Tomé su cara entre mis manos para hacer el beso más intenso, el sentir que Mariana me correspondía, solo me dio el impulso necesario para seguir adelante con mis deseos, la lleve hasta el sofá, solo quería sentir su proximidad, que llevara las riendas esta vez, así que me senté y la atraje hacía mi cuerpo, para que se sentara sobre mí, continúe acariciándola y besándola e instintivamente ella reaccionaba moviéndose sobre mi intimidad lo cual me estaba excitando aún más.
—¡Oh! Ian.
—He ansiado tanto este momento, por favor no me rechaces, sé que tú también te sientes igual, no tengas miedo, estoy aquí para ti, necesito sentirte.
—Entonces, a qué esperas, yo también te necesito.
Dicho esto la volví a besar y mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo hasta llegar al borde de su blusa, la
