CORTEJO

816 Words
Palacio de Kensington, Londres -Inglaterra. 18 de febrero 2020 Caroline Windsor Son apenas las ocho de la mañana, cuando se anuncia una visita, la mayoría de los nobles duermen a esta hora, pero como el Duque de Kent no es un noble cualquiera, se levantan con el alba y el visitante tampoco es muy “normal”. —Majestad el conde de Sussex solicita una audiencia. — Pronuncia el señor Hollan dejando a Alexander y Damiana con la boca abierta. —No tengo nada que discutir con tu ex novio. — Responde molesto Alexander. — ¿Qué querrá, no hemos hablado en al menos 19 años?—Suelta una muy asombrada Damiana. —Hazlo pasar al salón amarillo. — Ordena Damiana a Hollan el mayordomo. —No quiero hablar con él. — Refunfuña el duque de Kent. —Debes hacerlo, el pasado quedo atrás. — Insta, la duquesa que muere de curiosidad por saber que desea el conde. —No, no quedo atrás ¡él te enseño a besar!— Dice alterado, con algo que paso hace siglos. — ¡Calla, que vergüenza se enteraron hasta en Buckingham!— Expresa molesta la duquesa Damiana, caminando a recibir a la peculiar y totalmente inesperada visita. —Muy buen día majestad. — Hace una reverencia el apuestísimo conde ante Damiana y Alexander. — ¿Qué te trae por aquí Sussex?— Pregunta muy cabreado el duque. —Vengo a pedir permiso para cortejar a su hija Caroline. — Dice fresco el recién llegado. Una sonora carcajada se escucha por todo El Palacio de Kensington, el duque limpia sus lagrimas, — ¡Puede ser tu hija!— Le dice a Windsor. A lo que el conde responde de la forma más descarada— Pero es la tuya. — —Vete a la mierda. — Grita el duque respirando agitado con ganas de golpearlo, pero es detenido rápidamente por su esposa. Caroline windsor Escucho la conversación, estoy estupefacta entro a la habitación con el desparpajo que me caracteriza, para saber con quién habla mi padre, muero de la curiosidad— ¿Qué hace usted aquí?— Pregunto muy molesta al ver a Andrew en el salón —El imbécil ha venido a pedir permiso para cortejarte. — Responde mi padre el Duque, entrecierro los ojos y los engranajes de mi cabeza comienzan a funcionar de forma acelerada, una oportunidad, yo nunca dejo de pasar una oportunidad... —Sabes que no hay dote ¿cierto?— Le pregunto al Conde. —No me interesa el dinero. —Responde sincero. —¡Pero si te importaba cuando me dejaste por medio de una miserable carta!. — Señala mi madre molesta, la situación la rebaso por completo, esta alterada. —Era un chico, ¡la decisión no fue mía! Tú eras incluso mayor que yo. —Se justifica él. — ¿Me estas llamando vieja?— Le grita mi madre, la duquesa me sorprende a ella casi nada la hace perder el control. —Me interesa Caroline. — Confiesa el conde, dejando a todos sorprendidos con la revelación, incluso a mi, ayer después del beso me dijo que le dio asco. —Ella decide su pretendiente ¡no creo te elija a ti!—Suelta mi padre, el duque de Kent en tono de burla. No tiene idea de lo que le espera. —Me interesa. —Respondo dejando a todos estupefactos y al conde sonriendo, menudo imbécil no tiene idea en que se mete. ¡Obvio no quiero al conde, solo lo hago para molestar a mi padre! y esta situación me viene como anillo al dedo y aunque el conde Sussex es guapo es insoportable para mí—Si acepto, el cortejo. — Respondo con una sonrisa fingida. Sé que es una mente de lo más perversa, pero me encantan los desafíos y yo la elegí como madre de mis hijos medita Andrew antes de responder—Sera un honor ser su esposo. — Inclinando la cabeza. — Esta familia que no se esperaba nada de esto. Me tengo que sentar Caroline, nació para sacarme canas verde ¡se parece a su abuela! Piensa el duque de Kent, sabe que esta es una treta de su hija así que responde —Es un honor que usted forme parte de esta familia, le digo de forma hipócrita al ex novio de mi mujer. — si por él fuera no le hubiese hablado nunca en su vida al ex de su esposa. —Es solo un cortejo majestad, aun no hablamos de boda. — Respondo con nervios rápidamente, no pienso casarse, tan fácilmente, maquina en su retorcida cabeza la princesa rebelde. — Abra boda y le haré la mujer más feliz del mundo.— promete él muy mentiroso conde de Sussex, no sé que pretende, pero ahora es mi tabla de salvación, piensa Caroline aprovechando las oportunidades que la vida le da.
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