Por alguna razón inexplicable, la melodía de una vieja canción comenzó a resonar en la mente de Allen. El sonido parecía surgir de lo más profundo de su memoria, un eco distante pero claro. Era una melodía única, acompañada por el tintineo de pequeñas campanas de diversas tonalidades que, aunque solo existían en su mente, creaban un sonido nostálgico y vibrante. Sin siquiera darse cuenta, empezó a tararearla. Las notas salían de sus labios de manera instintiva, como si formaran parte de su ser desde siempre. Allen recordó haber escuchado esa canción hacía mucho tiempo. Si su memoria no le fallaba, era una de las melodías que su padre solía cantarle a su madre en aquellos días en los que ella se sentía abatida. Ese gesto sencillo pero lleno de ternura siempre lograba devolverle la sonrisa.

