Sentado en el balcón de su habitación, disfrutando de la vista de un hermoso atardecer cayendo sobre el pueblo, siendo reflejado en el mar que los rodeaba, un silencioso Caspian asimilaba lo que había ocurrido horas atrás. En el instante en que el alfa rey le obligó a llevar a Rhys con él al bosque prohibido, Caspian se preparó mentalmente para detener a Drake o cualquiera de sus hombres en caso de que no les sentara bien la presencia del chico, pero nunca imaginó, que sería a él a quien tendrían que retener para no cruzar la línea y moler a golpes a ese bastardo. El solo recordar la forma en que Drake recorrió con sus dorados ojos el cuerpo de Rhys, como tocó su mano o empujó su rostro a su cuello, la bestia dentro de Caspian se volvía a agitar furiosamente, exigiéndole que hiciera algo

