REBELDE

1127 Words
Londres—Inglaterra 16 de febrero de 2020 Lady Caroline Alexandra Catalina Sophia Windsor, Princesa de Kent Piso el acelerador hasta el fondo, me encanta el rugido de mi lamborghini diablo, me encanta la velocidad, y todo lo que implique peligro… Mi comportamiento es inaceptable para la monarquía, pero a mí no me importa, me duele que mi padre no pueda comprenderme, cada día me presionan para que sea un monigote más de la reina, mi tía, simplemente no está en mi naturaleza seguir a nadie… —Mientras más cerca estas de la línea de sucesión es peor, ¡yo soy la sexta después de mi hermano! , te dicen; como vestir, como hablar, como comer, ¡como peinarte!, ¡como sentarte! ¡Que estudiar!…Entre muchas cosas más, ¡ya estoy harta!—Suelto, llena de rabia, ya que mi padre crítica todo lo que digo y lo que hago. —Las reglar se hicieron para romperse. — Me acompaña mi compañero de tragos y bebidas Lord Charles Disky. —Nena eres la mejor. — Me dice bebiendo directo de la botella de champaña Cristal. —La gente si es estúpida queriendo vivir esta vida de nosotros llena de responsabilidades. — Me quejo con rabia, manejando con una mano y tomando directo de la botella de Champaña. Se carcajea— te escucha tu tía, te fusila. — Me dice limpiándose una lágrima que se le escapo de los ojos, al reírse como una hiena. —No soy motivo de burla, son solo una cuerda de hipócritas aparentando lo que no son. — Chillo furiosa, el motivo de mi rabia es que mi padre quiere que me case y ya tiene un candidato su mejor amigo. —Te veré del brazo del conde Belmont muy pronto. —Continua puyando, le encanta sacarme de mis casillas. —Te estoy odiando Charles. — Le digo, al darme cuenta de lo que pretende. — ¿Qué piensas hacer? ¿Y si te casa conmigo?— Pregunta —En ambos caso, con él o contigo son destinos, peores que la muerte. — Le digo burlándome de él, nunca le he permitido avanzar donde él quiere. —Te vas a arrepentir de esas palabras. — Me dice dolido, ya debe estar acostumbrado a mi rechazo. —No es por ti tonto, y solo odio el matrimonio y que me lo impongan aun más, entrar en otro régimen, someterse, simplemente no soy material de esposa. — Revelo — ¿Amante?—Me dice juguetón, —No soy tu juguete Charles, cuando este con un hombre debe moverme el piso y aun no he conocido quien lo haga. — —No te permitirán casarte por debajo de tu clase. — Me dice y ruedo los ojos. —Pues no me caso. — Le digo y aumento la velocidad. — — ¡Estás loca! ¿Quieres que nos matemos?— Grita Charles como una niña poniéndose blanco como un papel y yo comienzo a reírme de él. Voy bajando la velocidad muriéndome de la risa. —Detente un momento. — Apenas me detengo, se baja y comienza a vomitar — ¿Estás bien?— Pregunto sin bajarme del auto, los veo el triple, creo que me pase con la bebida. —Nunca vuelvo a subirme a un auto contigo borracha. — Me grita Charles antes de comenzar a vomitar nuevamente, deben ser las tres de la mañana. —Eso dijiste la última vez, y la anterior. — Grito descarada. —Vete al infierno. — Me grita él. —Allá voy, se llama Kensington. — Respondo, cerrando la puerta del auto para irme a mi casa. —El mundo me da vueltas, me cuesta introducir las llaves del servicio, para entrar todo lo discreta que puedo por el acceso del personal de servicio. —No te muevas. — Susurro a la cerradura sin dar con ella, después de un buen rato intentando meter la llave me rio, nunca había bebido tanto en mi vida, la universidad es lo mejor que me pudo ocurrir así deteste mi carrera, allí también estudia Adele, ella va una año adelantado. Soy por así decirlo la oveja negra de la familia, mi padre, no me lleva a ningún evento donde valla la reina. Intento abrir la puerta por más de quince minutos, hasta que finalmente la puerta cede, entro todo lo discreta que puedo, sosteniéndome de la pared, me tropiezo con algo y parto un jarrón que aparentemente costaba mucho dinero. —Demonios. — Chillo, a esta hora están todos dormidos, así que continuo hasta mi habitación, giro el pomo y entro, no pienso colocarme pijama, estoy muy cansada como para cambiarme, me lanzo a la cama e impacto con un cuerpo. — ¿Qué demonios haces aquí tommy?— Le pregunto a mi hermano Thomas Darío futuro duque de Kent. —Estaba preocupado por ti. — —Fueses enviado un mensaje. — le digo empujándolo, hasta sacarlo de mi cama. —Estaba preocupado por ti. — Me dice él —Me Fueses acompañado. — Le restriego, él hace todo lo que le dicen y como le dice, si le dicen salte pregunta ¿Qué tan alto?, en fin le falta personalidad, pienso pero ese no es mi problema. —Caroline, vives la vida como si no hubiese mañana. — Me regaña —Ese no es tu problema. — Respondo molesta. —Si padre se entera que volviste a salir, se va a enojar. — Dice levantándose del suelo —Mi padre me tiene harta, ¿Cuál es su empeño en casarme?, yo no quiero. —Le digo a mi hermano mayor. —Debes entender que mi padre quiere lo mejor para ti. — Me explica él. — ¡Yo no quiero ser sometida por nadie!— Le grito yo alterada. —Ya tienes veintiún años ¡te vas a quedar solterona!— Me dice el harto de mi actitud. — ¿Piensas desampararme?— Le pregunto con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados. —Jamás lo sabes, pero ¿acaso no piensas tener hijos?— Me pregunta interesado dejando de lado su lectura. — ¿Yo, hijos? Tú me conoces no tengo ese instinto maternal con el que algunas nacen, puedo soportar los tuyos por un rato, cuando los tengas. —Me burlo, mi vida la planifico yo. —El que escupe para arriba ¿Dónde le cae la saliva?— Me pregunta obtuso quiero mandarlo al diablo, pero no puedo al final es mi único apoyo real. — ¿Por qué te cuesta tanto entender? ¡No todas las mujeres somos iguales!— Le comunico, rodando los ojos. —No es a mí, a quien tienes que convencer, padre no quiere que seas una solterona. —Me señala serio.
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