Alexander no esperó escuchar esa respuesta de Emily, él esperaba un beso apasionado y una respuesta positiva, no un rechazo. Y no solamente a su propuesta de viajar de nuevo a Canadá sino a su deseo de vivir juntos.
Alexander se había prometido nunca más volver a cometer la locura de casarse, ni de volver a enamorarse. Pero había caído en el hechizo del amor con Emily, pero eso no significaba que le propondría matrimonio.
Alexander empezó a caminar con sus manos en su cintura tratando de calmar su enojo y su desilusión para tomar la acción correcta ante lo que estaba pasando entre Emily y él.
Pero su orgullo había recibido una estocada al escuchar a Emily decir que su relación no funcionaria y dejar entre líneas su intención de dejar de ser su amante.
Era mucha información para Al
