CAPÍTULO 2

1920 Words
CAPÍTULO 2 Corría el año 1977. Cuba se encontraba sumergida entre bloqueos económicos, guerra fría y exilio total sobre el resto del mundo. Pero a pesar de todos los problemas, vivir en esta isla fue lo mejor que pudo haberme pasado, recuerdo cuanto me encantaba ir cada mañana al trabajo caminando junto a mi mejor amigo Isócrates y disfrutar del inconfundible son cubano en la calles, las cuerdas de guitarras resonando con ese sabor único, las curvas de mujeres hermosas que siempre saludan a pasar, el clima caribeño que hace sudar tu frente mientras caminas por la orilla de los muelles. Ese contraste entre alegría y tristeza, orgullo y nostalgia, amor y odio. Cada persona tenía algún ser querido que había salido de la isla para no volver a ser visto, era casi imposible saber si lograron sobrevivir a las famosas 90 millas que hay que cruzar para llegar a Miami que es algo así como , la tierra prometida, esa hermana que vive lejos y no nos dejan ver. Esa mañana caminábamos más temprano que de costumbre rumbo a nuestro trabajo, pero en lo menos que pensaba era en lo que nos esperaba en nuestra jornada laboral, realmente me encontraba fascinado con las cosas que mi mejor amigo Isócrates me contaba. - ¡pues si chico, fiate de mí, yo no miento, en los Estados Unidos puedes hacer dinero de cualquier forma, incluso hasta lavando coches!. Cuando lleguemos allá te darás cuenta de lo que te hablo. Le llaman, "El mundo libre", porque es así. Allá puedes decir lo que quieras, cómo quieras y cuando quieras, sin miedo a que te vayan a matar por eso . - dijo mi gran amigo Isócrates. - ¿oyeme pero como es que tú sabes tanto de Norte América? . ¡es obvio que nunca has estado allá! . - recuerdo que le pregunté con mucha curiosidad, puesto qué, a pesar de quie me parecían asombrosas las cosas que decía, algo en mi interior no estaba completamente seguro de querer salir de la isla como balsero. - ¡he conocido muchos turistas chico! , ¡Alemanes, Franceses, Españoles! , ¡que han venido a la isla y han quedado maravillados con mis obras arquitectónicas. Dicen que es muy asombroso que un hombre como yo, sepa tanto de la construcción de muros sin haber estudiado jamás. Han sido ellos, quienes me han hablando de Estados Unidos, y porque todo mundo desea vivir allá. Yo , no sueño mucho para mí, con tener una buena condición social para vivir estos últimos años que me quedan, con eso podré morir feliz. Mi gran anhelo por llegar a ese país es Amelia, yo deseo para mi hija, un buen futuro, como una gran modelo o actriz. Y eso es algo qué, lamentablemente en esta isla no se lo podré dar. Pero cuando lleguemos a Florida, todo eso cambiará. Al fin viviremos la vida que merecemos. - dijo mi querido amigo Isócrates con sus ojos húmedos. - ¡me parece muy lindo eso chico, pero . . . ¿y yo?. ¿yo que puedo buscar allá?, ¡tú eres un gran albañil, puedes conseguir empleo rápidamente. ¿pero y yo qué? , ¿de que puedo trabajar, si sólo soy , a duras penas, tu ayudante . - le pregunté a mi amigo aún dudoso del plan. - ¡pero que cosa ma' grande, tu ve! . Aramis, allá también serás mi fiel ayudante y amigo chico. ¿cómo crees que te voy a dejar sólo? , ¡ambos viviremos como reyes! , también tu mamá, mi hija Amelia, incluso puedes buscar a tu papá. - comentó Isócrates a medida que caminábamos por la orilla de la playa dónde trabajábamos en aquel entonces. - ¡mi padre se ahogó en el mar Isócrates! , ¡no tienes porque darme falsas esperanzas chico! . - respondí con mucha tristeza deteniendo por completo mi caminar. Debo confesar que aún me dolía muchísimo la desaparición de mi padre, además del hecho que no volvimos a saber de él. Creo que eso era lo peor de el caso. - ¿oye pero que tú ta' hablando chico?, ¿como puede decir esa barbaridad? . ¡sólo hay una manera de estar seguros, y es yendo a la dirección dónde le dijo a tu mamá que estaría. Sólo allí sabremos cuál, finalmente fue el destino de tu padre . - dijo Isócrates también deteniéndose para tratar de animarme, de regalarme un motivo por el cuál seguir adelante. - ¡como desearía, que hubiera una manera más fácil y segura de llegar a los Estados Unidos (suspiro). - expresé con mucho pesar mirando el horizonte lleno de agua salada dónde mi vista se perdía en un azul infinito. - ¿cómo un puente? (Risa) ¡ese siempre ha sido mi sueño chico! , desde cuando era adolescente! . recuerdo que iba a la plaza del pueblo dónde crecí, y allí contemplaba la playa por horas, imaginando un enorme puerto sobre el mar. Por el cuál las familias pudieran correr a abrazarse. Y que la ideología no se metería más en donde no la han llamado. ¡al fin de cuentas! . ¿que puede saber un viejo político o un guerrillero de amor?. Cuando manda el orgullo, siempre reina la desgracia. ¿sabías eso?. - expresó Isócrates llevando mi mente a un mundo de infinitas posibilidades, a un universo en el cuál jamás,había pensado. En ese momento no lo sabía, pero esa pequeña charla, marcaría mi vida para siempre. - ¿es posible construir un puente así?. ¿de dónde sacaste la idea? . - pregunté muy curiosamente e hice silencio, esperando ansiosamente una respuesta. - ¡es tan posible como imposible muchacho! , ¡90 millas, no es exactamente mucha distancia. Existen puentes muchísimo más largos y en zonas mucho más inhóspitas! , ¡pero mientras el egoísmo, la maldad y la ambición dominen el mundo, este puente jamás será posible!. Mi madre fue una de las primeras personas en huir de la isla cuando la revolución mató a mi padre. Un joven de clase alta, con ideales derechistas. Ella juró que volvería por mí y mis hermanos, pero eso . . . nunca pasó Aramis. Fue ese el motivo por el cuál dediqué años de mi vida en idear un plan que me permitiera volver a verla. Y pues de esa manera chico, se me ocurrió. ¿porque no un puente?. Fue por ello que toda mi vida soñé con ser un gran arquitecto. Un talentoso diseñador de grandes obras, el cuál un día uniría a dos mundos completamente opuestos con un simple puente . - su voz se quebraba a momentos. Lágrimas intentaban a toda costa salir de sus ojos, pero Isócrates Campos no lloró. No importa lo que ví en esa playa, yo sólo diré que este hombre jamás demostró debilidad alguna. Ese día la jornada laboral transcurrió como cualquier otra, mientras tanto yo no podía dejar de ver a todas partes, con la esperanza de que la hermosa vendedora de dulces de cocos apareciera nuevamente. ¿quien sabe? , ¡tal vez en esta ocasión pueda tener alguna oportunidad de hablar con ella. Pero el día transcurrió sin mayores acontecimientos, así que llegó la hora de regresar a casa, esta vez, un poco más temprano que de costumbre. nuevamente la misma ruta, pero ahora de regreso, siempre con mi buen amigo Isócrates caminando y hablando de cosas de la vida. La tarde calurosa hacía hervir el concreto bajo nuestros pies, totalmente sedimento y con toda barbaridad por caminar de regreso a casa. Aproveché el momento en el cuál pasábamos por un pequeño río que pasaba por debajo de una pasarela de asfalto, su agua se veía muy refrescante, no aguanté la tentación, así que decidí bajar por un lado de la carretera y lograr beber un poco de su fría agua para calmar mi agonizante sed. - ¿a dónde vas chico, te volviste loco? . - preguntó Isócrates al verme descender hasta el pequeño riachuelo. - ¡solo quiero un poco de agua chico, aguantame un minuto! . - le grité mientras continuaba caminando deseoso de beber esa agua para refrescar mi reseca garganta. Fue entonces cuando la ví. una diosa vestida en carne y adornada con una elegante piel morena, su cabello ascendía desde las profundidades del río ocultando su maravillosa espalda mojada. No lo podía creer, ¿era mi suerte o un favor del destino? , frente a mis ojos, completamente desnuda, se encontraba la hermosa vendedora de dulces de cocos que había visto el día anterior en la playa. ¿estoy alucinando? , fue lo primero que me pregunté allí totalmente atónito sin poder moverme, ella continuaba sumergiendo su impresionante cuerpo en las aguas de ese río, sin percatarse de mi presencia. ¿ahora que hago? , era justo lo que había deseado todo el santo día, volver a ver a esta preciosa mujer, pero si le hablo justo ahora, tal vez pensará que soy un pervertido que la estaba espiando mientras se bañaba. ¡es todo un dilema! , ni modo, debo alejarme sin que ella lo note. Comencé a dar pequeños pasos en reversa tratando de no generar el más mínimo ruido. Pero como se imaginaran, esto es casi imposible en este tipo de situaciones, una pequeña rama se atravesó en el camino de mis torpes pies, provocando un chasquido al romperse debido a mi peso. La hermosa joven inmediatamente se percató de mi presencia, muy asustada, salió rápidamente de el río ocultando su desnudes con su vestido. El cuál se encontraba a escasos metros de la orilla. - ¡Lo siento! , ¡te prometo que no estaba espiando! . - Le gritaba con mucha vergüenza cubriendo mis ojos con mis manos. - ¡fuera de aquí pervertido! . - me gritó esa hermosa chica con mucho desprecio. Luego de eso se marchó, yo no pude hacer nada, solamente observarla cuando se alejaba subiendo la pequeña cuesta para regresar a la carretera. ¡no podía creer la mala suerte que tenía! , la mujer de mi sueños ahora pensaba que era un fisgón pervertido. Una escena muy parecida sucedía a varios kilómetros de distancia sin nosotros saberlo. En la casa de Isócrates, Amelia, la hermosa hija de mi amigo, llegaba de la escuela luego de un largo día de clases. Muy tranquilamente abría la puerta de su vivienda sin sospechar que alguien la espiaba a la distancia. Dos militares, soldados de la "gloriosa" revolución cubana, admiraban las increíbles curvas de la joven Amelia. Uno de ellos era Joaquín Perez, un hombre despreciable el cuál abusaba de su autoridad aprovechándose de su uniforme, él creía que podía hacer lo que quisiera y luego taparse con la excusa de que era en pro de la revolución. - ¡oye pero atiendeme chico! , ¡mira ese mujeron que está allá! . - dijo Joaquín Perez señalando discretamente a la adolescente Amelia Campos en la puerta de su casa. - ¿mujeron? , ¡oye chico, pero si esa es sólo una niña, cuando mucho tendrá 15 años! , ella vive sola en esa enorme casa con su padre, pero el pobre viejo nunca está allí, ya que se vive la vida trabajando . - dijo el compañero de Joaquín. - ¡Interesante! . . . ¡Interesante! . - dijo Joaquín Perez sin dejar de observar con deseo a la pequeña Amelia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD