Prólogo

794 Words
De pequeños nuestro mayor temor es la oscuridad. Quedarnos atrapados en una habitación en donde nos desesperamos pidiendo ayuda para que nos saquen ya que comenzamos a sentirnos atacados por lo que conocemos como fantasmas o incluso monstruos que nos vienen a atacar, sacándonos lágrimas o haciéndonos temblar.  Pero, ¿qué pasa cuando el temor se convierte en algo real? Cuando esos fantasmas y monstruos son en realidad personas que te lastiman y te hacen daño queriendo esconderse en otro lugar fuera de tu casa. Los fantasmas no existen y no pueden hacerte daño, no te tocan ni te lastiman, pero las personas si. De ellos no puedes protegerte bajo las sábanas ya que por más que quieras sigues escuchándolos gritar y golpear paredes acabando con todo.  Estar encerrado en un cuarto oscuro debe ser una maravilla comparado con este infierno que te consume por dentro al tener que soportar como los gritos de tu madre, las pedidas de ayuda y los sollozos son cada vez mayores y no puedes decir ni hacer nada ya que el hecho te paraliza de una forma que las lágrimas te nublan la visión, el tragar se te hace difícil y el monstruo de quien te escondes puede acabar contigo de una manera incluso peor que aquellos seres que creas en tu cabeza. Sienna, apenas con nueve años comenzaba a sufrir el verdadero terror sin imaginarse que las consecuencias serían terribles en una casa nueva donde ocurrieron las peores cosas que una niña de su edad pudiera experimentar. Un padrastro que no aceptaba y una madre que lo escogió solo porque habían procreado un hijo, su hermano menor. — Mamá, no me gusta aquí. — se quejó la niña temerosa. Nadie la toma en cuenta, aún así esa casa no le gusta, el ambiente le da escalofríos y ese señor no deja de mirarla como si fuera un depredador a punto de devorarla. A pesar de no querer estar allí, se las arregla para hacer la estadía un poco más amena y que la duda la transforme en un lugar donde pueda comenzar una vida nueva de ahora en adelante. Los días pasaban, las semanas e incluso meses de pura tensión. Presentía que algo no estaba bien y no solo era el miedo que le provocaba mirar al cuarto vacío que daba un aspecto tétrico, tampoco el movimiento de las cortinas como si los dedos la acariciaban. Era algo más, mucho más fuerte que la presencia de algo bastante oscuro que la absorbía cuando gritaba diciéndole a su madre que había alguien detrás de ella.  Su temor provenía de la mirada inyectada en sangre de aquel sujeto que gritaba, azotaba y golpeaba la mesa cada que se molestaba. Los labios le temblaban y muchas veces quiso correr fuera de ese lugar, pero él sujetaba el cuello de su camisa impidiendo la huida. — ¡A mi me respetas malcriada de mierda! — le gritaba. — ¡Si te pregunto algo me respondes! ¡¿Lo entendiste?! — ella no quería hacerlo, volteo a ver a su madre quien no hacía nada por defenderla.  — ¡Tú no eres mi padre! — se atrevió a responder en un mismo tono enfureciendo al hombre aún más.  El monstruo alzó la mano para golpearla pero la niña con tan solo nueve años levantó su mentón enfurecida y le gritó.  — ¡Atrévete a golpearme como lo haces con mi madre! — la rabia que destilaba su padrastro hacía que apretaba más el cuello de su camisa. — ¡Eres un…! — ¡Callate! — interrumpio a la chica zarandeando su cuerpo llevándola al piso.  — Sienna, vete a tu cuarto por favor. — fue lo único que dijo su madre.  La niña salió corriendo a su habitación, asustada y con lágrimas en los ojos. Lo odiaba, odiaba con todo su corazón a ese hombre y también odiaba a su madre por no defenderla cuando ella más lo necesitaba.  Pero no ocurriría solo una vez, la desgracia se repetiría noche a noche cuando los gritos eran más fuerte, las peleas más constantes hasta que un día vio cómo el cuerpo de su madre cayó al suelo por que ese sujeto que ella tanto defendía, la tumbó al piso de un bofetón. Uno, que le dio paso a otro y otro. Hasta que el verdadero infierno estaba allí, encerrado en esas cuatro paredes donde nadie escuchaba las súplicas de una pequeña niña que no podía decir una sola palabra por que su madre, quien era la víctima en todo este horrible desastre, se había convertido en el verdugo que le tenía miedo a un ser despreciable y a quien siempre defendió por encima de ella.                                                            ♥️ ━━━⊱ MIEDO ⊰━━━ ♥️   Nailu P. ♥️
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