Capitulo 1

1025 Words
Había una vez… Es el principio de una historia infantil, también como en las historias de hoy en día donde muestran al protagonista levantándose en una cama con una sábana fabricada en Egipto o habla sobre su punto que cambio su vida. Tienen todo tiene un principio, pero lastimosamente de la misma manera tiene un final, mi historia lo tiene, no sé que género es, pero lo que espero es tener un final feliz. Siempre viví de una manera regular, nunca conocí a mis padres, siempre viví en albergues, a los 14 años ya fumaba, corría en carreras ilegales para generar dinero, lo necesitabas, por meterme en tantos problemas terminé en una casa de albergue. Cuidaban a 3 chicos más, dónde vivíamos no era una casa enorme, pero cuando pensé en salirme con la mía todo eso comenzó a cambiar, al frente de esa casa como en las novelas de romance había una chica de mi edad. No era muy alta, tampoco era las chicas plásticas superdelgada, su cabello castaño claro y ondulado, tenía unos rizos que la caracterizaban, su color de piel era blanco, pero no sé confunda no era un blanco de esas chicas gringas que vemos en la revista, era lo que llamarían un color caracterizado de los latinos. Ella en ese momento era una chica muy tímida, hija única, sus padres la protegían mucho, eran buenas personas, a pesar de no tener mucho dinero tenían mucho amor. Para estar cerca de ella comencé asistir a la escuela, estábamos en cursos distintos, la veía pasar por los pasillos de la escuela sola, con un par de auriculares y sus libros en sus manos, su rostro no demostraban mucha felicidad. No sé en qué momento me había aprendido cada detalle de ella, me sienta como un obsesivo, pero tenía la necesidad de verla. Había días en que no venía a clase, eso me llegó a preocupar, pero no me sentía con el valor de hablarle. Mi mente no dejaba de llegar pensamientos locos, camino por la calle ya se está oscureciendo, me pongo mis audífonos para tratar de no pensar. Sigo mi camino, pero siento como las gotas de agua empieza a caer sobre mí mientras me acerco a la casa, de un momento a otro deje de sentir el agua sobre mí, cuando volteo la veo a ella parada a mi lado con un paraguas que nos cubría un poco, ella se estaba empapando, tan solo me sonrió. —Hola, ¿Qué estás haciendo? —Ayudando a qué no te enfermes. —Pero eres tú quien te vas a enfermar— Me vuelve a sonreír— Cúbrete— Trato de quitarle el paraguas, pero sin decir nada más lo deja caer. —Así ninguno discute —Río y me contagia su risa que no lo evito— Mi nombre es… —Mía entra ya— Su madre grita, mientras se acerca con el paraguas. —Debo irme, nos vemos mañana —Sonríe y corre en dirección a su madre, me agachó y tomo el paraguas que ella había tirado con anterioridad. No entiendo lo que estaba pasando, pero tan solo sé que era el momento ese naciendo de algo, que mis sentimientos comenzaban aflojar, que Mía sería la causante de risa, llanto y sobre todo felicidad de mi vida. El tiempo pasaba y era increíble como persona se metiera en mi vida, se convirtiera en mi mejor amiga en mi primer amor, son momentos que nunca se olvidan. No puedo dejar de pensar en ese encuentro, entro a la casa. —¿Alex?— Pregunta mi tutora legal. —Sí. —¿Vas a comer?— Normalmente los evito, pero está vez simplemente asiento— Bueno, vete a cambiar. Sin decir nada más me voy a la habitación que comparto con el otro chico, tomo algo de ropa para después de meterme a la ducha. No sé cuánto tiempo paso allí, pero me visto, después de comer con todos rápido, me dirijo al cuarto, miro el reloj de mi muñeca, esperando a que se hagan las 12 AM, al llegar la hora, salgo con cuidado de la casa, sin hacer ruido, al cruzar la calle veo una figura de una silueta acercándose, entre más lo hacía, más rápido podía visualizarla. —¿Te escapaste de casa? —Quiero acompañarte. —Mía no deberías. —Quiero conocerte. —No soy bueno para ti —Eso no evita que me cuides. —Mía— Digo retándola. —Alex sé que me cuidas, estás pendiente de mí en la escuela, sé que me ves, también me gustas. Me quedo un rato en shock, hasta que se acerca un poco más y toma mi mano. —Me gustas, pero aún estoy joven para tener a alguien en mi vida, Quiero conocerte hasta que llegue el momento. —¿Estoy soñando? —Muéstrame tu mundo. —Mía no creo que sea correcto. —Quiero conocerte, quiero ser parte de tu vida. —¿Eres terca? —Muy terca. No puedo decir más nada cuando un auto que se observa y se estaciona al frente de nosotros, me acerco a Mía y la coloco detrás de mí. —¿Quién es está linda chica?— Pregunta Ramiro el hombre del auto al bajar. —Olvídate de ella, vamos— Volteo dónde Mía y me acerco para hablarle al oído — Ve a casa— Ella niega riendo y me toma de la mano. —Iré y no habrá nadie que me haga cambiar de opinión. Sonrió tan solo por las ocurrencias de esta chiquilla, sin decirme nada más sube al auto y la sigo, no quiero lastimarla, no quiero que nada malo le pase, creo que en este tiempo no solo me ha gustado todo lo que he visto de ella. Este sentimiento va más allá, me había enamorado de Mía, de una chica tan dulce que con una sonrisa vuelca mi vida. Por ella cambiaré mi vida, hoy es el momento de hacerlo, que ella conozca mi pasado aunque no es mucho tiempo, quiero que también sepa que a partir de hoy mi futuro cambiará por ella.
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