteros: una con nuestros amigos, los dos juntos, y otra por separado, con nuestro círculo cercano del mismo género. Nuestra despedida de solteros conjunta resultó espectacular. Al final, ir a saltar de bungee fue una experiencia riquísima. Después nos fuimos de sendero hasta llegar a una catarata, nos bañamos, la pasamos espectacular y finalmente nos dirigimos a la feria de música. Es una especie de concierto tras concierto, y como Julia participa en la organización, tenemos pases libres por todo el lugar, una carpa VIP y espacio para dormir cerca de la zona. Linnie ha dejado a Raúl con Rodrigo porque este tiene un viaje planeado para dentro de unos días y prefiere quedarse el mayor tiempo posible con su bebé. Así que nuestras aventuras están marcadas por diversión de hermanas, de la que no disfrutamos hace mucho tiempo. Mi hermana ve un puesto de açaí y, por primera vez en ocho horas, casualmente tiene una necesidad inminente de alimentos. Yo me voy por la pizza porque llena y sabe buenísima la que traen a esta feria —para mí que le echan más grasa—. Cuando termino mi fila y voy con mis dos cajas de pizza para compartir, la veo, conversando con un tipo guapísimo y sonriendo. Es obvio que están coqueteando. Ella se acerca a mí y vamos de regreso con nuestro grupo. Dejó a mi amiga desmayada, a su marido muerto de risa, a Linnie enamorada de un tipo que conoció haciendo una fila. Julia y yo nos reímos porque conocemos los niveles de obsesividad de mi hermana. Si ella dice que está enamorada, no es broma: está enamorada. Santiago se disculpa para ir por Josh, su esposa, Isabela y sus amigas. Yo me quedo con mi hermana bailando las últimas canciones del grupo que está sonando. Seguimos bailando y ella me sigue contando, de forma muy Linnie, que el tipo estaba en la fila detrás de ella y no tenían cambio, así que él pagó su orden y la suya. Los dos se miraron, sonrieron, y ella le dio las gracias y probablemente le pestañeó como Piolín mientras lo hacía. —¿Quién era ese? —Es mi futuro esposo. El… —se queda en silencio. Veo detrás de mí y hay un hombre grande y apuesto saludando a Gabriel. Los dos comparten una mirada y sonríen hacia Linnie. Mi hermana sonríe y se vuelve para continuar prestando atención al concierto. María Julia le da un codazo que casi acaba con sus costillas y no le permite disimular siquiera la incomodidad. Están haciendo un cambio de bandas, por lo que ponen música alta pero no tanto como para no poder escuchar lo que decimos. Linnie parece nerviosa. —¿Qué estás haciendo? —No estoy interesada en algo así, así que mejor sigo bailando y escuchando. —Yo soy Regina y ella es Carolina, mi hermana —nos presento como cuando éramos niñas—. Yo tengo un prometido, celoso, y sabe karate, pero ella está solterísima. —Rinnie —se queja—. No estoy solterísima. Y gracias por el postre, me moría de hambre. Creo que es mejor perder veinte dólares en la vida que ganar años de incertidumbre. —No quiero los veinte dólares —grita él para evadir el ruido del concierto—. Me acerqué porque quiero una cita. En realidad, si estuvieses casada te divorciaría, o mandaría a que te enviudasen o algo. Es urgente que tengamos una cita en la que no tenga que gritar. —Tengo un hijo. No puedo tener citas ni coquetear con hombres ni... escaparme, porque soy mamá. Entonces, aquí están tus veinte dólares. —Me encantan los niños. Nunca he sido papá, pero... me gustan los niños un montón. Puedes traerlo a la cita que vamos a tener, o no presentármelo hasta que nos casemos. —Oh, me encanta. Soy fan de ti —respondo—. Este es su número y el de su oficina. Y este es mi número por si no contesta —respondo y le doy un par de tarjetas—. En todos lados la encuentras como Dra. Carolina Rigott. —Rinnie… —Estoy ayudándote. Me caso en unos días. Tal vez, si acepta la cita, te invite a la boda y, como ves, somos gemelas idénticas. —Sí, tú eres súper divertida, pero el novio con karate me da miedo, y eso de que si sales con una te quemas con la otra... entonces prefiero elegir sabiamente, como para toda la vida. —Linnie es de relaciones a largo plazo. —Yo también. —Entonces, ¿dónde está tu esposa? —pregunta Linnie mientras busca a su alrededor. —Falleció hace tres años. Un accidente de auto, un hit and run —responde serio. Linnie se pone seria y su rostro cambia—. Yo soy de planes más tranquilos, pero mi hermano menor está en una banda y vine a apoyarlo. Esta es mi tarjeta de trabajo —responde mientras apunta su número personal y el de su casa—. Cuando quieras mirarme y reírte de la señora de atrás que insultaba a su marido, puedes escribirme. O si te quedas sin llanta, o si el concierto te parece buenísimo o aburrido, lo que sea. Puedes escribir. Pero Regina, mi nueva amiga, porque la considero amiga mía personal, y yo ya hemos hecho mucho trabajo. —¡Uy! Ya viene el turno de Leo, y sabes cómo se pone. Hay que fingir que nos gusta lo que sea que toquen —pide la joven y lo arrastra hasta su carpa. Él se va y mi hermana y yo requerimos de un momento a solas. Nos fuimos lejos de la música, en realidad nos metimos en una de esas cabinas de baño, poco aseadas, juntas, pero necesitábamos hablar. —¿"No puedo porque soy mamá"? ¿Qué te pasa? ¿Quién te crees, papá? —Un poco sí. ¿Qué tal si me enamoro y maltratan a Raúl, o si no lo quieren, o si tengo tres hijos más y se me olvida y soy una mamá horrible? —No, no, Linnie, no. Vas a buscar a alguien que te ame tanto que quiera dejar el helado perdido, a sus amigos y familia, y venga a rogarte por una cita. Y quiera conocer a tu hijo de entrada. Vas a conocer a alguien guapo, follable, que me haga sentir cosas que Ramón no hace sentir, porque me merezco dos cuñados sexys y un marido espectacularmente follable. Y tú te mereces amor para toda la vida, y los seis hijos que siempre has soñado, y todo lo demás. Así que vas a mandar el mensaje antes de que estemos muy borrachas y perdamos cualquier papel. —¿Qué tal si no estoy lista? Solo sé estar con Rod. ¿Qué tal si tengo que volver con él, si estamos destinados? —Escribe “hola” —la insisto, y llega un mensaje: Lorenzo Hola, soy Lorenzo Crawford (Enzo). Te escribo para que no se te pierda mi contacto. Este es mi número personal, pero te paso también el de trabajo por si no tengo el teléfono disponible. Creo que lo mejor es que tengas todos los números posibles. Este último es de Hanna, mi mano derecha. No es como que voy a tardar en escribirte de vuelta, no sé jugar esas cosas. Linnie Yo tampoco sé jugar. Lorenzo Vale, me alegra. Linnie Esto está muy bien para mí, lo de tener todos tus números y saber que vas a responder. Lorenzo Pensamiento intrusivo: siento que debería tener una sola línea para ti. ¿Es más cómodo, o qué te gustaría? Linnie Nadie nunca ha tenido una sola línea para mí. Me encanta el pensamiento, pero podemos dejarlo en el acuerdo mutuo y respetable de contestarnos los mensajes. Lorenzo Acepto ese acuerdo. Linnie Yo igual. Tal vez podamos salir la semana que viene. Yo soy de Mainvillage Centro. Lorenzo Yo de Seinvilalge, pero, paso unos cuatro días a la semana por trabajo en Mainvillage. Linnie Genial ¿Qué día estás disponible. Lorenzo El día que te venga mejor. —Esto se lee súper romántico, Linnie, pero necesito salir de este cagadero. —Sí, sí vale. Salimos del baño y mi hermana me toma de la mano antes de darme las gracias.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD