El sonido de la ventana abriéndose rompió el silencio de la noche, haciendo que Corito detuviera su frenética búsqueda. Su atención se dirigió de inmediato hacia el origen del ruido, y allí, en el marco de la ventana, apareció la figura de Allen, el vampiro de cabellera rubia. Su sonrisa, ligeramente respingada, parecía un saludo casual, pero había algo en su expresión que denotaba una mezcla de curiosidad y diversión. Corito, intrigada, se tomó un momento para observarlo con detenimiento. Su apariencia había cambiado, adoptando nuevamente la forma de un humano joven, de unos veintitantos años, quizás veintiséis como máximo. Sin embargo, ella sabía que esa imagen era solo una ilusión, una fachada cuidadosamente construida para ocultar la verdadera naturaleza de su existencia. Allen, con to

