Cualquiera que me viera entendería que ella no me importa. Al contrario, porque me comienza a importar es que prefiero mantener en secreto lo que ha sucedido hasta ahora entre los dos. No quiero ponerla más en riesgo, no quiero que Aimara asuma lo que no es. Desconozco cuál será mi suerte en esta contienda que decidí afrontar. Tal vez vuelva a la cárcel, tal vez pierda la vida o tal vez termine convirtiéndome en el hombre que siempre he estado destinado a ser. Nada en la vida es por casualidad. Por alguna razón que hasta ahora no termino de entender terminé preso. No creo que sea el hombre noble y bien portado que siempre aparente ser. El odio carcome mis entrañas, la sed de venganza es la que determina mis días. No quería a Aimara ni a mi madre cerca por ese motivo, y mucho menos he

