—Abre las piernas y muéstrame tu deseo —ordena con un rugido señalando mis muslos moviendo el índice de un lado a otro. ¡Dios mío! Solo con eso ya estoy que ardo. Dante es extremadamente caliente, muy fervoroso y en su vehemencia todo lo que sale de su boca roza la locura. Me siento en el asiento frente al suyo en su Bentley y pongo un tacón muy lentamente a cada lado de sus fuertes muslos. Él inicia el movimiento de mirar entre mis piernas pero entonces decido hacerlo todo más intenso aún, me ha pedido que le muestre cuánto lo deseo y todo mi cuerpo puede hacer eso porque mis ansias de él están a otro nivel. —¿Solo quieres ver el llanto de mi coño, o quieres mirar más que eso? Sé que le vuelvo loco. Esa es una misión que amo cumplir. Él, por su parte lo hace dominandome y yo encontran

