IMPRESIÓN

3185 Words
                                                                            Capítulo 1. IMPRESIÓN 30  de Noviembre, Londres. Sienna Stone. La lluvia que cae me relaja un poco consiguiendo que cierre los ojos por un momento divagando en mis pensamientos. Pero un estruendo retumba en el cielo con el rayo que me encoge en el lugar y evocando los malos recuerdos que he intentado dejar atrás y de los que quiero escapar de una vez por todas.  Los pasillos parecen estar vacíos en la enorme universidad de Londres, dónde he comenzado un nuevo periodo de mi vida. Las clases están por comenzar pero siento desde ya que no seré capaz de lograrlo y comenzaré a estancarme nuevamente, desechando una nueva oportunidad de progresar en algo que quiero hacer.  Aun así, estoy aquí decidida a tomar el rumbo de mi vida, de esa que ha estado golpeándome desde hace años y de la cuál quiero desaparecer de una buena vez. Odio esperar y que el profesor tarde hace que me desespere aún más ya que quiero entrar allí y distraer mi mente en otras cosas. No quiero regresar a casa y eso es seguro, no puedo ni quiero verle la cara a ese sujeto y tampoco necesito escuchar más discusiones absurdas sobre una cosa u otra. Pareciera como si a todos les diera por desaparecer en los momentos que todo se vuelve más tenso y peligroso. Justo allí, cuándo tengo la necesidad de que alguien más sea testigo de lo que me toca vivir bajo el techo de un nuevo hogar, pero el mismo infierno de siempre.   Sigo absorta en lo mío con la mirada fija en la nada, viendo caer la lluvia que me salpica un poco. La brisa se cuela por mi ropa haciéndome temblar y mueve mi cabello obligándome a cerrar los ojos con la poca paz que siento estando aquí. Pero, una serie de murmullos se comienzan a levantar donde antes solo había silencio y es como si toda la universidad hubiera salido de todas partes provocando que vuelva a enfocar la mirada alrededor.  No entiendo qué está sucediendo, es como si alguien importante estuviera a punto de entrar ya que veo a mujeres y hombres susurrando no sé qué con la atención puesta en uno de los pasillos que por más que alzó el cuello no logro ver absolutamente nada. Un grupo de chicas se tapa la boca sonrojadas y el bulto de personas le abre paso a… > Si, es lo que tiene que ser. Ya que siento como si me arrebatara el aliento con su imponente presencia al caminar, el frío de hace un rato se ha ido y le dio paso a una llamarada de fuego que me está consumiendo alojándose en mis mejillas.  Es alto, tiene el cabello como de un castaño claro con algunos mechones rubios. Lo lleva bien peinado dejando que algunas hebras rebeldes caigan sobre su frente. Tiene las manos metidas en los bolsillos de su vaquero los cuales están adornados con algunas rasgaduras al nivel de sus rodillas mostrando la tinta de color que hay en su piel. Porta una camisa manga larga de color blanco, acentuando más el porte atlético y bien definido. Encima de esta tiene una chaqueta de cuero negra donde se deja ver al descubierto su cuello donde también está repleto de tatuajes.  Estoy inmóvil y no hago más que repararlo de arriba abajo mientras me mantengo inmovil viendo como camina hacia mi dirección y todo parece ir en cámara lenta. Desde mi punto logró ver otros tatuajes, como esos que tiene sobre sus manos y sobre todo las perforaciones en sus orejas que le quedan tan bien.  Tiene una argolla pequeña en su nariz, perfecta y perfilada con otra perforación a un lado. Este chico es increíble y el aura que desprende es absorbente.  > Si, es como si fuera un ser traído de otra galaxia, alguien que no parece humano ya que un hombre que se vea y vista de esa forma no debería pasearse por allí provocando ataques cardíacos masivos al género femenino.  Lo veo acercarse cada vez más pero los lentes oscuros que trae puesto no me deja saber si me está mirando a mi o a otra dirección. > un  chico como él merece toda mi atención, de eso seguro. Siento los nervios alojandose en la boca de mi estómago y más cuando se posa frente a mi con esa altura que me hace alzar la mirada viendo mi reflejo en sus lentes oscuros. Sin quitarse los lentes, se inclina un poco quedando a centímetros de mi cara.  — ¿Vas a quedarte allí mirándome todo el día como una idiota? — suelta la pregunta cargada de arrogancia. Su voz es ronca y me aprieto los muslos por inercia.  — ¿Disculpa? — creo que no escuche lo que dijo. — ¿Cómo me has llamado?   — Idiota. — recalca sin importancia. Trago grueso ya que sigue inclinado y su aliento choca sobre mi nariz. — ¿No entiendes español? > Sacudo la cabeza y entrecierro los ojos. Se levanta y aunque no veo sus ojos por los lentes, se que me está escaneando cuando resopla con fastidio haciendo una mueca maravillosa en su perfecto rostro. Sigue su camino no sin antes llevarme por el medio chocando su hombro con él mío a propósito.  — ¡Estorbas! — suelta cuando está adentrándose al salón. Lo veo perderse en el aula seguido de los demás estudiantes que se ríen de mí como si algo les pareciera gracioso. Excelente, esto era lo que me faltaba para completar mi día de mierda ser la burla de un montón de ignorantes.  No basta con tener que soportar malas caras en mi casa, tratos de porquería para que aquí también consiga a un hijito de papá y mamá, creyéndose la octava maravilla, caminando como si nadie le importara, atropellando personas e insultando a quién le da la gana.  Intento calmarme tomando un poco de aire. Quiero encontrar alguna sala de información para poder verificar que mi horario esté bien o si definitivamente vine a la universidad equivocada. > Niego con la cabeza fijándome en la tontería que estoy por cometer.  Sigue lloviendo y debo caminar hacia un largo pasillo haciendo que varias gotas que salpican en el suelo me empapen las botas. Me encanta este tipo de clima pero no las tormentas ya que me traen malos recuerdos que no quiero traer a mi mente ahora mismo.  Reviso mi teléfono para saber si el nombre de la universidad esa bien y ahora pienso que todo esto es mi culpa ya que tuve que estar aquí hace una semana para conocer todo el lugar, pero no, decidí que vendría días después para evitar presentarme ante cualquiera y ahora he sido insultada por un tonto, fui la burla de un montón de idiotas y… — Oh por dios, lo siento. — el cuerpo de una chica impacta contra el mío dejando caer un montón de carpetas que llevaba en la mano. — Disculpa, no estaba viendo por donde iba. — intento ayudarla pero recoge sus cosas rápidamente.  Es una chica bastante linda, tiene el cabello pintado en las puntas y de color n***o arriba. Su manera de vestir es bastante fresca y veo que lleva algunos tatuajes en los brazos. — No, lo siento mucho. — nuevamente se disculpa. — Estaba mirando mi teléfono. — sonríe con timidez. — Tranquila. — le devuelvo la sonrisa. — Yo también me distraje buscando la sala de información, necesito ubicar mis clases. — alza las cejas no creyéndose lo que digo.  — ¿Estas perdida? — quiero decirle que no, pero no tiene caso ya que tengo un letrero en la cara que dice “extraviada y desorientada”  — Sí. — me sincero. — Creo que vine a otra universidad.  No contiene la risa y termina por contagiarme..  — Mi nombre es Cassie. — me extiende la mano a modo de presentación. — Pero todos me dicen Cass.  Sé lo difícil que es para mí tener amigos, lo he tenido muy claro desde hace mucho tiempo. Pero si quiero cambiar de vida, ambiente e intentar socializar, debo dejar los temores de lado y dar un pie hacia delante. Si luego nada funciona ya sé lo que debo hacer y es encerrarme en lo más profundo de mi oscuridad donde nadie logré ver la porquería que cargo encima.  — Mucho gusto Cass. — le doy mi mano. — Me llamo Sienna. — ella sonríe y me hace una seña para que la siga.  — Si quieres te ayudo a buscar tu salón de clases. — se ofrece.  — No quiero molestarte... — No es molestia. — me interrumpe. — Solo quiero ayudarte y ser amable.  ¿Amable? — Es una palabra que no conozco muy bien y tampoco es como que en mi casa llegué a emplearse mucho. Dejo que me guía observando la lista de mis clases, con la información de los salones y todo lo demás. Al parecer se conoce muy bien la universidad y terminó por darme cuenta que vamos a quedar juntas en muchas de estas. Eso está bien, conversar con alguien mientras me adapto no me parece una mala idea.  — Perdiste la primera clase. — ya lo sabía. — Pero aún puedes entrar a estas dos, yo también estaré allí. — me sujeta la mano arrastrándome con ella pero el instinto me juega sucio y me aparto de su agarre con brusquedad, recordando lo que no debo.      — ¡No me toques! — elevo el tono que la hace retroceder. — No… no vuelvas a hacerlo por favor. Cierro los ojos dándome cuenta de lo que acaba de pasar. Soy una estúpida, la chica solo intenta ayudarme y yo tengo que ser un dolor en el culo asustandola con mis problemas y traumas.  — ¿Estas bien? — pregunta sin acercarse. — No fue mi intención molestarte.  Me acerco a ella tomando su mano de vuelta. No quiero que me tenga miedo, ni que piense que soy una chica extraña a la que no pueden tocar, es solo que la manera en como lo hizo trajo a mi cabeza una serie de imágenes que intento borrar desde hace mucho tiempo.  — Lo estoy. — aseguró regalándole una sonrisa que la tranquiliza. — Es solo que… — miente. — Me sorprendiste un poco, es todo.  Seguro no me cree nada pero lo disimula asintiendo y seguimos nuestro recorrido.  La mañana se me pasa volando con ella. Las clases no son tan aburridas y su charla me distrae de lo que no debo pensar. Olvidé por un momento que debo regresar a casa, que tengo que ver su cara y seguir escuchando estupideces de su parte. >  Me da un recorrido más profundo por la universidad y me doy cuenta que tiene dormitorios para los estudiantes que viven muy lejos y quieren quedarse aquí. Pienso que no sería mala idea mudarme a este lugar y así dejar de vivir en el infierno en el que estoy metida.  La verdad es que no sería capaz, a pesar de que odie su manera de ver las cosas, quiero seguir estando allí para proteger a mi madre de los gritos inhumanos de ese ser despreciable. Quiero que ella sepa que aunque no me permita acercarme para partirle la cara, estaré allí para cualquier cosa.  No es justo que siga dejando que la trate de esa manera, no entiendo por qué tiene que permitir que ese miserable acabe con su vida así. Si yo pudiera, lo tomaría por el cuello y… — De nuevo esta idiota. — hablan a mis espaldas sacándome de mis pensamientos. Me giro a ver quién es y… Ruedo los ojos al darme cuenta de quién se trata.  — ¡No soy una idiota! — me defiendo y aprieta la mandíbula. — ¿Cómo me hablaste? — El tono que carga y la manera como se yergue frente a mí me da escalofríos. — Cuida tus palabras niñita tonta, que no sabes quién soy.  La amenaza me hace temblar evocando los malos recuerdos. No puedo evitar temblar, sus ojos se posan en mis labios notando como me tenso con su forma de hablar y frunce el ceño confundido.  — Yo… no… lo siento. — tiene razón soy una idiota.  Lo veo cerrar los puños con fuerza y por un momento pienso que me va a golpear haciéndome cerrar los ojos. Da un paso hacia atrás mirando por encima de su hombro y gruñe antes de irse llevándome de nuevo con su hombro.  No sé qué tiene este chico, pero es claro lo violento que es. La forma como me habla como si me odiara, como me mira y empuña sus manos queriendo golpearme. Sí tenía alguna esperanza de quedarme en este lugar para olvidarme de todo, queda descartada ya que no quiero estar en un sitio donde en vez de relajarme termine escondida por los abusos de alguien más.  — Ese chico es un imbécil. — habla mi nueva compañera. — Aunque… no se puede negar que es muy guapo. — sigue viendo el recorrido del chico malo y yo termino girando para marcharme de este lugar.  — Tengo que irme. — me despido. — Espero vernos mañana.  — ¡Espera! — me grita. — ¡Aún falta una clase!  Lo sé, pero no pienso entrar, no quiero estar más aquí o siento que terminaré llorando y con un ataque de ansiedad.  No entiendo por qué me tiene que pasar esto a mí. No es suficiente con todo lo que debo ver y vivir en esa casa de porquería, para que aquí también deba lidiar con un chico mala conducta que quiere golpearme o amenazarme no lo sé. Puede ser muy guapo, pero eso no justifica qué vaya por el mundo amenazando o queriendo golpear personas que no conoce.  > Oh pro dios, estoy bastante mal.  Sigo con su aroma impregnado en mis fosas nasales y una cosa no le resta importancia a otra. Ahora debo dar vueltas por la calle esperando tener suerte de no encontrarme con el único ser que detesto, odio y le temo en esta vida. Mi padrastro.                                                                               ♥️ ━━━⊱ MIEDO ⊰━━━ ♥️ La noche fría de Londres me arropa, me encanta este clima y la tranquilidad de estar en un lugar así, quisiera quedarme en este lugar, no tener que cruzar esa puerta si no vivir aquí. Dormir en una banqueta aunque el frio de la madrugada terminé matándome.   Odio saber que mi única posibilidad de irme de casa me la arruino ese niño mimado con ínfulas de badboy, era el lugar perfecto. No me importa si era pequeño, solo quería estar sola, tranquila, sin tener que escuchar como gritan golpean o dañan a mi madre.  Los recuerdos nunca se van, las pesadillas siguen vivas en mi mente y nadie puede comprender el dolor que se lleva por dentro al querer que sea ella quien le dé un alto a toda esta situación. Que no siga callando, que no le tenga miedo y que deje ir ese miedo que la encierra entre cuatro paredes aceptando que él haga con ella lo que quiera.  He tratado de decirlo, de explicarle, de hacerle saber lo cansada que estoy pero siempre termina diciendo; > Es fácil cuando no estás en mi posición siendo espectador de lo que ocurre. He estado tan cansada que pienso si lo mejor es dejar que la golpeen y yo hacer la vista gorda ante lo sucedido. Miro el reloj y me fijo que ya es muy tarde. Vivo a una cuadra cerca de aquí y voy caminando cuando escucho que alguien está peleando.  — ¡Que te calles! — el gruñido me sobresalta. — ¡No sabes hacer nada bien!  Debería salir corriendo, pero el instinto me lleva hasta ese punto ciego donde está la discusión.  — No… lo vuelvo hacer. — musita la mujer. — No vuelvas a golpearme. — El sonido de otro golpe me hace abrir los ojos corriendo hacia el lugar.  La escena, las personas, la paliza, todo me deja paralizada al percatarme que no es una pelea común, negándome a que mis ojos están viendo aquello. A esa mujer doblada en el suelo sujetándose el estómago y a él tomándola por el cabello listo para golpearle una vez más.  — ¡Suéltala! —  suelto un grito cargado de rabia y dolor sale de mi garganta. — ¡Qué la sueltes! No lo pienso, no analizo y no razono ya que quien está en el suelo es mi madre y el monstruo que la golpea es la basura de la que no se ha querido deshacer y a quien le debo todas mis pesadillas, mis nervios y los malos recuerdos de sus asquerosas manos encima de mí.  No puedo parar, no quiero detenerme ahora que lo estoy logrando, quiero callarlo, acabarlo y desaparecerlo, es por eso que enceguecida y aturdida sigo dando los golpes que terminan sacándole sangre al perpetrador de mis desgracias. No me importa mancharme, lo único que quiero es que se acabe. — Sienna, déjalo en paz. — habla mi madre pero no quiero, no voy a seguir permitiéndole más humillaciones.  El rojo carmesí aparece con más intensidad, no me explico en qué momento sucedió todo, pero quiero borrarle la sonrisa de la cara con lo que llevo en las manos.  — ¡Ya, suéltalo! — alguien me toma por los brazos y me aparta del despreciable ser que yace debajo con la cara ensangrentada.  Forcejeo en vano, cuando noto como la persona que se agacha a auxiliarlo es la misma que ha sido brutalmente golpeada por años; mi madre.  No contengo las lágrimas, el dolor que me aprisiona el pecho al darme cuenta que esto continuara, qué ella seguirá defendiendo algo que no debería, mientras yo soy la mala hija, la que no la entiende y quien se ha tenido que soportar años de pesadillas, llantos que he tenido que callar por su culpa y las morbosidades de quien ahora es lo más importante para ella.   > Me levanto limpiando las lágrimas con rabia.  — Te prometo que no volverás a verme nunca más. — la miro llorar pero no por dolor si no por miedo. — Madre.  Le doy la espalda y por primera vez, le digo adiós a la única situación que me ha tenido sumida en el desespero. Sé que esto no va a desaparecer, que no tendré noches felices, ni sueños reparadores. Porqué lo que él sembró en mí es algo que me acompaña incluso estando despierta. Pero ya no quiero seguir teniendo miedos, ni que me despierten las pesadillas, tampoco esconderme bajo las sábanas para calmar la ansiedad. Es tiempo de salir de esa casa y comenzar una nueva vida. Así deba arrastrar los malos recuerdos para siempre.                                                         ♥️ ━━━⊱ MIEDO ⊰━━━ ♥️ Nailu P. ♥️
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