Magno ya había presenciado interrogatorios, castigos y terribles torturas fuera de la formación, o por riesgo, pero nada se comparaba cuando aquello involucraba a los enemigos de Spanos, o bien a quienes Eros elegía. Sin embargo, presenciar un arreglo de justicia en alguien como Adrik, o antes a Eros, era algo demasiado impresionante, que terminaba irremediablemente con náuseas y sin ganas de comer carne por varios días. Si bien Adrik era algo sádico, había cierta justificación en sus retorcidos arreglos de cuentas; no era tan demente ni enfermo como Eros. La escena ante él era digna de mortificación e incomodidad, no solo para Magno, sino para cualquiera que observase. Ilán quedó desnudo, mientras las manos del cadáver medio jugueteaban con su cuerpo, tocándolo y pellizcándolo a veces. A

