Pasé todo el día encerrado en mi oficina. Anderson y yo conversamos por espacio de dos horas planificando el primer día de en el que a los chicos les tocaría montar guardia alrededor de la empresa de Enrique. Tuvimos que dotarlos de teléfonos inteligentes, lentes para mirar en la oscuridad, y otros equipos necesarios para que la operación cumpliera con su cometido, que es no solo vigilarlo sino también dejar evidencias de los movimientos que se den en ese espacio.
Inmediatamente finiquité la entrega de los implementos que los chicos necesitaban, decidí llamar a Orlando, mi abogado, él dijo tener algunas pruebas en contra de Enrique, ya es tiempo de que me colaboré en mi plan.
—Buenas tardes Orlando —lo saludo apenas escucho su respiración al otro lado de la línea.
—Buenas tardes Aaron —
