CAP. 13 - MONASTERIO DE SAN SILVESTRE
Si pertenecer la llenaba de orgullo, escapar con Alfonso hacía estremecer su corazón. Estaba a cargo. Había firmado el alta voluntaria haciéndose responsable de un hombre muy fuerte pero con un delicado estado de salud. Y ahora debía encontrar el mejor sitio para esconderse y lograr la recuperación de su amante. Un lugar donde no la pudieran encontrar, donde ni siquiera pensaran en buscarla. Recordó una estampita de San Silvestre, cuya oración su papá le enseñó de pequeña, -Por prosperidad y protección-, le había dicho.
En un esfuerzo de memoria, la recordó:
"Oh glorioso San Silvestre del Monte Mayor, protector de los fieles y defensor de los necesitados, te imploro humildemente que intercedas por mí ante el Altísimo. Concede tu bendición y protección en todos los aspectos de mi vida, especialmente en los momentos de dificultad y desesperanza.
San Silvestre, tú que has sido testigo de innumerables milagros y has obrado maravillas en nombre de la fe, te pido que me concedas la fortaleza para enfrentar los desafíos que se presenten en mi camino.
Te ruego, oh bondadoso Santo, que escuches mis plegarias y me ayudes a encontrar la paz, la salud y la prosperidad que tanto anhelo. Confío en tu poderosa intercesión y en tu amor incondicional.
San Silvestre del Monte Mayor, te suplico que me guíes por el sendero de la virtud y me ayudes a vivir una vida plena y llena de fe. Amén”
Sabía que desde Atenas podía tomar un vuelo directo desde el Aeropuerto Internacional de Atenas hasta el Aeropuerto Internacional de Pisa. Hay varias aerolíneas que ofrecen vuelos directos entre estas dos ciudades. Y luego la opción del tren
Pisa está bien conectada por tren con otras ciudades italianas. Tomarían un tren hasta la estación de Pisa Centrale y luego caminar o tomar un autobús hasta el monasterio.
Temía por la resistencia de su amor, pero, tenía que probar. Estaba segura volverían a intentar terminar con su vida y a ella, la estarían buscando por todas partes.
El entorno geográfico del Monasterio de San Silvestro in Montefano era realmente portentoso. Se encuentra en la región de Las Marcas. Ubicado en las colinas de Apennino, rodeado de bosques era el escondite ideal. Ofrece no solo paz espiritual, sino que ella sabe que ha sido un refugio perfecto para los monjes y visitantes a lo largo de los siglos.
Cuando pequeña en aquella vorágine de aprendizajes en que la sometió el Don, aprendió que
San Silvestre, el santo que da nombre al monasterio, fue un papa que gobernó la Iglesia Católica. Su pontificado coincidió con el reinado del emperador Constantino, una época crucial para la Iglesia, ya que fue cuando se formó una organización eclesiástica que duraría varios siglos, y que dentro de los milagros que se le adjudican, recuerda: que San Silvestre tenía el don de sanar a los enfermos. Muchas personas acudían a él en busca de curación y experimentaban mejoras en su salud después de recibir su bendición.
Según la tradición, San Silvestre fue capaz de multiplicar los alimentos para alimentar a los necesitados. Milagro similar al de la multiplicación de los panes y los peces en la Biblia.
Se cuenta que San Silvestre protegió a los habitantes de la región de Monte Mayor de desastres naturales, como tormentas y terremotos. Su intercesión fue vista como una fuente de protección divina. Él los ayudaría, la conocía de pequeña, nunca lo había molestado y ahora no la podía abandonar.
Ya habían llegado a Pisa, Alfonso durmió todo el vuelo y nunca dejó de apretar su mano, entre sueños la había llamado, ¡Ágata, mi amor! Pero solo ella podía entender o eso deseaba. No podían correr el riesgo de que los reconocieran. Ambos con sombreros y gafas de sol, parecían una pareja de visitantes. Tomaron el tren casi como sincronizados en el tiempo y al fin llegaron a Pisa Centrale cuando un comedido habitante del monasterio, se ofreció a llevarlos. Hasta el momento todo salía a pedir de boca.
El mismo monje que los escoltó resultó ser quién hacía las admisiones y como es de suponer, la empatía y una generosa cantidad de dinero, hicieron maravillas para lograr hospedaje.
No pidieron más que nombres y apellidos y creyeron a pie juntillas la historia del matrimonio que necesitaba paz y sosiego pues habían perdido a un familiar muy preciado. La moneda obra milagros, también.
Alojarse fue sencillo. Los cuartos eran cómodos, pensados como para familias, pero carente de adornos. Sin ostentaciones ni lujos, lo necesario para complacer lo que dijeron buscar. Paz
Esa noche, luego de una frugal comida que llevaron a la habitación, por fin cayeron uno en brazos del otro. Sin testigos, se prodigaron mimos, caricias, y promesas varias, hasta quedar dormidos. Al día siguiente una campana de lo más ruidosa los sobresaltó. Era la hora de la oración y el desayuno, en ese orden. Riendo, más tranquilos ahora, hicieron el amor, suavecito, entre risas traviesas, respetando el tiempo de recuperación.
Luego del desayuno, manteca casera, dulces ídem y pan, decidieron conocer los alrededores. La vista era magnífica. Se les acopló el monje que supo recibirlos, el que no ´paraba de charlar
-La región de Las Marcas, alberga una rica biodiversidad gracias a su variedad de paisajes, que incluyen montañas, colinas, bosques y costas. En cuanto a la flora, es común encontrar bosques de robles, hayas y pinos negros, especialmente en las áreas montañosas como los Apeninos. También hay extensos olivares y viñedos en las colinas, junto con una gran variedad de plantas mediterráneas como el tomillo y el romero-
-En cuanto a la fauna-siguió diciendo, la región es hogar de especies como ciervos, jabalíes, zorros y tejones en las zonas boscosas. También se pueden avistar aves rapaces como halcones y búhos, además de una diversidad de aves migratorias en las áreas costeras. Los ríos y lagos de la región albergan peces como la trucha y anfibios como las salamandras- todo aprendido de memoria, tantas veces debe haberlo repetido… Lo cierto es que este simpático monje se llamaba Robertino y además de la admisión hacía las veces de guía del lugar, aunque confesó que también era encargado de las tostadas del desayuno- y se rio estentóreamente