Capítulo: Ella y yo
El calor de la noche se colaba por las rendijas de las ventanas. La hacienda La Herradura dormía lentamente, con el eco lejano de los grillos y algún caballo relinchando en la distancia.
Ramiro caminaba por el corredor principal en silencio, con las manos en los bolsillos, con el pecho revuelto, sin paz. Había intentado leer. Había intentado escribir un par de cartas para cerrar asuntos del negocio. Pero todo lo que podía pensar era en ella.
En María.
La imagen de la noche anterior lo perseguía como un tatuaje grabado en fuego. Su voz suave pidiéndole que se quedara. Su mano temblorosa posada en su pecho. Ese aroma dulce que lo envolvía cada vez que estaba cerca.
Pasó frente a su cuarto.
La puerta estaba entrecerrada.
Un hilo tenue de luz se escapaba por la rendi
