Un infierno.

4068 Words
⚠ ADVERTENCIA ⚠ Recuerden que esta historia, contiene lenguaje vulgar y escenas sexuales explícitas ⚠️ Recomiendo mucha discreción.  25 Junio 2010, Liverpool.                                                   Sienna Stone > Me repito una y otra vez intentando calmar el temblor de mi cuerpo.   Los gritos afuera me hacen apretar más fuerte las sábanas contra mi pecho, el cual está retumbando con los latidos acelerados de mi corazón ya que estoy sumamente asustada. Necesito que todo esto se detenga, quiero que dejen de discutir y decir cosas hirientes el uno al otro. Sobre todo él, quien arremete con palabras cargadas de veneno hacia mi madre. Pero no puedo moverme ya que si me asomo terminaré igual de lastimada que ella y solo me quedo aquí como una cobarde escuchando como la sigue golpeando.   Por más que aprieto los ojos intentando quedarme dormida, es imposible, porque del otro lado de la pared está ocurriendo una desgracia. A nadie le importa cuánto llore ni el dolor que me causa toda esta situación y lo traumático que se ha vuelto que no podamos opinar o contradecir sus palabras sin que termine golpeando la mesa, o tomando a alguna de nosotras a la fuerza hasta hacernos callar, a su manera. Muchas veces quisiera tener un poder mágico y acabar con esta situación, en donde ese hombre nunca se encontrara con mi madre o que a su vez hubiera conocido a una buena persona que fuera responsable, trabajadora, educada y que sobretodo transmitiera respeto y tranquilidad. No, terror, rencor y ganas de querer arrancarle los ojos cada vez que me mira como si quisiera... Pero estos años me he dado cuenta que el problema ya ni siquiera es él, ya que por muy asustada que yo esté, temblando bajos las sábanas o en un rincón por las amenazas o los golpes que recibo, ella simplemente gira la cara sin decir nada callando lo que pasa con ella y conmigo. Dejando que un completo extraño arremeta con brutalidad contra su hija. No hay un día que sea bueno, ya que incluso los amaneceres suelen ser dolorosos. Cuando me levanto a desayunar sin ganas de nada, ni siquiera de jugar ya que mi edad me lo permite, pero estoy tan rota, marchita y acabada que ni la encender la televisión me apetece. La rabia es la única que me acompaña dentro de todo este dolor que me ha ocasionado toda la situación en ese mal llamado hogar. No comprendo aún cómo puede levantarse todos los días como si nada hubiera pasado, como si los golpes y los gritos de anoche hubieran sido parte de mi imaginación. Y a veces creo que es cierto, que no somos nadie delante de la gente ya que no son capaces de venir a salvarme de un infierno que tengo que soportar a diario. Pero no soy tan tonta como me quiere hacer ver, ya que puedo ver claramente los golpes que sobresalen en su rostro, que no intenta ni siquiera tapar. Aprieto los puños mirándola con algo más, que decepción. Suspiro cargada de ilusión imaginando que en algún momento todo esto va a pasar y saldré del cautiverio en el que me han sumergido estas personas.  Sé que me iré de esta pocilga que me carcome el alma y las ganas de seguir adelante, ya que no aguanto seguir despertando en medio de la madrugada sobresaltada por las pesadillas que me invaden, por el terror que me recorre el cuerpo cuando siento que la desgracia llegara y no podré ver más a esa mujer que llamó madre. Tampoco quiero tener que callar cuando siento que la cama se hunde, para la llegada de las caricias que no están permitidas y los susurros que simplemente me causan asco de su parte. Giró la cabeza para que ella lo vea pero me ve y sin decir nada se gira dándome la espalda con el conocimiento de que no quiero que él haga lo que hace. Estoy cansada y ya no quiero sentir lo que siento, ni callar lo que callo. Deseo decir todo lo que pasa e intenta que no me sigan arrebatando la niñez que estoy perdiendo hundida en el desespero que me causan los gritos, las peleas y trato de llevar una vida lo más normal posible cuando estoy en la escuela con mis amigos, viviendo una vida que solo es un espejismo, porqué al llegar a casa la carga negativa se apodera de mí y del lugar. He intentado un montón de veces de no culparla, de entender su comportamiento y pensar que quizás tiene el mismo temor que yo de decir algo que la ponga en una situación peor. No es hasta que los veo juntos como una pareja que parece realmente feliz y han vivido una vida plena juntos.  Logrando que mis sentimientos se acentúan más en esa decepción y nostalgia llena de rabia que anteponga mi tranquilidad y estabilidad emocional a la de ese monstruo disfrazado de buena persona. Gracias a sus estúpidas excusas soy yo quien tiene que vivir uno de los peores momentos de mi vida. Si, se excusa bajo el cuento de que ahora tiene un hijo con él, alegando que no merece vivir sin un padre y que por estar muy pequeño no comprende lo que está pasando. Por momentos la escucho decir que todo pasara y que ese sujeto cambiara, pero no lo hace, por el contrario, con el tiempo se va volviendo mucho más agresivo que antes transformando su rostro en un terrible monstruo del que quiero deshacerme.  > Nadie, absolutamente nadie tiene idea de cuantas veces lo he pensado, lo que he tenido que contenerme por no llegar a ese punto donde pueda acabar con mi vida y así dejar de sentir ese asco que solo me está dejando dolor, golpes, humillaciones, temores y marcas que no logran desaparecer. — ¡Te dije que te callaras! — el grito me sobresalta y me trae a la realidad. — ¡No puedes comportarte de esta manera! — parece que mi madre quiere defenderse. — Un día de estos voy a…   Pero no termina de hablar cuanto el impacto de un golpe suena en la pared callando a mi madre. > No, si lo hago a mí también me golpeara y a ella le irá peor. Miro el otro lado de la cama donde está mi hermano dormido. Absorto de todo este infierno que a mí me ha tocado vivir, alejado de la maldad de a quien en un futuro llamara padre y de una mujer que no es capaz de defenderse ni siquiera por un ser tan pequeño. > Me repito que lo es. Si no fuera por la llegada de él, nada de esto estaría pasando. — ¡En esta casa se hace lo que yo diga, perra! — explota y escucho pasos cuando la puerta de la habitación de al lado se abre.   Ya no escucho a mi madre, ni siquiera sus sollozos y lo sé, volvió a desmayarse por la paliza, esa que tanto le ha ocultado a los demás, pero bien que deja que yo los vea como un recordatorio de lo que me pasaría si decido abrir la boca. Cierro los ojos fingiendo como siempre que estoy dormida cuando sé que viene al cuarto. No importa que lo haga de manera sigilosa por que no estoy dormida, de hecho estoy más despierta que nunca sintiendo como quiere cubrirme del frío que no existe y roza su asquerosa boca con la mía palpando partes de mi cuerpo que no quiero que siga palpando. > Vuelvo puño las maños y contengo las ganas de gritarle que me deje. Siento como se aleja no sin antes volver a bajar la mano a donde no debería y cierro más los ojos dándome vuelta al darle la espalda como si siguiera dormida. Quiero que se vaya, quiero que mamá despierte y que ya no siga viviendo aquí.                                                                   ♥️ ━━━⊱ MIEDO ⊰━━━ ♥️ [Actualmente] 01 Diciembre 2019, Londres. Nunca había sentido una grieta tan profunda como la de ahora, que por más que he tratado de calmarme no cesa, no puedo controlar el dolor y la angustia que me ha provocado todo esto. Su mirada clavada en la mía, con evidente ofensa por haberla defendido de quien la ha maltratado, humillado y golpeado es lo que más me afecta en este momento.  Es claro que no le importo como hija, pero al menos quisiera creer que solo un momento de su vida, durante todos estos años de tortura ha sido capaz de importarle algo de lo mucho que me afecta toda esta situación. El tener que soportarlo, vivirlo y sobre todo callarlo.  Estoy cansada de tener que luchar contra mis demonios, esos que ella no ha sido capaz de apartar de mí, ya que también es culpable de lo que siento, de mis temores, pesadillas y años de infernal zozobra.  Los golpes no solo han sido dirigidos a ella, porque conmigo también ha sido brusco, se ha comportado como el animal que siempre ha mostrado ser y una personaje asqueroso, que pasea sus ásperas y dañinas manos sobre las cobijas que me cubren de los espasmos causados entre las tinieblas o pesadillas que he venido arrastrando como una psicótica que alucina en el hueco que me hunde cada vez más.  No estoy para nada conmovida o arrepentida de lo que hice. Si es lo que debo hacer cada que tenga la oportunidad, no me detendré así como él tampoco lo hacía cuando  la sujetaba del cuello a ella o a mí. Cuando la acorralaba en el cuarto propinándole patadas al estómago dejándola sin aire e incluso inconsciente, con los puños marcados en su rostro.  Si ella no ha sido lo suficientemente valiente para librarse de la escoria, basura y enfermo que tiene como pareja por miedo a que la deje sola con el hijo que procrearon.  > Ese ya no es mi problema, si realmente pensara en ese hijo, lo dejaría, abandonaría o le hubiera denunciado por todo el abuso recibido, lo malvado que ha llegado a ser y un desgraciado en todo el sentido de la palabra. Ahora mi única preocupación es que mis cosas están en el lugar a donde no quiero regresar, que tengo clases en una hora y que pase la noche en un jodido bar a los alrededores de la facultad que me dio ese salvavidas que necesitaba.   >  Pude asearme un poco en los baños privados de la facultad. Pero llevo la misma ropa de anoche y al menos agradezco tener una sudadera limpia y que el clima esté nublado para no verme como la que pasó la noche entera en la calle deambulando. Me maquillé un poco, solo para borrar con corrector las ojeras. Me considero una chica sencilla a la hora de maquillarse y vestirse. Ahora mismo solo traigo unos vaqueros desgastados, con unos deportivos y la sudadera que me coloque para que no se note que no he ido a casa a cambiarme.  Voy camino a mis clases cuando a lo lejos diviso a la chica con la que me encontré ayer y quien me ayudó a ubicarme en este laberinto. La facultad es enorme, pero muy hermosa y la estructura es espectacular. Lo único que le puedo agradecer a mi madre es haberme traído a este lugar maravilloso. No tengo amigos ya que estoy comenzando y la única que trató de hablarme fue ella. Sin embargo la ignoro aunque parece una loca moviendo la mano para que la vea. > Sigo ignorándola pero el que venga a mi sitio como si quisiera decirme algo, me hace fruncir el ceño extrañada y no quiero que grite mi nombre llamando la atención de todos, así que me decido ir a su dirección. Voy distraída pensando en lo que debo hacer de ahora en adelante. Estoy  consciente que no volveré a ese mal llamado hogar, pero también me cuestiono donde viviré mientras que busco un trabajo de medio tiempo que me ayude a pagar un alquiler en un lugar decente cerca de la facultad.   Clavó la mirada a lo lejos cuando… Un cuerpo impacta con el mío de manera abrupta, me atrevería a decir que el tropezón fue al propósito y el que se desate una ola de carcajadas cuando caigo de culo al piso, me da la razón. — Los estorbos terminan así. — dice una chica frente a mí. — En el suelo, como la basura que son. Suelta las palabras con tal arrogancia y por muy linda que sea desde aquí puedo fijarme de su falta de empatía y altanera personalidad. No hay parte de su cuerpo que no esté operado o tatuado. Desde aquí puedo ver el enorme tatuaje que le cubre todo el cuello hasta sus pechos, que se le brotan con el corset vino tinto que lleva. En los brazos lleva mucha más tinta con diseños realmente impresionantes. Las uñas largas y bien arregladas, los tacones altos y la forma sexy de vestirme me hacen repararla de arriba abajo mientras me voy levantando del suelo. La chica de ayer Cass, llega para ayudarme pero cuando esta por darme la mano alguien más sale detrás de la mujer tatuada y es alguien a quien reconozco muy bien por qué es el idiota que vi ayer con ínfulas de celebridad. — De nuevo tú, la idiota. — suelta con altanería. — Eres experta en atravesarte donde no debes. — la chica tatuada junto a él se burla pero de pronto la toma por el cuello propinándole un beso de una forma tan íntima que me incomoda. Cass, toma mi mano sacándome del lugar viendo como todos comienzan a burlarse y aquel chico, mal educado, con sus lentes oscuros comienza a manosear a su novia como si no tuvieran a un grupo de personas a su alrededor.  — Son unos idiotas. — asiento blanqueando los ojos. — Por algo son tal para cual.   No contradigo su comentario, porque tiene toda la razón. Seguimos caminando y por un momento giró la cabeza mirando a donde se encuentran y ni siquiera sé por qué ya que cuando lo hago, ella lo tiene abrazado y le besa el cuello con descaro. No puedo apartar la mirada del chico que me empujo con su hombre y que me ha llamado idiota dos veces. Pero es que aunque sea un total imbécil debo admitir que es muy atractivo. Los tatuajes en su cuerpo tonificado y esa manera de vestirme como si fuera un modelo de revista hacen que comience a sentir cosas extrañas que no debería estar sintiendo y menos por un hombre como él. Ahora mismo tengo demasiados problemas como para estar pensando en chicos guapos, con tatuajes, que parecen odiar a todos menos a los de su grupo obviamente y que nunca, pero nunca, se fijarían en una fracasa como yo.  Sacudo mi cabeza olvidando lo qué pasó y me enfoco en qué voy a hacer luego que salga de clases. Cass, no dice nada mientras caminamos hasta nuestra próxima clase. El profesor llega unos minutos después y me pongo al día con todo tratando de despejar mi mente con lo que es realmente importante. La clase culminó dos horas después y terminó de anotar los apuntes que dejó el profesor en la pizarra cuando me doy cuenta que Cassi no ha dicho absolutamente nada. No quiero preguntarle qué pasa, me da temor que por mala suerte llegará a sus oídos algo de lo que pasó. Así que término con lo mío metiendo la libreta en mi bolso cuando recuerdo que no he comido nada y el dolor de cabeza me está matando.  — ¿Quieres ir a la cafetería? — habla Cass, después de un tiempo.  — Me encantaría. — suelto pero recuerdo que no tengo dinero. — Mejor vamos en otro momento. —intento cambiar el tema. — Tengo que ir a un lugar y… — Sienna. — me corta. — Conmigo no tienes que fingir. — no tengo idea que decirle y no tengo idea qué tanta información puede tener para decirme esto. — No entiendo a qué te refieres. — me sincero. — Si no tienes dinero para ir a la cafetería, yo puedo invitarte. — El alivio de que sea eso y no algo relacionado con mi vida privada me hace sonreír aliviada. — No tienes que hacerlo, Cass. — no quiero que se sienta obligada.  — Pero yo quiero invitarte, además. — se queda pensando antes de continuar. — Quiero hablarte sobre algo.  No quiero ser grosera y rechazarla, la idea que tenga que pagar algo para mí me da vergüenza, pero su cara me demuestra que tiene algo muy importante que decirme y debo admitir que ha sido la única que se ha portado bien conmigo a pesar de no conocerme. — De acuerdo. Iré contigo. — sonríe emocionada y me toma del brazo dando brinquitos como una niña.  Me habla de su familia, del lugar donde vive que es muy cerca de aquí y no puedo evitar prestarle suma atención cuando dice; — Estoy buscando a una persona para alquilarle una habitación. — suelta. — Pero me da miedo meter a cualquiera y no se trata del pago. Nos paramos en la barra y espero que ella pida algo.  — ¿Y qué es lo que te preocupa? — indago.  — No confió en casi nadie. — se sincera. — Temo que la persona a la que le alquile termine siendo un abusador, aprovechado o ladrón. He buscado personas de la misma facultad pero aún no le he dado respuesta a nadie.    Ella pide un sándwich de jamón y queso con una gaseosa y pido lo mismo ya que mirando el menú no es tan costoso y no quiero ponerme a escoger. Ya suficiente es que me brinde la comida. Lo que me dijo sobre el alquiler me tiene rondando la cabeza y por un momento pienso en la idea de comentarle que no tengo lugar donde vivir, pero recuerdo que no tengo como pagarle y evito hacer un comentario sobre el asunto. — Muchas gracias. — señaló la comida y ella mueve su mano restándole importancia. — No quiero que te molestes por lo que voy a decir. — empieza y siento como el estómago se me contrae. — Pero te vi saliendo del bar en la madrugada. — inquiere nuevamente. ¡Carajo! — ¿Estabas tomando algunos tragos?  De pronto se me va el hambre y el miedo que lograra ver la pelea con el tipo ese me deja muda. — No tienes que contarme nada si no quieres. — intenta suavizar la situación. — Solo quería decir, que escogiste el peor bar para pasar la noche. Se lleva la bebida a la boca y yo sigo sin decir nada.  — Solo necesitaba el baño. — miento. — Por eso estaba allí.  — ¿A las cuatro de la madrugada? — Sé que no quiere ser grosera y yo tampoco. Pero no me gusta que invadan mi privacidad con preguntas que no quiero responder.  — Déjalo. — Le restó importancia. — Solo no quiero hablar del tema. — dejó el sándwich sobre la mesa, el cual le di apenas unos mordiscos ya que su interrogatorio me ha quitado el hambre. — ¡Espera! — me llama pero ya estoy caminando fuera de la cafetería. — Lo siento, tengo que irme. — suelto sin dejar de caminar. Sé que es una chica buena, o al menos es lo que me ha demostrado. Pero no entendería mi oscuridad y no estoy dispuesta a revelarle mi vida a alguien que apenas conozco.  Escucho que me está siguiendo y como puedo aprieto el paso para perderla. Pero la chica comienza a trotar para alcanzarme y de un momento a otro mi cabeza se llena de malos pensamientos con la imagen de mi madre siendo golpeada. > Trato de repetirlo una y otra vez ya que estoy comenzando a sentir la ansiedad, el desespero y ahora más al saber que Cassie, me ha visto salir de un bar a esa hora y nada la convencerá de la excusa que no estoy dispuesta a darle. No puedo permitir volver a caer en el pozo del terror, de ese que me ha costado mucho desaparecer. Si ella sabe lo que pasó, por qué me quede por fuera estaría no solo exponiendo mi asquerosa vida, sino que también dejaría a mi madre en ridículo por no ser capaz de acabar con esa relación de porquería. — ¡Sienna, espera por favor! — me vuelve a llamar y creo que me está alcanzando cuando yo también comienzo a correr como una loca. Pero así soy yo, paranoica por cualquier circunstancia, hasta por cosas tan absurdas como que una chica que me está siguiendo, solo para preguntarme qué pasó esa noche. Logró doblar uno de los pasillos de la facultad, pero en el proceso me llevó por delante a una persona que obviamente no logré ver. El impacto es tanto, que me lleva al suelo junto con él, quedando encima de mí, desatando lo peor. — ¡Oh mierda! — me quejo con el golpe que recibo en mi espalda. — ¡Fíjate por donde vas! — gruñe la otra persona y no logro ver nada ya que la vista se me empaña con los recuerdos de otro sujeto encima de mí, tocando partes de mi cuerpo que no debería y la angustia me termina envolviendo soltando golpes desesperada. — ¡Suéltame! — sigo forcejeando. — No quiero que  me toques. Lo peor de vivir en un mundo donde todo es violencia, golpes y abusos es que cualquier situación como esta, supone un peligro para ti. No soy consciente de que me he tropezado con alguien más, ya que mi cabeza solo trae malos recuerdos, momentos donde quiero pedir ayuda y el golpe que impacta sobre mi pómulo. — ¡Quédate quieta, joder! — grita. — ¡No voy a lastimarte! No lo creo, no lo hago ya que me ha lastimado durante años. Solo deseo que esta pesadilla terminé y el deje de tocarme como lo está haciendo. — ¡Matthew, suéltala! — a lo lejos reconozco la voz de Cass. No sé quién es Matthew, pero quiero decirle que no es él, quien me golpea. — No me toques… — balbuceo con los ojos apretados. — Ya no me toques. — ¡Mierda! — me alza las manos a la altura de la cabeza y se acerca a mi oído. — No voy a lastimarte. — susurra. — Nadie te hará daño. Por alguna extraña razón mi cuerpo comienza a relajarse, los latidos de mi corazón van tomando su ritmo y dejo de forcejear al sentir que el agarre en mis muñecas disminuye y el peso en mi cuerpo se va disipando.  Tengo la cara empapada por las lágrimas pero tomó un último suspiro antes de abrir los ojos. — Oh Sienna, cariño. — Cassi está enfrente de mí con los ojos encharcados. — Todo está bien, ahora todo está bien. No sé qué tanto he podido revelar con este ataque. Pero veo un grupo de personas rodeándome y la vergüenza es tal que me levanto limpiando mi cara y reconozco a la chica que me tropezaba con una sonrisa de asco cuando me mira. No digo nada e ignoro a todos cuando salgo del lugar y preguntándome quien fue la persona que susurro en mi oído, pero ni siquiera me atrevo a decirle nada a Cass, quien me sigue sin decir nada y con los ojos rojos afectada por lo que pasó. > Detesto que me convirtieran en este ser asqueroso, en alguien inseguro, miedoso e incapaz de socializar. Mi vida es un auténtico infierno, del que prefiero quemarme viva a seguir con una tortura que me va matando dolorosa y lentamente.                                                            ♥️ ━━━⊱ MIEDO ⊰━━━ ♥️   ♥️Holis Holis ♥️ Bienvenidos a esta historia, donde podrás conocer el otro lado de una chica que el miedo, los abusos y maltratos la llevaron a ser quien es hoy en día.   Si quieres saber más sobre Sienna Stone, actualizo todos los días por aquí ♥️ Besos♥️. Nailu P. 
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