Dante Castle La miro a esos ojos suyos que me derriten y trato de contener la rabia que me carcome por dentro desde que llegué aquí y su padre me dijo que estaba ese imbécil con ella, en su habitación. Cerca de su cuerpo desnudo, de sus pechos sin ropa y de su piel con aroma a canela. Esta mujer me gusta demasiado y empiezo a memorizar hasta la forma en que sonríe. Sacarme a Marcie de encima en Miami fue tan fácil como recordarle nuestro acuerdo pero volver a la villa sabiendo que Camille estaría enfadada por las idioteces de aquella otra, fue incluso menos estresante que descubrir que se había ido. Ahora la veo retarme y casi me río en su cara al oír lo que me dice. Me cabrea que ese idiota siga intentando meterse entre sus piernas pero estoy seguro como de que me llamo como me llam

