Pasé la mañana en mi habitación jugando con Tristán, aprovechaba el mayor tiempo posible a su lado, compensando las horas de ausencia gracias al trabajo. La puerta de mi habitación se abrió y Abby entró aún con su pijama. — La tia Abby está aquí. —dijo animada mientras se lanzaba en la cama, cerca de Tristán. — ¿Por qué no te has cambiado? —pregunté mirándola divertida, parece que acababa de levantarse, se nota en su rostro somnoliento. — Bueno, no tengo mucho qué hacer hoy, además, tu padre está muy ocupado con la Sra. Boyer, espero que la eche a patadas, podrá ser muy buena trabajadora, pero se ganó a pulso su despido. —alcé mis cejas sorprendida y miré la hora en mi celular, las once. Pensé que mi

