Capítulo 2

2336 Words
París, el centro esta abarrotado de trasunte que van de un lugar a otro. Hace calor y el sol aun brilla en el cielo a pesar de que son pasadas la tres de la tarde. Hay dos hombres agazapados detrás de un vehículo, mientras observan el edificio que esta siendo rodeado por un centenar de policías. — ¿Viste las noticias? —pregunta uno de los hombres que está vestido con traje y corbata—al parecer el hombre que está allá adentro es un chivo expiatorio del millonario. Bastián miraba fijamente la puerta de aquel edificio, donde se encontraba un hotel cinco estrellas y que sólo recibía huéspedes que tuvieran una solvencia muy amplia. —Al parecer el hombre tiene las manos metidas hasta el fondo de los asuntos—Bastián miraba fijamente hacia la puerta. Una mujer de cabellos castaños tan parecidos al color chocolate salió del edificio. Era robusta y tenía sus mejillas sonrojadas. Esta imagen le trajo recuerdos de una mujer que no ha podido olvidar desde la última vez que la vio.   Flashback. Esa tarde él camina hacia el lugar donde se efectuaba la celebración del bautizo del sobrino de Sebastián Cárdenas su mejor amigo. El hijo de su hermano que había fallecido bajo de las manos de una cruel y despiadada mujer. Ahora, él y su esposa eran los padrinos de aquella criatura y él había sido invitado. Camina muy feliz porque sabe que ahí va a encontrar a una mujer que le interesa desde hace unos días atrás. Ella con su gentileza e inocencia le ayudó a salir de un mal paso con su exnovia y madre de su hijo que lo acusaba sin cesar. Ella misma le dijo que era su prometida y él lo aceptó. Eso hizo que la mujer se frenara de tanto acoso. Sonrío de sólo imaginar que la vería pues ella no sabía que él se presentaría ese día en ese lugar. Pero las cartas del destino ya estaban jugadas y a él le tocaría jugar una partida en la que pronto perdería. — ¡Bastián! — escuchó la voz femenina que lo llamó desde la distancia—Bastián Dubois. Él se detuvo y buscó la voz que lo llamaba y fue ahí cuando vio a Karina que venía corriendo hacia él. —Bastián Dubois, ¿Qué bueno volver a verte? — dijo la joven rubia y esbelta de ojos azules —no sabía que estabas en Australia. Él la miró y sonrió. —Karina, tenía mucho tiempo sin verte — le dijo el de manera educada. Ella en el pasado estuvo muy interesada en él, pero en ese tiempo él tenía un romance con Franchesca, la que es la madre de su hijo. —Sí, vine a pasar unos días en Australia y luego me regreso a Norteamérica —dijo la mujer con frescura y gracia — ¿Será qué podremos hablar? Él suspiro profundo y pensó qué tal vez en la fiesta podrían hablar. —Voy a ir un momento a una fiesta de bautizo y saludar a unos amigos— le dijo —si tú quieres me acompañas un momento y luego podemos charlar de lo que tú quieres. Ella sonrió alegre. —Gracias, amigo, lo que pasa es que me case con un multimillonario y a él lo están extorsionando—comenzó la joven a comentarle mientras que llegaban a la fiesta. Al momento de ingresar Bastián sintió que un par de ojos avellana lo taladrado con dureza. Él se sintió molesto porque ella no espero que él le diera una explicación, sino que enseguida sacó su propia conclusión. La dueña de aquella fría mirada, pero hermosa se acercó a ellos. Ella llevaba un vestido ajustado que dejaba ver sus curvas proporcionadas, pero cada una en su lugar. Ella llevaba un vaso de vino en la mano y miró con ojos críticos a la hermosa Karina que se mantenía sujeta a su brazo. —Buenas tardes—dijo Delia al acercarse a la pareja recién llegada — al parecer ya tienes a la chica perfecta. Bastián apretó  los labios porque le molestaba que ella no tomará conciencia de sí misma y de lo hermosa que es. —Te presento a Karina —le dijo Bastián a Delia, sin dejar de mirarla a los ojos. Karina extendió la mano y saludó a la joven. — ¡Mucho gusto! Soy Karina— le dijo con una flamante sonrisa en el rostro. Delia educadamente la saludo, pero sus ojos fulminaban al alto francés. —Me alegro mucho de que hayas podido solucionar tu problema— le dijo la joven llena de amargura—ahora con tu novia ya no necesitarás más de una falsa prometida. El francés mira partir a la joven y trago con disgusto. — ¿Bastián? — llamó Karina al hombre —lamento mucho que tu prometida haya malinterpretado mi presencia en la fiesta— le dijo un poco avergonzada. Bastián simplemente la miró y sonrió para disimular la furia que tenía. De ahí en adelante todo se entorpeció cada vez más.  La aparición de un hombre atlético y bien presentado que se reunió con ellas; Dalia reía complacida de las palabras que éste le decía al oído. Malhumorado toma la chica y los dos se fueron de la fiesta para ir a la oficina y comenzar a trabajar en el caso del esposo ella. Fin flashback — ¡Bastián! — grita el hombre para llamar la atención de abogado que está a su lado— ¿Qué te pasa?, hombre. —Lo siento— dice malhumorado por aquel recuerdo— ¡Ese es el cretino! La policía rodeo el lugar y comenzó a allanar. Los abogados e investigadores salieron de sus lugares de resguardo y sin que ellos preverían comenzó un tiroteo. — ¡Cúbrase! — grito un policía— están en aquel edificio. —Es una trampa— grito otro. Varios agentes cayeron. Marcial y Bastián corrían a resguardarse, pero una bala impacto en la pierna de uno de ellos. — ¡Bastián! — grito Marcial al verlo caer— ¡Hombre caído! — ¡Esto es una mierda! — grito Bastián. El lugar se llenó de más policías y sin perder tiempo dieron con el tirador. —Estas sangrando mucho— dijo Marcial que trataba de contener el flujo de la sangre— ¿Dónde está la ambulancia? Los gritos de las personas  y del sonido de la ambulancia, se fue mezclando hasta solo ser un solo rumor. —Tranquilo amigo— dijo Bastián a su amigo — solo es la pierna. —No, parece sangre arterial— le dijo él angustiado— puedes morir desangrado. Los paramédicos tomaron el control y evitaron la hemorragia en el hombre. Sin pérdida de tiempo lo llevaron a la clínica, en donde ya se encontraba Sara esperando. Ella está muy nerviosa. — ¡Hijo! — exclamo al ver al hombre lleno de sangre— Dios mío ¿Qué le pasa a mi hijo? —Tranquila señora— dijo uno de las paramédicos— él va a estar bien. Los camilleros llevaban a los heridos a la sala de emergencia sin perder tiempo. Sara respigo de miedo. —Dios mío, no me lo quites— dijo muy angustiada. Los ojos de Sara se sorprendieron al ver llegar a Franchesca. Esto la enervó. — ¿Qué le paso a Bastián? — dijo la mujer mostrándose angustiada. Llego vestida con un pantalón clásico rojo y una blusa blanca. Zapatilla. Al parecer la mujer estaba en una reunión muy importante. Sara la miro con rencor. Ella era una persona asfixiante. — ¿Cómo supiste que él estaba aquí? —le pregunto Sara, sospechando de ella. Ella se limpió una lágrima. — ¿Acaso eso importa? — le pregunto molesta— ¡Aquí lo importante es que él este bien! Sara la miro y apretó los labios. —Él va a estar bien— dijo Sara cortante – tú no tienes nada que hacer aquí— dijo con cierta brusquedad. Franchesca la miro son soberbia. —Sé que tú no gusta de mí, pero yo soy la madre de su hijo, y además lo amo. Y si él me lo permite lo cuidaré en este percance. Sara sintió que la mujer estaba buscando algo.  La mujer se quería meter en la mansión y debía buscar la forma de sacarla como fuera posible de la vida de su adorado hijo. — ¿Como supiste que él estaba aquí? — insistió la mujer. Había algo que a ella no le gustaba. Franchesca resopló. —Estaba en una reunión de trabajo— suspiro— y me llamo su amigo Marcial. Sara no le convenció esa respuesta. ¿Cómo supo ella de que Bastián hacia sufrido ese atentado? —Él tiene una prometida— le dijo Sara molesta con Franchesca— así que, si alguien lo tiene que cuidar, eso lo debe hacer es ella. Franchesca frunció el ceño. — ¡Ellos no son nada! — exclamó la mujer molesta por esas palabras. —Bien que lo sabes— dijo Sara – hasta fuiste al apartamento de ella en Melbourne solo para decirle que fueran amigas. Sara sonrió al ver la expresión de Franchesca. Pensó que no lo sabía, pero la misma Andrea le conto en esa ocasión. —Yo…yo traté de ser su amiga, pero ella y su amiga embarazada no me dieron la oportunidad— dijo nerviosa— ellas me corrieron de ese lugar, así que no insistí más. Yo he tratado de ser una buena persona con ella. Sara la fulminó con la mirada. —Y sigue así— dijo la madre del joven hospitalizado— ellos pronto se casarán y tu solo serás la madre de su hijo. Sara se alejó de ella para buscar información, y además porque no soportaba su presencia. El médico le dijo que su hijo debía ser intervenido porque la bala se había alojado en la pierna y que debían extraerla. Sara camino por el pasillo que se encontraba vacíos. Suspiro profundo. Franchesca desde que llego a la vida de Bastián solo le había traído problemas y angustias. Se embarazo a propósito creyendo que así podría irse a vivir a la mansión Berruezo, es lo único que a esa mujer le ha importado. El dinero que hay detrás de su hijo. Miro por una ventanilla. Bastián y Delia le habían dicho a Franchesca que estaban comprometido, pero solo era para quitarla del camino y funciono por un corto tiempo. Los ojos de la mujer brillaron. ¿Y si el compromiso seguía? ¿Era esa la forma más práctica de sacar a esa mujer de la vida de su hijo? Sin pensar mucho subió en el primer avión y fue a buscar a la mujer que la ayudaría a derrotar a Franchesca. Horas más tardes, dos mujeres caminan por el pasillo. Una angustiada y muerta de nervios de su encuentro con el hombre que le pone la carne de gallina y la otra con un pensamiento de triunfo, por haber logrado traer a Delia a Paris. — ¿Cómo sigue? — le pregunta a uno de los guardias que ella misma dejo custodiando. —Ya está en la habitación, pero aún no ha despertado de la anestesia. Ella solo suspiro. —Menos mal— dijo con una sonrisa a Delia— así cuando despierte nos podrá ver. Delia la miro con angustia. En esos momentos se acercó Franchesca con un vaso de café en su manos. —Buenas noches— dijo Franchesca que miro con ojos críticos a la mujer que tenía al frente y que odiaba. —Buenas noches— respondieron las dos mujeres al mismo tiempo. El ambiente en la pequeña sala de espera era tenso. Sara y Delia se sentaron en un lugar algo apartado de Franchesca que no le importa el desplante de Sara. Su meta era conquistar a nuevamente a Bastián y así vivir con él y su hijo. Tener una familia amorosa, una que ella nunca tuvo. Una enfermera entro al lugar y vio a la madre del paciente recargada en el hombro de la otra mujer y con suavidad le toco el hombro. —Ya despertó – dijo una enfermeras. Había pasado varias horas — él la está llamando. —Gracias— dijo Sara. —Solo puede entrar una a la vez— comento la enfermera y además solo una podrá quedarse con él. Delia miro a Sara y le sonrió. —Vaya y mire a su hijo, que yo me quedo con él— le dijo con dulzura, aunque ella sentía que su corazón se iba a salir de su pecho. Franchesca la miro con furia. —Yo también quiero verlo— dijo la mujer. La enfermera vio que algo estaba pasando y carraspeó la garganta. —No es hora de visita— dijo la uniformada de blanco— solo la familia lo puede ver. Ella porque es la madre— señalo a Sara – y ella es la… La mujer de blanco miro a Sara. —Ella es su prometida, y muy pronto se casarán— dijo Sara muy orgullosa. —Ella es la mujer del paciente, además él la va a necesitar de ella— le dijo— ahora no lo hagan hablar mucho. Él está cansado, perdió mucha sangre. Sara ingreso en la habitación y Delia solo espera con paciencia. — ¿Te vas a quedar? — dijo la mujer. Delia la miro fijamente. —Yo sé que lo oíste muy bien— dijo Delia – así que no preguntes lo que ya sabes. Francesa la miro con odio. —Esto no se va a quedar así— y se giró sobre sus talones y se marchó furiosa. Delia la miro y no entendía como una mujer tan bella y joven mendigaba amor a un hombre que le había dicho cantidades de veces que no quería nada con ella. —Le hace falta amor propio— dijo en voz baja.
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