En lo más profundo de la oscuridad, en los rincones olvidados del tiempo, existe una historia envuelta en misterio y sed de sangre. Un relato que se remonta a siglos atrás, en los oscuros días del emperador Vlad el Empalador, cuyo destino permanecería entrelazado con el surgimiento de una casta de criaturas nocturnas sin igual.
Vlad el Empalador fue conocido por su sed insaciable de venganza y crueldad despiadada. Su infame legado dejó tras de sí un rastro de horror y destrucción, haciendo que su nombre fuese susurrado con temor en los rincones de su Valaquia natal.
Vlad III de Valaquia, conocido como el Empalador fue tanto un príncipe como un líder militar del siglo XV que era tan cruel y sanguinario que tenía aterrados tanto a sus enemigos otomanos (con los que compartía frontera) como a sus propios súbditos.Las crónicas de la época afirman que él era aficionado a la tortura y que solía cenar bebiendo la sangre de sus víctimas o mojando pan en ella. Se calcula que en sus tres períodos de gobierno, de apenas siete años en total, ejecutó a unas 80.000 personas usando en la mayoría de casos la técnica del empalamiento.
Pero la historia de Vlad el Empalador tomó un giro inesperado cuando la oscuridad del virus A descendió sobre la tierra. Un mal que trajo consigo la muerte y la desesperación a gran escala, pero también desató una transformación impensable en los sobrevivientes dividiendo a la humanidad en dos razas o especies. La de los humanos y la de los Changer, estos últimos, seres dorados de fuerza animal, capacidad de transformación e increíbles poderes los que los hizo amos y señores de la tierra sometiendo así a los humanos durante cientos de años.
Pero de eso han pasado siglos, y nuevos gobiernos en todo el mundo están intentando restituir a los humanos lo que les pertenece y sacarlos de ese lugar relegado en el que han quedado...
Aunque en Valaquia las cosas no han cambiado demasiado y el virus transformó a la casta de Vlad en murciélagos que viven
alimentándose de la sangre ahora infectada por el virus A, estas criaturas evolucionaron a lo largo de los siglos. Desarrollaron una sed insaciable por la sangre de cualquier tipo, succionando muchas veces las vidas y condenando a sus víctimas a un destino oscuro y etéreo.
Sin embargo, en medio de esta sed perpetua, una leyenda ha persistido a lo largo de los siglos. Susurros de que un día, un m*****o de la casta de murciélagos chupasangres conocida como Vequel encontrarían a un igual, cuya sangre podría satisfacer su sed para siempre, a ese lazo único entre compañeros se lo llamaría Blood Mate, un compañero de sangre real...
Solo que hasta ahora ningún m*****o de la manada encontró un Blood Mate y todo parece indicar que solo es otra leyenda más del folklore local...al menos, hasta ahora...