—Elegí este sitio porque este jardín le pertenecía a mi madre, nunca se marchitó como tu amor por mí. Estarás donde yo esté, te lo garantizo. Sé que hay fuerzas superiores que rigen lo que entiendo y lo que no. Deseo Alysa, que te despojes de todo lo que aquí está, eres libre y tienes derecho de descansar en completa paz. Irte, ver por ti misma cualquier bienaventuranza, darte el permiso de ir al infinito sin más culpas ni remordimientos… Ella sonrió dulcemente entre lágrimas, refugiándose entre sus brazos. Adrik la sostuvo respirando hondo. —Nunca olvides que fui feliz estando en tus brazos y cuando pienses en mí recuérdame así. Si necesitas verme sabrás que siempre estuve ansiosa por darte amor. ¿De acuerdo? Él asintió, pero mirándola entristecido. —De acuerdo. Adrik la tomó de l

