CAP. 43 – LA NOTICIA DE TONO Ágata cerró los ojos por un segundo, acusando cada palabra. Luego, abrió la boca, con un tono más hosco del que hubiera querido usar: —No me confieses más cosas como esas. Es un cuento que le resulta demasiado conocido. No quiere escuchar porque reconoce el sufrimiento detrás de esas frases, porque sabe que, si la monja sigue dialogando, va a verse reflejada en ella. El silencio que sigue después, carga el aire, cómo la monja no argumenta, no la trata de persuadir, simplemente acepta la respuesta, pero sin apartarse. Quizás Ágata espera que la monja insista, que trate de explicarse, que se justifique, pero no lo hace. Solo se queda allí, porque sabe que las lesiones no necesitan más palabras para ser entendidas. Desvía la mirada rápidamente después de pr

